19. Escatología. Escatología colectiva. La parusía.
19. Escatología  

ESCATOLOGÍA COLECTIVA. LA PARUSÍA.

La primera de las cuestiones escatológicas estudiadas es la de la parusía, el juicio final. El punto de partida es la idea de un Dios justo que restituye a su pueblo, y que hace justicia ante una realidad que se impone injusta. A los buenos no siempre les salen bien las cosas, por lo que el día de Yahvé es un día de esperanza para los justos, en el final de los tiempos; pero será un día terrible para los malvados.

En el mensaje de Jesús aparece vinculada su persona al juicio final, especialmente en Mateo 25 donde Cristo es el juez, y la medida es el amor y misericordia practicado a los hombres. Es el tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y me acogiste,... Un texto en el que se hace plenitud el mandamiento del amor y la identificación de Cristo con los hombres, con toda la humanidad. No nos sería posible hacer escatología sin tener en cuenta esta referencia.

Indica Nocke, teólogo especialista en escatología, como el juicio final es principalmente un encuentro con Cristo, con un sentido de esperanza y como elemento positivo. La parusía sería el encuentro positivo y comunitario con Cristo en el final. El mismo Concilio lo menciona varias veces, en concreto en los números 48 y 49 de LG. La recuperación más importante para la teología hoy, es la vida cristiana entendida como vigilancia, atención. Es volver a comprender el sentido triunfal de la segunda venida, antes que juicio que tenían los apóstoles y cuyo talante debe corresponder a los creyentes salvados y llenos de una expectación gozosa, no temerosa de Dios.

La espera la convertimos en vida y acción, compromiso y contemplación, mientras aguardamos su venida gloriosa. Así está indicado en Gaudium et Spes 39, o en el número 9 del decreto Ad Gentes, donde la actividad misionera de la iglesia trascurre entre la primera y segunda venida, es decir, hoy.

También la liturgia continúa haciendo la afirmación del "marana tha", que con júbilo es el grito del inicio del año litúrgico, constantemente repetido en el culto, donde se hace presente pasado, presente y futuro de la redención. En este sentido el anticipo del banquete escatológico es la Eucaristía, convocados por el Señor, participamos de su mesa. Así está recogido en el número 8 de SC, que proclamamos: "¡Ven, Señor Jesús!".

El juicio colectivo presenta el problema temporal con el juicio particular, que ya hemos situado al final de la vida de cada una de las personas por separado. La teología contemporánea trata de superar la división de los dos juicios. No hay dos, sino uno sólo. La distinción que hacemos desde aquí no responde a las categorías de los que están más allá de la muerte, pues suponemos que viven en un presente eterno. El espacio y el tiempo no son inmanentes como los tenemos nosotros, sino trascendentes y desconocidos.

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