16. Teo. Trinidad. Teología trinitaria en el contexto ecuménico: diálogo con los ortodoxos.
16. Teología de la Trinidad  

TEOLOGÍA TRINITARIA EN EL CONTEXTO ECUMÉNICO: DIÁLOGO CON LOS ORTODOXOS.

El problema principal de la separación dogmática entre Ortodoxos y Católicos estriba en la comprensión de la procedencia del Espíritu Santo. Detrás de todo esto hay otra cuestión, la cultural, que sigue siendo decisiva, al menos de momento. Las Iglesias Ortodoxas subrayan preferentemente las Personas de la Trinidad, en un equilibrio entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, dejando más al margen la esencia divina de las tres. Su teología es más pneumatica; es decir, en la práctica, el papel del Espíritu Santo es más determinante, y está presente en la vida ordinaria de los creyentes. Quizás por eso su estructura eclesial está más basada en esa pluralidad, antes que en la unidad. Por el contrario, la Iglesia Católica ha reafirmado más la unidad trinitaria y eclesial, es posible que en detrimento de las personas. Los carismas quedan así sometido más fuertemente a la unidad, hay un considerable olvido de lo pneumatológico. La estructura eclesial responde más a la unidad, reflejada en la juridicidad mayor de la iglesia.

El tema del "filioque" es decisivo, no tanto para los Occidentales, pero sí para los Ortodoxos. En los Concilios Ecuménicos se afirmaba que "el Espíritu Santo procede del Padre", los Católicos añadieron "y del Hijo", es decir, "filioque". El añadido "y del Hijo", no ha sido recogido en ningún momento por la Iglesia universal, fueron obra, entre otros, del Concilio III de Toledo en España, que en el 589 aparecía añadida la fórmula del "filioque". Pasó posteriormente a las Iglesias francesas y alemanas, dada la influencia de San Isidoro. En el siglo VIII en Aquisgrán era aceptado, y Carlomagno lo utilizó y forzó a que se usara así. Los peregrinos de Occidente que iban a Jerusalén cantaban el Credo con éste añadido, para sorpresa de los ortodoxos, que protestaron, siendo una causa más de problemas y enfrentamientos entre cristianos. Los griegos afirman del Espíritu Santo que procede del Padre, por el Hijo, no "y del Hijo". En el Concilio de Florencia, que ya hemos comentado, no se logró superar la distancia.

Para Occidente la explicación dada por San Agustín sigue siendo válida, el Espíritu procede principalmente del Padre, como principio, el que sea del Hijo lo recibe también como del Padre, de ahí el doble origen. El Espíritu no es un segundo Hijo, la analogía es desde la imagen y la palabra, no sólo desde la palabra. Del amor entre el Padre y el Hijo procede el Espíritu. En el mundo griego la Palabra es la que produce, no es antes del hálito, por eso el Espíritu no puede proceder del Hijo, sino sólo del Padre, con dos procedencias, una engendrada, el Hijo, y la otra la del Espíritu Santo, procedente sin más. En lo latino la analogía es el amor, la tendencia entre el origen, la mente y la imagen, procedente el amor entre el Padre y el Hijo, y eterno, como Dios es eterno.

No obstante estas diferencias, es importante señalar los gestos ecuménicos hechos en este sentido de limar las diferencias. El Papa Juan Pablo II ha recitado el Credo en la forma griega original, ignorando el "filioque" y buscando abrir cauces de unidad. Las teologías discrepantes están ahí, las culturas distintas también, pero los avances son significativos. Es más lo que nos une que lo que nos separa. En la fe trinitaria es un matiz superable.

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