17. Cristología. La cristología de San Pablo
17. Cristología  

LA CRISTOLOGÍA DE SAN PABLO

El apóstol San Pablo interpreta la figura de Jesús desde la categoría semita, usando unos códigos semióticos cercanos al AT y al Derecho Romano. Es un Judío legalista, rígido, que se convierte a Jesucristo, y que en ese encuentro aporta toda su comprensión del AT con la iluminación de la profunda novedad que supone Jesús. En San Pablo la ruptura de plenitud de Jesús con el judaísmo está consumada en la práctica real y en su cotidiana acción misionera.

Esa dialéctica novedosa implica un nuevo éxodo, la salida y la nueva liberación, el itinerario lo es ahora de la Ley hacia la fe. La libertad de la fe es profunda, y nos libra de la esclavitud de la legislación Mosaica. Esto está presente en las cartas de los Romanos y Gálatas, y recorre todo su pensamiento. Cristo nos ha liberado de la carga de la Ley. Su exigencia es mayor, es total y radical, propia de adultos. La Ley de Moisés era aplicable cuando éramos niños para la fe, Cristo nos ha hecho adultos.

Pablo incorpora el Derecho Romano, la cuestión familiar y la organización del "paterfamilias", a su elaboración teológica. En el derecho familiar romano, el padre de familia tenía potestad sobre los esclavos, el dominio frente a los siervos. Si lo trasladamos a Dios Padre, los Hijos de adopción lo son ahora gracias al Hijo Unigénito que es Jesús. Éste era el único heredero de todo, pero por la gracia y el amor nos ha regalado y nos hace coherederos. En esta imagen basa su espiritualidad de entrega total a Dios. Somos esclavos y siervos del Señor, no nos poseemos, sino que Dios nos ha comprado por su sangre. Somos propiedad exclusiva de Dios, nuestro dueño absoluto. San Pablo lo vive coherentemente desde una no planificación, un abandono en el Señor al que pertenece, una esclavitud en Dios que le hace absolutamente libre para lo demás.

Explica la redención en la categoría del Derecho Romano, que indicaba en la justicia distributiva, "dar a cada uno lo suyo", el pago de las deudas. Los hombres tenían que devolver a Dios, por sus pecados, una deuda impagable, que convertida en condena, sólo era posible librar por la sangre de Jesús. El Señor paga así el precio de nuestra redención, es un rescate logrado desde el amor, y pagado con sangre.

Utiliza mucho San Pablo la dialéctica de opuestos para expresarse. Esta dialéctica es usada en términos como: muerte y resurrección. También encontramos una dialéctica en la filiación: hijo propio o hijo por adopción, o en la "kenosis" de la carta a los Filipenses la afirmación de que Jesús siendo rico se hizo pobre por nosotros, para que nos pudiéramos enriquecer de El, por eso es exaltado. Emplea también la dialéctica del hombre viejo y nuevo, y usa las figuras del Adán terreno y el Adán celestial. Son los dos modelos de humanidad, la primera pecadora y carnal, la segunda redentora y vivificadora por la liberación del pecado y de la Ley. San Pablo emplea un lenguaje escatológico, y finalista, para hablar de Jesús, están esperando su venida inminente.

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