LA ESCATOLOGÍA MEDIEVAL. LA VIDA Y LA MUERTE ETERNA.

La Constitución dogmática de Benedicto XII, "benedictus Deus", escrita en el año 1336, habla de la visión beatífica de Dios y de los novísimos. Este importante escrito magisterial trata de precisar cuestiones sobre cómo la vida eterna, el hecho mismo de la visión. Para los Bienaventurados ésta será no discursiva, sino intuitiva, sin mediación entre Dios y el hombre, verán a Dios cara a cara. La consecuencia de la misma será la felicidad, el gozo eterno para siempre y sin interrupción. Esta idea de visión transparente, está también presente en el Concilio de Florencia,

No hay pronunciamientos sobre la muerte eterna en el mundo medieval, sólo de una forma tardía van apareciendo cosas al respecto. El IV Concilio de Letrán afirma contra los albigenses, que decían que la condena era la encarnación de nuevo, que la muerte y la condena es perpetua. También la "Benedictus Deus", indica que "las almas de los que mueren en pecado mortal actual... descienden al infierno, donde son atormentadas con penas infernales". Esa muerte es el definitivo distanciamiento con Dios.

No hay muchas más cosas sobre este tema. Lo curioso, por otra parte, es que se va articulando el infierno, el cielo, la escatología en su conjunto con unos rasgos populares. Es curiosa, por ejemplo, la descripción del infierno dado por Dante Alighieri al final del a Edad Media, estamos ante la respuesta popular a las creencias escatológicas, heredadas en parte por el mundo clásico y evolucionadas. Tradiciones que sin tener un excesivo apoyo en la Escritura o el Magisterio, han llegado hasta nuestros días, mitificando y convirtiendo la escatología colectiva en lugares concretos: el cielo y el infierno, antes que en experiencias con Dios o sin Él.