LA TEOLOGÍA SACRAMENTAL EN LOS PADRES DE LA IGLESIA.

La terminología empleada por los padres orientales y los occidentales, evolucionó por derroteros distintos. Misterio y sacramento no expresaban exactamente lo mismo en un sitio que en otro. Los conceptos se mantuvieron similares, aunque en Oriente la influencia del platonismo, y el mismo gusto por la Escritura hicieron que la teología, incluida la sacramental, evolucionara de forma distinta. En todo caso, ante el diálogo ecuménico de hoy, podemos constatar que las diferencias en la concepción sacramental entre la Iglesia Latina Romana y la Ortodoxa son mínimas, salvando que la liturgia y la celebración concreta puedan ser más o menos enriquecidas por el entorno cultural.

Los padres apostólicos, siglo I y II, no emplearon excesivamente el término "mysterion". San Ignacio de Antioquía lo menciona varias veces, siempre en un contexto teológico y referido a cuestiones dogmáticas que están ocultas: la virginidad de María, o la muerte y resurrección de Jesús. En algún momento hay una cercanía con la teología sacramental, en concreto en relación con el diaconado, al indicar que "están al servicio de los misterios de Jesucristo". Otro texto bien interesante en la tradición apostólica de estos primeros tiempos es la "Didajé", donde se contienen pautas de vida ética de los cristianos y algunas instrucciones sobre la celebración de los sacramentos, Bautismo y Eucaristía, además de otras prácticas cristianas. Es notable la importancia que tiene para la primera comunidad cristiana la celebración de los misterios del Señor, que en absoluto es algo secundario.

En los siglos III y IV, los padres apologistas, emplearon más abundantemente la palabra "mysterion", pero con significados variados. San Justino por ejemplo usa "mysterion" para referirse también a los mitos paganos, cuidándose de llamar "mysterion" a los sacramentos cristianos. Otros padres apologistas utilizan la palabra "mysterion" para referirse a las acciones salvadoras de Cristo, en el contexto de su vida, muerte y resurrección. También es empleado el término como sinónimo de parábola, como tipo, referido a la relación misteriosa entre algunos personajes del AT y la figura de Jesús. Por ejemplo, Isaac es tipo, es símbolo, es un misterio, su casi ejecución, en comparación con el cordero sacrificado en el NT, Jesucristo.

Tertuliano, en Occidente, emplea la palabra "sacramentum" con dos significados, el original de juramento y el de misterio. Este segundo es muchísimo más empleado por él. Con el tiempo esta doble terminología se destinará a las acciones por las que el misterio sagrado de Dios se hace presente en el hombre. Rechaza el término misterio, por vincularlo a los mitos paganos. Tertuliano ya entiende que un sacramento es un signo sensible que puede otorgar la gracia divina, aplicando esta fuerza y sencillez a un gesto como el Bautismo. También San Cipriano emplea los dos sentidos de Tertuliano, pero en este caso, la comprensión de sacramento admite más interpretaciones que las de Tertuliano. Estamos no obstante en la Iglesia Occidental, en Oriente el término misterio es empleado como símbolo o verdad oculta.

En la teología posnicena oriental, la influencia del mundo gnóstico y platónico es mayor, especialmente en Alejandría. La misma interpretación alegórica de los textos Bíblicos les llevan a entender que constantemente están ante figuras y relatos misteriosos y espirituales. Cristo sería el gran intérprete de estas escrituras, sería el gran desvelador del Misterio revelado. Este gran misterio es participado por los misterios que derivan de Él, en concreto la Eucaristía y el Bautismo. Explica, por ejemplo Orígenes los sacramentos desde la teoría neoplatónica de la participación. La influencia de los mitos paganos era fuerte, por eso los sacramentos quedan bajo la aureola de lo misterioso. De alguna forma se estaba entendiendo más que un gran misterio, una pluralidad de misterios participados.

Para la teología posnicena de Occidente, de nuevo el gran maestro de la teología sacramental será San Agustín. Tras su pensamiento no habrá categorías novedosas en esta temática, hasta bien entrado el Medievo, que sistematizará la cuestión. San Agustín examinó las cuestiones un tanto anárquicamente y de forma indirecta, aunque fue un tema de preocupación constante en su labor pastoral como Obispo de Hipona.

Mantiene San Agustín la confusión terminológica entre "mysterion" y "sacramentum", pero aunque los emplea indistintamente, hace una pequeña diferenciación entre ambos. "Sacramento" tiene más relación con lo ritual, y "misterio" con lo dogmático y conceptual. Para San Agustín un sacramento tiene que ver con un rito, con un símbolo y con un misterio, es una entidad sagrada que confluye sobre cada uno de los sacramentos y les da una unidad. Un sacramento es un signo eficaz de la gracia. Por eso no se circunscribe a los siete sacramentos que conocemos hoy, sino que enumera muchos más: la lectura de la Biblia, la bendición del agua,... en el fondo hace verdad la afirmación de que "todo es gracia".

San Agustín hace la implicación íntima y sacramental entre Jesucristo y Dios. El signo dado a los hombres, el Gran Sacramento es Jesucristo mismo, signo eficaz de la gracia, que es Dios mismo. La Iglesia, cuando administra los sacramentos no hace sino poner en contacto al hombre con Cristo, por eso es Cristo mismo el que bautiza y el que celebra. El hombre concreto, el sacerdote es un sacramento de Cristo. Ese sacramento implica en San Agustín la palabra y el gesto, lo que se llamará en la Escolástica la forma y la materia del sacramento. No hay sacramento sin la Palabra sobre el gesto concreto.

Los sacramentos en San Agustín no están cosificados, sino que se implican en la vida de las personas desde la relación con Jesucristo. Su pensamiento perdurará durante mucho tiempo en Occidente. Sólo con la Escolástica se sistematizará y evolucionará algo el pensamiento. Hoy, el pensamiento teológico vuelve a ahondar en las raíces agustinianas y escriturísticas para replantear la teología sacramental.