19. Escatología. La Escatología de los Santos Padres. La Parusía.
19. Escatología  

LA ESCATOLOGÍA DE LOS SANTOS PADRES. LA PARUSÍA.

Los Padres de la Iglesia apostólica, coetáneos de los discípulos y seguidores directos de Jesucristo, coinciden en su escatología con algunos escritos del NT. Formaban parte de la misma comunidad, y sus teologías, si bien estaban más evolucionadas, eran muy próximas a los escritos del NT.

Parusía viene del verbo griego "pareimi", y significa llegar, estar presente, asistir o socorrer. La Iglesia primitiva tenía la idea de que con la venida gloriosa de Jesús, al final de los tiempos, se iniciaba algo nuevo, llegaba algo diferente. Esa parusía implicaba el fin del mundo, la nueva creación, la resurrección y el juicio. El término que emplea la comunidad cristiana apostólica era el "marana tha", traducido: "ven, Señor", en el final del Apocalipsis aparece esta fórmula: "¡Ven, Señor Jesús!". De alguna forma, era el deseo de la comunidad cristiana primera, que viniera el Reino lo antes posible, incluso esa llegada debía ser inmediata. En la Iglesia de los apóstoles incluso se pensaba que algunos no morirían antes de ver llegar al Señor de gloria y majestad, sólo con el tiempo, ante la muerte de los primeros cristianos, se comprobó que la parusía se iba retrasando, que no se conocía realmente el día ni la hora, y que no les correspondía saberlo.

En este cambio hay que hacer notar que la parusía era toda una experiencia de vida. El buen cristiano de esta comunidad vivía atento y vigilante ante el final. San Pablo alerta sobre el riesgo de que esa vigilancia se convierta en desidia, tal y como menciona en las cartas a los Tesalonicenses. La vivencia y la espera de la parusía se configuraba como una espiritualidad propia, un modo de vivir la fe y la comunidad, arriesgando más y atándose menos a los bienes de este mundo.

En el NT siempre la palabra "parousía" se puede traducir por venida, o advenimiento, referido al Señor. En los Padres apostólicos encontramos que, aunque el concepto "parousía" está presente, el término y su utilización son algo más imprecisos. En la Didaché, o Doctrina de los Apóstoles, encontramos una amplia referencia a la escatología y al día final. Aparece el llamado maranathá cúltico, (X,6): "Venga la gracia y pase este mundo. Hosanna al hijo de David. El que sea santo, que se acerque. El que no lo sea, que haga penitencia. Maranathá, Amén". El último capítulo del libro (XVI) de la Didaché está dedicado a la parusía del Señor y a los deberes de los cristianos a partir de la misma, con un fuerte sabor Bíblico. En otros textos como el Discurso de Diogneto y en el Pastor de Hermas se emplea la palabra "parusía" con un sentido más técnico y completo, "es el tiempo que falta para su venida". Se emplea como sinónimo de venida de Cristo.

En San Ignacio de Antioquía se afirma la parusía con el mismo significado que en el NT, pero utiliza la expresión para la venida del Señor en la Encarnación y en su Pasión y la Resurrección, al igual que San Justino, que emplea el término en un sentido semejante, diferenciando la primera de la segunda venida, o la venida sin gloria, de la venida con gloria. También Ireneo hace esta distinción, en su teología acepta como tradición de la Iglesia la fe en la parusía, cuyo término emplea más ampliamente de lo que inicialmente se utilizaba.

Los primeros símbolos de fe, el credo, afirman la fe en la parusía, "desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin". Ese juicio tiene una idea de gloria, de poder y esplendor. Con el tiempo, y ante el alejamiento de las raíces apostólicas, se empieza a intuir el día del juicio final como un día terrible y paradójico, día de juicio y de justicia, más que día de gloria. Sobre la fecha posible de esa llegada, contrasta la espera inminente que tenían los Padres Apostólicos, con la evolución de la comunidad cristiana. San Agustín, en el siglo IV, ya manifiesta su prudencia para no fijar ninguna fecha concreta.

En este tiempo la Iglesia fija en la liturgia y en sus numerosas manifestaciones el "Ven, Señor Jesús" conservado y repetido, como una fuerza de afirmación en lo que se cree y que se repite especialmente en la Eucaristía. Después del relato de la Última Cena, en la consagración se hace el diálogo: "Este es el sacramento de nuestra fe", la comunidad responde a una voz: "Anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección. ¡Ven Señor Jesús!". En otra posible respuesta que contempla la liturgia: "Cada vez que comemos de éste pan y bebemos de éste cáliz, anunciamos tu muerte Señor, hasta que vuelvas".

La comunidad mantiene la fe en la parusía desde el principio hasta hoy. No obstante, lo cierto es que la patrología posnicena, está más centrada en resolver otros problemas teológicos como los propios de la cristología o la trinidad, la escatología se repite sin entrar a fondo en ella.

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