19. Escatología. La escatología en la Reforma y la Contrarreforma.
19. Escatología  

LA ESCATOLOGÍA EN LA REFORMA Y LA CONTRARREFORMA.

La reforma protestante no discute sobre la fe en la parusía, dado que el dato es revelado y lo aceptan sin más. Tampoco la contrarreforma indicó nada al respecto. Si acaso hará un subrayado más de la escatología individual sobre la colectiva, dados los problemas de interpretación sobre la doctrina del purgatorio. Tampoco se plantearon dudas sobre la resurrección de los muertos. La resurrección de la carne, quedaba en manos de Dios, eludiendo el problema antropológico de fondo, y las distintas concepciones sobre el hombre no entraron en la escatología colectiva, se mantuvieron al margen sin profundizar, y sin polemizar. Lo mismo sucede con el tema de la vida eterna.

Otra cuestión bien distinta fue el del purgatorio. Casi el único gran tema polémico en la escatología, siendo negado por Ortodoxos y Reformados, y afirmado por Católicos El Medievo aceptaba la noción de purgatorio, gestada en los siglos anteriores. Pero lo recogido tendrá muy pronto dos novedosos aspectos que van a ir separando a Oriente de Occidente, que son: la doctrina de la satisfacción penal, por la cual, el culpable debe pagar no sólo un castigo, sino que debe devolver y restituir el mal causado; y su aplicación, que concreta el purgatorio como un lugar, más que como un estado, y que identifica con un fuego expiatorio y purificador, donde los hombres maduraban para la vida eterna. En Occidente queda así, pero los Ortodoxos no conciben ese dato de expiación de pecados, ni el sentido jurídico, de redención de pena, que se le da al purgatorio.

El mundo reformado cuestiona el purgatorio y las indulgencias abiertamente. De hecho es el inicio de la divergencia teológica sobre las razones de la salvación que afirmaba Lutero. Si la salvación la da Cristo, ¿por qué estar permanentemente desgravando pena para el purgatorio con las indulgencias? ¿Por qué ofrecer sufragios constantemente para librarse del purgatorio? La noción contrasta fuertemente con la búsqueda en la "Sola Scriptura" defendida por Lutero. Si ésta doctrina no está en la Biblia no hay que seguirla, la salvación que da Cristo la da de una vez por todas, no intermitentemente. La reforma en la Dieta de Augsburgo negó la existencia del purgatorio.

La Contrarreforma y el Concilio de Trento respondió a estas cuestiones negadas por los luteranos. Pero sólo se valoró la cuestión del Decreto sobre la justificación de la fe y las obras. Se limitaron a afirmar lo aprobado en Florencia, prohibiendo exponer la doctrina del purgatorio con cuestiones que no edifiquen la piedad de la gente, o fomenten la superstición. De alguna forma la Iglesia de la contrarreforma era consciente de los abusos cometidos por ella misma, pero no negó la existencia del purgatorio.

El mundo protestante criticó también la doctrina del estado intermedio, como algo excesivamente espiritualista y desencarnado. Podría responder más a una desviación del platonismo que a un verdadero sentido de la fe. Pero estas criticas tampoco quedó resuelto satisfactoriamente.

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