22. Intro. liturgia sacramental. Clasificación de los sacramentos.
22. Intro. liturgia sacramental  

CLASIFICACIÓN DE LOS SACRAMENTOS.

La Iglesia ha ido elaborando con los siglos unas fórmulas celebrativas concretas. El punto de partida es la repetición de los gestos de Jesús. La Iglesia no inventa los sacramentos, sino que a la luz de la Revelación recoge y repite aquellos gestos más significativos que ha visto en el Señor. Jesucristo es el que instituye los sacramentos, la Iglesia acomoda sus formas concretas a las variantes necesarias en el contexto cultural concreto en que se incardina la fe. Por eso hay pluralidad de liturgias, tantas como variantes culturales. En los sacramentos semejantes, la celebración puede ser diferente, pero el misterio celebrado es el mismo. Por ejemplo: en una Eucaristía en rito bizantino se celebra el mismo misterio de fe que en una Eucaristía de rito latino. La Eucaristía celebrada en la Basílica de Roma es la misma que la celebrada en una ermita de un pueblo castellano, aunque haya variantes litúrgicas.

En la patrística, hay una abundancia de misterios, de gestos que expresan el misterio de Cristo, pero con el correr de los siglos, y en especial con la Escolástica, el deseo de definir e indicar el número de los principales sacramentos da lugar a una concreción mayor. Trento recogió esta enumeración y la Iglesia lo ha seguido ratificando. Los siete sacramentos de la Iglesia son: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio. Fuera de estos sacramentos existen otros ritos de menor importancia llamados sacramentales, cuya función pastoral es preparar y predisponer para la gracia de los sacramentos, serían la imposición de la ceniza, las bendiciones, la aspersión con agua, exorcismos,... Su tratamiento y reflexión en la Iglesia siempre ha sido menor, cuidando siempre de separarlos de los sacramentos.

Podríamos clasificar los sacramentos en función de muchos criterios: por los elementos que utilizan, el tipo de gestos, la popularidad de su practica, su interés histórico. Aquí me parece más interesante mantener las propuestas pastorales y la clasificación que la Iglesia ha mantenido para organizar la vida sacramental en los hombres.

Diferenciamos así tres tipos de sacramentos: los de iniciación, los del camino o de la salud y los de envío. En sentido estricto todos ellos suponen una meta y un nuevo principio en la vida cristiana, todos son para la vida concreta y el camino, y es cierto que todos implican un envío, pero la clasificación está en función de aquello que más subrayan.

Los sacramentos de iniciación son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. El Bautismo es considerado como puerta de entrada en la vida cristiana, es la antesala de todos los demás sacramentos. Canónicamente no es posible la recepción de los demás sacramentos sin haber recibido éste. Tradicionalmente se ha celebrado para los recién nacidos, expresando también el nacimiento de la Iglesia. Es el primero y supone el inicio de la vida cristiana. Imprime carácter, es decir, sólo se recibe una vez. El centro del gesto sacramental está en el agua, signo de la limpieza y la renovación. Por el Bautismo se perdonan todos los pecados, incluido el pecado original, se inicia en la vida cristiana y se es hijo en el Hijo.

La Confirmación, se suele recibir en la adolescencia y juventud, Es la ratificación de la vida cristiana iniciada en el Bautismo, representa Pentecostés y la asunción por parte del catecúmeno de querer dar su vida por Cristo. Lo consideramos de iniciación porque es un paso hacia el cristianismo adulto. El gesto principal es la unción con el Santo Óleo y la imposición de manos, habitualmente presidida por el Obispo.

La Eucaristía es el centro y culmen de la vida cristiana. Podríamos considerarlo aparte, dada su centralidad en la vida cristiana, pero tradicionalmente también entendemos que es un sacramento de iniciación, porque reiteradamente fortalece al creyente en su compromiso de vida, es un constante volver a empezar. La Eucaristía se recibe por primera vez desde que el cristiano tiene uso de razón, es decir, desde que sabe lo que se celebra, normalmente los siete años. No imprime carácter, por eso se repite cada día, especialmente los domingos y días festivos, que precisamente recordamos la muerte y resurrección de Jesús. El gesto principal es la consagración del pan y el vino, que se convierten así en el cuerpo y la sangre del Señor. También se llama a este sacramento: comunión, fracción del pan o Santa Misa. El nombre de Misa deriva del uso popular del latín, al final se decía "ite, misa este", "id, sois enviados", tomándose estas ultimas palabras por el todo celebrado.

Los siguientes sacramentos son los que llamamos del camino, podemos considerarlos que son los de la salud, los sacramentos restauradores de la vida cristiana. Encontramos dos, uno dedicado a la enfermedad, como es el sacramento de la Unción de Enfermos, y el otro, el Sacramentos de la Penitencia, aplicado contra la enfermedad del pecado. Son sacramentos para el camino cristiano, para recorrer la vida de fe en las mejores circunstancias, ante la debilidad humana nos devuelven al camino de gracia. Lógicamente no imprimen carácter y pueden recibirse cuantas veces se necesiten.

La Unción de Enfermos es para la salud del cuerpo, profundiza en el gesto de Jesús curando a los enfermos, y que la Iglesia ha seguido repitiendo. Es el sacramento que menos ha evolucionado de todos. También se le llamó Extremaunción, dado que antiguamente se aplicaba a los moribundos. Hoy pastoralmente se prefiere la denominación de Unción de enfermos, dado que es ese su sentido. El gesto principal consiste en ungir al enfermo con aceite, recibe la fuerza del Señor y le son perdonados los pecados.

La Penitencia es el sacramento para la salud del alma, o dicho de otra forma, nos libera del pecado que nos impide crecer y vivir junto al Señor. Es el sacramento, por el contrario con el anterior, que más ha evolucionado en la historia del cristianismo. Tiene otras denominaciones en función del elemento del sacramento que se quiera destacar: Penitencia, Confesión, Perdón o Reconciliación. Su gesto principal es la absolución con la imposición de manos por parte del sacerdote, y supone el perdón de todos los pecados.

Finalmente los sacramentos del envío, son aquellos que ponen en marcha una vocación concreta desde el seno de la comunidad. Tenemos principalmente dos: el Orden sacerdotal y el Matrimonio. El Orden Sacerdotal es un sacramento que admite varios grados: diaconado, presbiterado y episcopado. Imprimen carácter y el gesto realizado es la imposición de manos para la misión apostólica en la Iglesia.

El Matrimonio lo realizan los contrayentes, que nos enviados por la comunidad cristiana a formar una familia. El gesto principal es el consentimiento, el "sí quiero" de los esposos. Expresa el amor de Cristo a su Iglesia. No imprimen carácter, pueden volverse a repetir, pero sólo en determinadas circunstancias muy particulares, como es la muerte del cónyuge. La bendición de Cristo les fortalece en la fidelidad y el amor mutuo, abriéndoles a la fecundidad que son los hijos y la misión evangelizadora.

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