23. Teo. sacramentos iniciación. La Eucaristía en la Sagrada Escritura.
23. Teo. sacramentos iniciación  

LA EUCARISTÍA EN LA SAGRADA ESCRITURA.

La celebración de la Eucaristía responde al encuentro de Jesús y los Doce en la cena de Pascua antes de morir, allí invitó a los discípulos a comer y beber el pan y el vino como su cuerpo y su sangre, entregado al día siguiente en la cruz del Gólgota. Este es el origen de la Eucaristía, pero hay unos antecedentes en el AT y en la cultura Judía que nos pueden ayudar a comprender todo su sentido.

Comer es un acto socializado que suelen hacer los hombres en compañía, es ocasión para el encuentro, y en él se cultivan los lazos familiares, de amistad y solidaridad. Normalmente celebramos la mayoría de las fiestas haciendo al menos alguna comida especial. En el mundo judío comer tenía además un cierto sentido religioso. En los preliminares de la comida se realizaban los ritos de pureza, las abluciones les recordaban que no eran un pueblo como los otros, sino que habían sido escogidos y eran santos. Entre estos rituales estaba el lavaban las manos y los pies, incluso lavarse totalmente. Era un baño completo, limpiando también los enseres que se iban a utilizar. No se comía cualquier cosa, determinados alimentos eran impuros y no debían comerse para no contaminarse, había alimentos más elevados y otros más profanos. Durante la comida era de buen gusto incluso hablar de cuestiones relacionadas con la Ley, pues para ellos tenía algo de ritual sagrado el comer.

Como acto social, era importante con quién se comía. Los invitados a una comida debían estar a la altura del que invitaba. Nadie comía con alguien considerado pecador públicamente, para no ser tachado también de igual condición. En la comida presidía el huésped más distinguido o el mismo dueño. Se colocaban por orden de importancia, a la derecha el más importante después del que presidía colocándose así por orden. En ocasiones se esperaba a ser colocados por el anfitrión, y las reglas de urbanidad mínimas indicaban que había que comer con moderación y cierta sobriedad. Los hebreos hacían dos comidas importantes, una a mediodía y otra al atardecer. En sábado hacían una tercera comida especial.

Jesús comió en numerosas casas invitado, las prácticas y las costumbres se dejan traslucir perfectamente en estos relatos. De todas las comidas, hubo una especial que realizó Jesús, la cena de Pascua antes de morir. Era una comida especial que se hacía en los días de Pascua y cuyo origen se remontaba a la salida y liberación de Egipto, siendo guiados por Moisés y bajo el amparo de Yahvé. El término Pascua procede de la raíz hebrea "phs" y vendría a significar algo así como "cojear o saltar". Recordemos que aquella noche, el ángel del señor fue saltando de puerta en puerta, salvando las casas de los hebreos. La celebración de ese acontecimiento como fiesta está en Exodo 12, 1-14, junto con la Ley de Moisés, sus prácticas y prescripciones.

Esta fiesta se celebraba el primer mes del año, el llamado mes de Nissan. Los judíos contaban los meses lunares, y el primer mes correspondía al del equinoccio de primavera. Un origen más remoto podríamos verlo en el ritual consistente en matar un cordero, y comerlo como signo de alianza entre pueblos nómadas. Mataban un animal y lo comían entre dos familias, sellando así un pacto. En relación con la divinidad, no era extraño que los pueblos nómadas, antes de emprender un viaje largo, firmaran una alianza con Dios sacrificando un animal y derramando la sangre de ese cordero, pidiendo que en el viaje no murieran más cabezas de ganado, era buen augurio no romper los huesos del animal sacrificado. En la Pascua de Israel, el sacrificio del cordero marca el inicio de un largo viaje por el desierto, es Yahvé el que los saca y el que los guía a través del desierto. De ahí que la Pascua sea de liberación, hay prisa por salir y el pan está sin fermentar.

El pueblo Judío celebraba la Pascua haciendo memoria de los portentos y hazañas que Dios había hecho con ellos. No era un simple recuerdo, sino que era algo más, una actualización del pasado y una realización nueva que hace que el acontecimiento sea contemporáneo. Esa Pascua era celebrada en grupos familiares y el animal era sacrificado en el Templo de Jerusalén, los peregrinos buscaban un lugar donde reunirse. A la celebración de la Pascua se unión la fiesta de los ácimos, que parece que tenía que ver con la nueva cosecha, al celebrarse en primavera se fusionaron las dos fiestas en una.

Otro antecedente relacionado con la cultura Mediterránea eran los sacrificios. Un sacrificio es una acción ritual consistente en destruir algo para rendir homenaje y reconocer a Dios en algo. Pueden tener varias finalidades: alabar a Yahvé, darle gracias o pedir perdón. Esto último es el llamado sacrificio de expiación. Los Hebreos, en tiempos de Jesús, celebran sacrificios de animales, los mataban y derramaban su sangre en el altar del Templo de Jerusalén, quemaban los restos y les eran así perdonados los pecados, reestableciendo los vínculos rotos por el incumplimiento de la Ley. El cordero de Dios que muere sacrificado por nosotros será ahora Jesús, que muere para librarnos del pecado.

El ritual de la comida de Pascua comenzaba con el primer brindis en una copa de vino, seguido de una bendición del que presidía, después de beber se lavaban las manos, se comían el pan ácimo, guardando una cantidad que hacía las veces de plato. Se presentaba la comida, se traía el cordero y las hierbas amargas a la mesa. Tras ese momento se llenaba la segunda copa y el más pequeño hacía la pregunta: "¿Qué diferencia esta noche de otras noches?", a lo que el padre de familia o el que presidía leía Dt 26, 5-11, explicaba la cena y se cantaba los primeros versos del salmo 113. Tras este momento se bebían la segunda copa comiendo seguidamente el cordero, al final comían el pan empleado como plato. Terminada la comida se servía la tercera copa de vino y se hacía una bendición solemne de acción de gracias. Se bebía y se servía una cuarta copa, recitando los himnos de Hallel, salmos 114 al 117, con varias bendiciones y cánticos.

Hay en el AT antecedentes que nos recuerdan la Eucaristía, son figuras o imágenes que a la luz de la resurrección de Cristo, los cristianos entendían que eran "tipo" del Señor. Entre estas figuras encontramos la muerte de Abel en manos de Caín; o Abraham, padre en la fe, en el sacrificio de su hijo Isaac ambos en el Génesis. También en el mismo libro está el sacrificio de Melquisedec, en Gn 14, 18-20, aparece presentando pan y vino. La Iglesia habla en el ritual del justo Abel, y del sumo sacerdote Melquisedec, tipo de Jesús. En el libro del Éxodo hay otro elemento que seria el maná del desierto. Ante el hambre del pueblo el maná es un alimento providencial y excelente, Ex 16, 15.

En el NT hay muchos y variados momentos en los que Jesús comió con sus discípulos, pecadores y todo tipo de personas. Su comportamiento tuvo que chocar y molestar a sus contemporáneos. Él mismo se defiende cuando es acusado de comilón y bebedor, lo cual nos hace descubrir un rasgo real del Jesús histórico. Es curioso que siendo su predicación principal el Reino de Dios, Jesús dibuja en las parábolas el Reino escatológico del futuro como un banquete fraterno, o un banquete de bodas.

Hay una comida milagrosa que Jesús realiza que es la multiplicación de los panes y los peces. Cristo aparece dando de comer a una gran multitud de gentes. Hay un fuerte paralelismo entre las multiplicaciones, que nos lo narran los cuatro evangelistas, y la última cena, guardan además relación con el maná caído del cielo, es como si Jesús se presentara como un nuevo Moisés, y más grande aún, dando de comer a la multitud. Es una recreación pospascual de los Evangelistas de la Eucaristía, que incluso relatan varias veces.

De todas las comidas realizadas por Jesús, la más importante, sin duda ninguna, fue la comida de Pascua, la que llamamos Última Cena con sus discípulos, vísperas de su pasión, muerte y resurrección. Esta cena tiene unos rasgos que la harán distinta a las demás. Jesús la interpreta también como algo distinto, Tiene conciencia de que es perseguido y que ningún profeta sale indemne fácilmente. La interpretación de la cena la hacen los discípulos en relación con su muerte en la cruz, hecho que les impresionó.

Disponemos de la narración de la Última Cena en cinco relatos distintos. Cuatro corresponden a los evangelistas, y un quinto relato está en San Pablo 1 Cor 11. Entre estos relatos guardan semejanza los Sinópticos y San Pablo, mientras que San Juan no cuenta la consagración, sustituyéndola por el lavatorio de los pies, y añadiendo un discurso testamentario de despedida. La teología considera que el texto de Mateo y de Marcos guarda relación con una tradición Petrina y jerosolimitana, mientras que la narración de Lucas y Pablo pertenecen a una tradición antioquena y paulina.

Las diferencias entre estos relatos son puntuales; Joaquím Jeremías, exégeta, ha estudiado este tema en profundidad, y ha intentado extraer del relato y comparando, las palabras auténticas del maestro, su conclusión es que posiblemente dijo: "Tomad comed esto mi cuerpo dado por muchos, haced esto en memoria mía. Bebed todos, esto mi sangre de la alianza derramada por muchos, haced esto en memoria mía".

¿Qué sentido tendrían estas palabras? En el texto los términos: "tomad y comed", indican un ofrecimiento por parte del Señor, es el dueño que realiza la bendición y da de comer, está presidiendo un banquete de solidaridad. "Esto es mi cuerpo" expresa la totalidad del hombre. Es posible que usara el término hebreo "basar", indicativo de la caducidad del ser y de la fragilidad del hombre. "Dado por muchos" tendría un sentido expiatorio y propiciatorio, pero también salvífico, a modo de reinterpretación del siervo de Yahvé. La invitación a la memoria es a repetir el gesto, a realizarlo en el futuro, con un sentido de pasado, presente y futuro, en recuerdo de la acción todavía no realizada, de su entrega en la cruz y su resurrección. Las palabras sobre la sangre: "esto mi sangre de la alianza derramada por muchos", indica la identificación del vino con la sangre, al igual que el pan con el cuerpo. Al decir esta es mi sangre, está en la mentalidad judía afirmando que "éste soy yo", es la totalidad del ser. El sacrificio es total, porque es separada la sangre del cuerpo, hay una intención sacrificial en la sangre derramada. Estas palabras y este gesto de Jesús son una profecía sobre sí mismo, dándoles un sentido de memorial nuevo, de nueva alianza y nuevo pacto con la humanidad.

Tras la resurrección, los relatos de las apariciones nos muestran de nuevo a Jesús comiendo con sus discípulos. Lo cual nos hace entender que hay una estrecha relación entre la resurrección y la Eucaristía. En estos encuentros predomina la alegría y la fiesta, el júbilo por la resurrección. Hay un texto muy especial que está en Lucas 24, 13 ss, el relato de los discípulos de Emaús, con un fuerte aire eucarístico y catequético. Jesús explica las escrituras y parte el pan con ellos, desaparece cuando le reconocen partiendo el pan, es decir, se queda en la Eucaristía. Encontramos en el relato camino, enseñanza y fracción del pan, los tres elementos de la primitiva comunidad cristiana. Es importante la expresión de Lucas: "Tomó el pan, lo bendijo y lo partió". Tenemos otro relato de aparición en Jn 21, 1-14, donde Jesús come con ellos a orillas del lago, es el mismo Jesús el que come con ellos, indica su verdadera resurrección total, todo su cuerpo, toda su vida.

Hay otros textos sobre la Eucaristía que indirectamente están hablando de esta celebración. Nos referimos a los discursos sobre el pan de vida recogidos en el Evangelio de Juan en el capitulo 6. El antecedente de este discurso estaría en la multiplicación de los panes y los peces, y en el milagro de andar sobre las aguas, referencia a la resurrección. Lo más determinante es que la Eucaristía es un verdadero maná caído del cielo, y que es carne y sangre del hombre que ven, el Hijo de Dios. La Eucaristía es inseparable de la Cristología, pero es además un punto importante de la fe. Ante la duda algunos seguidores se marcharon de su lado, es decir, el seguimiento de Jesús pasa por la Eucaristía, a la que Cristo queda implicado. Su oferta es irrevocable, y su muerte sella ese pacto. Por eso la Eucaristía es la comida de los cristianos, es el rito específico más distinto y determinante para configurar la nueva comunidad, el nuevo pueblo de Dios. Es mesa nueva de fraternidad.

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