EL BAUTISMO EN LA REFORMA Y CONTRARREFORMA.

El renacimiento y la posterior reforma protestante, encontraron fácil campo de crítica en la baja formación del pueblo llano, y aún en muchos sacerdotes y clérigos que administraban el sacramento del Bautismo, más por el temor a la muerte, que por la conversión a una nueva vida. No olvidemos el contexto de finales del Medievo, la peste negra había sumido a Europa occidental en un baile de muerte, el Bautismo era un paliativo para la desgracia familiar y personal, un elemento mágico que devolvía la vida eterna al niño que la había perdido. La baja formación alimentaba la superstición.

Son interesantes los esfuerzos de algunos clérigos y nobles por recuperar algunos elementos de la Iglesia antigua, hay reformas puntuales en algunos países como en España, hay un gusto por conocer los textos en griego, hebreo y arameo originales para la Sagrada Escritura. Es decir, el renacimiento ayudó también a la comunidad eclesial, fortaleció en parte la Iglesia, creó en ella un dialogo y una pluralidad de la que surgiría un deseo fuerte de reforma desde muchos lugares de la Iglesia. La pena fue que esa pluralidad llevó a la ruptura y al cisma.

La Reforma protestante no discutió el Bautismo como sacramento, lo aceptó, puesto que aparecía en la Sagrada Escritura. Sin embargo la discrepancia teológica de su último significado y sentido quedó sin resolver, mostrando hoy una abundancia de concepciones del mismo entre las filas protestantes. Por ejemplo, y citando a los más significativos, Lutero entendía el Bautismo como el sacramento fundamental para la vida cristiana, aceptaba el Bautismo de los niños, aunque consideraba que el verdadero bautismo era la fe, y el rito en concreto es la justificación de los pecados, que no el perdón. Calvino ve en el Bautismo un indicio de la salvación, un signo que es testimonio de gracia. También aceptó el Bautismo de los niños, pero lo enraíza en la circuncisión antigua. No es por la salvación por lo que se deben bautizar, sino para que sean testimonio de su pertenencia a la Iglesia. También para Zwinglio es un acto externo de orden político y social, no causa la gracia sino que es un testimonio no necesario para la salvación.

La Contrarreforma de Trento se ocupó del sacramento del Bautismo, no en muchas ocasiones pero sí en lo relativo al pecado original, a la justificación y a la Penitencia. Las afirmaciones de Trento podrían resumirse en lo siguiente: el Bautismo es un sacramento, uno de los siete, distinto de la Penitencia y de cualquier otro. Es necesario para la salvación, por lo que los niños deben recibirlo; además borra el pecado original, aunque no la concupiscencia. El Bautismo borra también todos los pecados y sus penas temporales, confiere las virtudes teologales de la fe, esperanza y caridad y es la puerta de entrada en la Iglesia, impriendo carácter en el alma. El Bautismo nos hace ser hijos adoptivos de Dios, nos incorpora a Cristo y nos renueva interiormente. Trento respondió así una a una las tesis de los reformados, precisando en sus respuestas.

La práctica bautismal de la comunidad eclesial tras el concilio de Trento fue de un cierto inmovilismo hasta el siglo XIX. La práctica generalizada seguiría siendo el Bautismo de niños, ahora con más razón, y la separación de la Confirmación. Aparecieron rituales nuevos sobre éste sacramento, especialmente el Ritual romano. El gran esfuerzo de la contrarreforma fue la actividad catequética para niños, la formación se convirtió en el caballo de batalla de la comunidad cristiana, pero más de cara a preparar la Comunión o la Confirmación, dado que el Bautismo se recibía nada más nacer.

La principal reforma del sacramento del Bautismo llegaría más tarde con el Concilio Vaticano II y todo lo que supuso. Diálogo ecuménico, búsqueda en las raíces bíblicas y patrísticas, vuelta a una teología más antropocéntrica y menos especulativa. En SC número 66 ss. aparece el deseo de reformar y formar al pueblo para la comprensión de la profundidad de este sacramento, y su celebración en las condiciones pastorales mejores.