23. Teo. sacramentos iniciación. El bautismo en la Sagrada Escritura.
23. Teo. sacramentos iniciación  

EL BAUTISMO EN LA SAGRADA ESCRITURA.

No encontramos antecedentes del Bautismo en el AT, y la razón no es otra que su práctica, inexistente hasta unas pocas décadas antes de la llegada de Jesucristo. El bautismo era una práctica desconocida por el judaísmo oficial y clásico. Lo más semejante que podemos encontrar serían las abluciones judías, que se realizaban antes de comer y en determinados momentos del día, casi siempre vinculados a la limpieza o la purificación previa a algo. Esta costumbre fue además posterior al destierro, y no existía antes. En el siglo primero antes de Cristo, algunos grupos religiosos del judaísmo habían intensificado la costumbre de lavarse y purificarse. Sabemos que los herodianos realizaban numerosos baños y abluciones con un sentido sagrado; y también los esenios, que sería para nosotros el antecedente del bautismo, dado que parece que ya realizaban la costumbre de bautizarse como gesto de purificación.

El antecedente más inmediato del Bautismo cristiano lo encontramos en Juan el Bautista. Aparece Juan bautizando a orillas del Jordán, con un significado de conversión, como deseo de cambiar la vida de mentalidad. En los textos Bíblicos, las primeras comunidades quieren señalar la continuidad con Juan el bautista, pero también su radical ruptura, semejante a la continuidad y ruptura con el AT. No obstante Jesús fue bautizado por Juan, y algunos de los primeros discípulos también lo hicieron así.

La Iglesia de los primeros siglos buscó en el AT relatos que permitieran recordar y descubrir antecedentes del Bautismo, centrándose sobre todo en aquellos textos donde el agua tuviera un especial relieve. El diluvio es como un nuevo bautismo, se sumergen los hombres para borrar el pecado de la tierra, nace una nueva era. El paso del Mar Rojo por los Judíos, saliendo de Egipto, fue visto como un camino paralelo por los cristianos, el nuevo paso del agua era el Bautismo. Lo mismo cabría decir de los milagros de Naamán lavándose en el Jordán y curándose de la lepra... etc.

De todos los texto, el antecedente directo del bautismo cristiano es el bautismo de Cristo, que siempre ha despertado problemas de interpretación. ¿Por qué se bautiza Jesús? No para perdonar los pecados y tampoco para entrar en ninguna nueva comunidad. Lo cierto es que estamos ante un relato rigurosamente histórico dadas las dificultades que presenta. La interpretación que dieron los evangelistas es que se bautizó para iniciar su vida pública, es un momento de teofanía, de manifestación trinitaria. Este texto se configuró como una verdadera catequesis para los creyentes que iban a recibir el bautismo.

En el Evangelio de Marcos el bautismo cristiano está mencionado también al final, Mc16,16, se trata de un mandato en el mismo día de resurrección, "Id y predicar, el que crea y sea bautizado se salvará..." San Mateo lo introduce en un contexto de apariciones y vinculado a la fórmula trinitaria, ya empleada en el bautismo de Jesús. En el final del Evangelio el mandato es trinitario, "Id y bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo", Mt 28, 19 y siguientes. Aquí la evangelización aparece vinculada al Bautismo, que es inseparable de la profesión de fe y del compromiso en el seguimiento. La exhortación del mensaje de Jesús: "convertíos y creed en el evangelio" se convierte en un gesto decisivo con el Bautismo de los creyentes.

El Evangelio de San Juan, con una claves simbólicas mayores, está recogiendo varias tradiciones cristianas vinculadas al agua. El diálogo con Nicodemo en Jn 3 abre toda una comprensión sobre la catequesis bautismal de la primera Iglesia, "hay que nacer del agua y del Espíritu". El "kairos" nuevo debe pasar por el agua y el Espíritu. La metáfora del agua se repetirá en Jn 4, 10-14 o en 19, 34-35. Es el agua viva en diálogo con la samaritana, o el agua que mana de su costado tras la lanzada en la cruz. Los milagros tienen también relación con el agua, así aparece la curación del paralítico tras la inmersión en la piscina. Esta simbología es empleada también en la literatura joánica.

El Evangelista Lucas no tiene nada específico que no haya recogido Mateo en su evangelio, pero en el libro de los Hechos aparecen novedades importantes. El mismo día de Pentecostés, tras el discurso de Pedro y la petición de qué hacer, la respuesta es clara: "convertios y bautizaos cada uno en el nombre de Jesucristo". El Bautismo aparece vinculado a la conversión y perdón de los pecados desde el inicio. También se convierte en un gesto peculiar de los creyentes, diferente a los principales gestos del judaísmo y del helenismo. En Hechos aparece el bautizo del eunuco de Etiopía, Hch 8, 27ss; el bautismo de Pablo, Hch 9, 18; el de Cornelio, Hch10, 2. Bautizar era una práctica constante en la primera comunidad cristiana, además de novedosa, y se hacía en el nombre de Cristo, mencionando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

La literatura paulina también nos ofrece numerosas referencias al bautismo. San Pablo comenta su propio bautismo en varias ocasiones: 1 Cor 12, 13 y Rom 6, 3. En la polémica sobre la división en la comunidad de Corinto, habla del bautismo que recibieron de sus manos, indicando la acción de Cristo. El Bautismo que recibieron de sus manos o de otras es el mismo bautismo, hecho en el nombre de Jesús, 1 Cor 1, 12-17. También emplea el bautismo como camino de exhortación contra la vida indigna 1 Cor 6, 11, "fuisteis lavados".

San Pablo interpreta, igual que la primera comunidad, que el paso del Éxodo por el mar Rojo fue un nuevo Bautismo, "todos fueron bautizados en Moisés", 1 Cor 10, 1. El Bautismo es indicador de la unidad de la comunidad, "todos hemos sido bautizados en un mismo espíritu",1Cor 12, 12; también en Gal 3, 26, "habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo.... Todos sois uno en Cristo Jesús", rompiendo además con las diferencias y las jerarquías "ya no hay judíos ni gentiles, ni esclavos ni libres, ni hombre ni mujer, todos sois uno en Cristo Jesús". El texto de Pablo de mayor densidad teológica sobre la teología bautismal lo encontramos en Romanos 6, donde identifica la salvación con el bautismo, con el bautismo hemos sepultado la muerte y el pecado, hemos muerto con Cristo y viviremos con él, para resucitar. Sin duda hay una tradición bautismal de la comunidad cristiana detrás de estas palabras de Pablo.

Otros textos en igual línea encontramos en Col 2, 11-15, en una mención semejante a Rom 6, entendiendo el Bautismo como una nueva circuncisión, derogatoria de los anteriores rituales. También Hebreos menciona el Bautismo, Hbr 6, 1-6 o la carta a Tito alude al tema.

Muy interesante es el contenido bautismal de la Carta primera de Pedro, donde se habla de segundo nacimiento, y donde pensamos que hay frases pertenecientes a las oraciones que se incluían en el ritual de bautismo de la época. El libro del Apocalipsis menciona a los de vestiduras blancas que han sido bautizados con la sangre y llevan la marca. Claramente aludiendo a la relación del bautizado con el compromiso y el martirio. Incluidos aquellos catecúmenos que habían muerto recibiendo el bautismo de sangre en lugar del de agua.

De todos estos textos podemos concluir que el Bautismo nace como un mandato de Jesucristo, se hace en su nombre desde el principio. Se bautiza con agua pero se está entendiendo que se está bautizando con fuego, y esta diferencia sirve para mantener una distancia entre el Bautismo de Juan y el de los seguidores de Cristo. El nacimiento a la nueva vida se hace desde el agua y el espíritu. El Bautismo parece que se practicaba ya antes de la Pascua, y que Pentecostés ratificaba con el Espíritu Santo.

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