EL RITUAL DE LA CONFIRMACIÓN.

No hay muchos elementos en el ritual de la Confirmación específicos, a diferencia de lo que sucedía con el Bautismo, donde encontrábamos gran número de símbolos y pequeños gestos.

La Confirmación puede realizarse en el marco de una Eucaristía, recomendación que se suele hacer. Pero es verdad que en determinados casos se permite que se celebre la Confirmación sin ella, especialmente en casos de gravedad ante la muerte, o peligro especial.

La Confirmación se celebra con el esquema de todos los sacramentos: entrada, liturgia de la palabra, liturgia del sacramento y despedida. Se realiza primero la Confirmación y después la Eucaristía. No destacamos nada especial en el ritual de entrada. En la liturgia de la palabra, antes de la sermón u homilía del Obispo, se hace una presentación de los confirmandos, indicando su preparación catequética oportuna y necesaria. Tras la homilía se hacen las renovaciones de las promesas bautismales, con sus renuncias y su profesión de fe. Es evidente que estamos ante una continuidad temporal, que está destacada en la repetición del símbolo de la fe. En la iniciación el "Credo" juega un papel destacado, es signo de unidad, pero también es signo de discernimiento para el que recibe el sacramento. Finalizado el credo se asiente en la comunidad, se verifica la fe, se suele empelar la fórmula: "esta es nuestra fe, esta es la fe de la iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús".

Seguidamente se realizan los dos gestos centrales de la Confirmación. La oración de la imposición de manos, con las manos sobre la cabeza del confirmando, dice así: "Dios todopoderoso, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado, escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo temor, Por Jesucristo nuestro Señor, Amén". Tras esta oración se hace la crismación en un diálogo con el Obispo que dice lo siguiente: "X, recibe por esta señal el don del Espíritu Santo", responde, "amén"; el obispo de nuevo, "la paz sea contigo", "y con tu espíritu". Se continúa con la oración de los fieles y se sigue con el ofertorio de la Eucaristía.