17. Cristología. La cristología de la Reforma y la Contrarreforma.
17. Cristología  

LA CRISTOLOGÍA DE LA REFORMA Y LA CONTRARREFORMA.

La reforma luterana no cambió sustancialmente la Cristología de la Iglesia Católica. Si hubo ataques a sus desarrollos en la Mariología, la Antropología o el mismo significado de la salvación, pero a nivel dogmático, el credo no fue tocado ni alterado, por lo que sigue siendo expresión de la comunión. El luteranismo reinterpreta, buscando la fidelidad en la Palabra, el misterio de Cristo, pero desde lo soteriológico, no desde lo estático del dogma de Cristo. Por eso la teología que elaboran fácilmente ha encontrado una vía de diálogo con la cristología Católica u Ortodoxa en siglos posteriores.

La teología luterana se opuso a la elevación metafísica escolástica, querían buscar la respuesta para la vida concreta, llena de dolor y sufrimiento para los hombres. Para la reforma era importante la experiencia antes que la especulación. Por eso la teología luterana trata de recuperar a Cristo para la vida cotidiana de los hombres. El único lugar posible de salvación para el hombre, corrompido indefectiblemente es la cruz. El centro de la cristología es la cruz, que es la cumbre de la redención de los hombres. La encarnación pierde significado, la "teología de la gloria" se opondrá a la "teología de la cruz", quedando la primera más defendida por Católicos y Ortodoxos, lo propio del reformado será la teología de la cruz. Esta teología sabe que Dios sólo se nos hace accesible, porque siendo pecadores quiso salvarnos. La "teología de la gloria" es una pretensión de los hombres, indica Lutero, lo que nos redime es el intercambio de la cruz, la mejor expresión del perdón de los pecados. Por eso descubrir la cruz es descubrir el propio pecado y la justificación amorosa y gratuita de Cristo: "A Dios sólo se le encuentra en su acción por mi" dice Lutero, el mejor lugar, incluso el único teológico para la redención es la cruz.

La contrarreforma Católica señalará la importancia de ambas, "theologia crucis" y "theologia gloriae", restableciendo una antropología no tan negativa, y equilibrando el significado no tan subjetivo de la redención. No sólo cabe el para mi, sino el nosotros comunitario. No obstante, hay un antes y un después en la lectura cristológica de las teologías, que aun hoy se utiliza. Se distancia y se diferencia entre una cristología descendente, la de la encarnación, el Hijo unigénito que estaba a la derecha del Padre se encarna por nosotros. Y la cristología ascendente, la de la cruz y resurrección, Jesús muere en la cruz por los hombres y el Padre lo resucita. Las dos perspectivas sesgadas pueden dar lugar a errores. Una cristología descendente puede olvidar el significado de la encarnación, Jesús no muere en la cama, sino enfrentado a los poderes político-económicos y religiosos de su tiempo, no es un extraterrestre disfrazado de humanidad. La teología ascendente puede hacernos olvidar que el que muere en la cruz no es un hombre cualquiera, sino que es "ecce homo", el hombre Dios, el Mesías enviado por el Padre, el Hijo Unigénito de Dios, no es un hombre divinizado, sino Dios mismo. Esta dialéctica la resolvemos con un equilibrio entre ambas perspectivas, no es comprensible la vida de Cristo quitando aspectos de la misma, leyéndola parcialmente, su vida muerte y resurrección, desde la eternidad, es un todo para con nosotros.

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