22. Intro. liturgia sacramental. La Iglesia como sacramento del Hijo.
22. Intro. liturgia sacramental  

LA IGLESIA COMO SACRAMENTO DEL HIJO.

Tras la resurrección del Señor, se produce en la comunidad cristiana un tiempo de espera hasta la llegada del Espíritu Santo. La mediación de la comunidad cristiana no se ve así realizada hasta este momento. La acción salvadora de Cristo, su Pasión había abierto las puertas de la salvación, pero el motor concreto de esa salvación será el Paráclito.

Desde Pentecostés, con la promesa y el envío de Cristo, "id y bautizad", "haced esto en memoria mía", y con el derramamiento del Espíritu Santo, la Iglesia es fortalecida, inspirada y acompañada para ser verdaderamente sacramento de Cristo ante los hombres. Pablo utiliza la metáfora del cuerpo, la Iglesia es cuerpo y la cabeza es Cristo, haciendo así constar la pluralidad de la comunidad cristiana, la necesidad unos de otros, y también el carácter sagrado de la Iglesia. Si ésta es Santa, es por la presencia y acción de Cristo y del Espíritu Santo en ella. Esta santidad hace posible la sacramentalidad de la comunidad cristiana, que realiza en su seno el misterio del amor de Dios a los hombres.

Las Iglesia es el sacramento de Cristo para los hombres, el signo visible del amor que el Padre nos manifestó en su Hijo. La comunidad cristiana debe esforzarse en el amor y en la lucha contra el egoísmo y la injusticia, es sacramento de Cristo, pero tiende a serlo más perfectamente con ayuda de su gracia. Su sacramentalidad es un rasgo de su naturaleza, pero también una aspiración y una tarea concreta.. La Iglesia es sacramento universal de salvación que manifiesta y al mismo tiempo realiza el misterio del amor de Dios al hombre.

Citamos el texto del decreto Ad Gentes 5, sobre la misión, y que fue aprobado en el Vaticano II. Aquí se pone de manifiesto la obligación de la iglesia. "La misión, pues de la iglesia se cumple por la operación con la que, obediente al mandato de Cristo y movida por la gracia y por la caridad del Espíritu Santo, se hace presente en acto pleno a todos los hombres y pueblos, para llevarlos, con el ejemplo de la vida y la predicación, con los sacramentos y con los demás medios de la gracia, a la fe, la libertad y la paz de Cristo, de suerte que se les descubra el camino libre y seguro para participar plenamente en el misterio de Cristo".

La Iglesia como mediación imperfecta que es de Cristo debe encontrarse siempre en reforma: "ecclesia semper reformanda", mejorando así su fidelidad en el seguimiento de Cristo. Para eso es imprescindible la lectura atenta de la comunidad cristiana a la Palabra, el discernimiento a los signos de los tiempos, el amor y la entrega a los pobres, la disponibilidad y el servicio para todos y cada uno de los hombres, y por supuesto la celebración de los misterios de la salvación. La Iglesia realiza el misterio de Cristo entre los hombres, pero también el misterio de Dios edifica la comunidad eclesial. La Iglesia celebra la Eucaristía, pero es la Eucaristía que alimenta y sostiene a la comunidad. La iglesia edificando los sacramentos es edificada ella misma por Dios.

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