17. Cristología |
LA
CRISTOLOGÍA DE LA CARTA A LOS HEBREOS Ese sacerdocio de Cristo es nuevo, no está constituido como el antiguo sacerdocio Judío, sino que es eterno, es para siempre. Ya no serán necesarios más sacrificios para redimir los pecados, Cristo nos ha liberado de ellos para siempre. Su sacrificio es único y eterno. Por eso recibe el título de Sumo y eterno sacerdote. Decimos que Jesús es sacerdote, porque es mediador; pero también es víctima y altar. Víctima porque es el sacrificio que necesitaban los hombres para reconciliarse con Dios, Jesús es el hombre mediador, es el "cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Cristo es el nuevo cordero sacrificado, el que derrama su sangre por amor de manera definitiva. Es además altar, es decir, soporte en el que comemos el pan y el vino, es la entrega permanente. No es preciso más sacrificios, es la mesa nueva y fraternal de una redención convocada para todos los hombres. La teología de hebreos antepone la vida antes y después de Cristo. El Templo ya destruido no tiene significado ninguno para los cristianos, ahora el nuevo templo al que hay que adorar es Cristo. El Judaísmo es superado ante la luz que desprende el nuevo Sumo y Eterno Sacerdote Jesucristo. De nuevo la ruptura, en este caso motivada por el sacrificio y la sangre de Cristo. |
<< | >> |