23. Teo. sacramentos iniciación. La Eucaristía en la Iglesia antigua.
23. Teo. sacramentos iniciación  

LA EUCARISTÍA EN LA IGLESIA ANTIGUA.

La comunidad cristiana primitiva celebraba la Eucaristía desde el principio, repitiendo los gestos y el mandato de Jesús. Encontramos en los mismos textos del NT la continuidad en el sacramento, denominado en Hechos como fracción del pan. A lo largo de la historia este sacramento ha recibido otras denominaciones: fracción del pan, comunión, Eucaristía, Santa Misa, o cena del Señor. Eucaristía es una palabra compuesta de dos términos griegos: "eu" y "xaris", significa la buena gracia, o acción de gracias. Santa Misa procede de las palabras últimas de la Eucaristía en latín, "ite, misa est", "marchaos, sois enviados", y por costumbre se ha empleado. Comunión es un compuesto de común y unión, expresa la unidad eclesial ante este sacramento.

La celebración de la Eucaristía presentó en sus primeras décadas algunos problemas derivados de la pluralidad cultural de algunas comunidades, cuyos alimentos eran, no sólo radicalmente distintos, sino incluso considerados impuros por otros cristianos. Se celebraba en el contexto de una cena, y los cristianos helenistas comían de todo, cosa que no era costumbre entre los cristianos de origen hebreo. La solución que se propuso en Jerusalén, reunidos en Concilio, tal y como lo narra el libro de los Hechos, era la de abstenerse de tomar alimentos ofrecidos a otras divinidades. Entonces la Eucaristía era una auténtica cena, y en medio de ella, o quizás al final, se consagraba el pan y el vino que se repartían. Esta cena era considerada como muy importante para la comunidad cristiana, es el recuerdo y el memorial de la Pasión de Jesucristo, y se celebraba, al menos los sábados por la tarde, vísperas del domingo, o el mismo domingo, día de la resurrección, nuevo día del Señor para los cristianos En estas primeras celebraciones se bendecía y se partía el pan y el vino, pero se trataban de verdaderas comidas, donde cada uno llevaba lo suyo y era compartido. A esta cena auténtica se le llamó ágape, y con el tiempo fue languideciendo hasta prácticamente desaparecer. Apenas el gesto de la colecta, donde se comparten los bienes nos recuerdan aquella parte de la celebración.

Lo cierto es que la cena del Señor fue centro de la vida cristiana desde el inicio, estaba reservada para los bautizados y era vivida con intensidad. Así encontramos en el texto de la Didajé, de finales del siglo primero como la comunidad cristiana celebra su reunión en el día del Señor, y como deben reconciliarse antes de participar. Hay menciones claras al sentido de unidad de la Eucaristía, deben comerlo los bautizados. Ya parece, no obstante, que se está dando una separación entre el ágape y la Eucaristía como tal. San Ignacio de Antioquía escribe en sus cartas refiriéndose a la Eucaristía y mencionando como son signo de unidad y de comunión para la Iglesia. Identifica la carne de Cristo con la carne eucarística, que es medicina contra la muerte.

Los padres apologistas como San Justino desarrollan la teología de la Eucaristía con el tema de la encarnación eucarística, el pan y el vino son el cuerpo y la sangre de Cristo, igual que el logos se encarnó en la persona de Jesucristo, así el pan y el vino son Jesús encarnado, llamando a este fenómeno "epíclesis del logos". San Ireneo, el gran teólogo de la carne, habla de la Eucaristía como centro de la historia de salvación. Vincula la creación, la Cristología y la Eucaristía como elementos relacionados, rechazar la carne de Cristo, equivale a rechazar la creación y rechazar la Eucaristía. Indica también que recibiendo la palabra de Dios, el pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Cristo, reafirmando la presencia real de Jesús en la Eucaristía.

La teología posnicena fue complicando la percepción eucarística en función de las diferentes escuelas existentes en la órbita griega. Para la escuela Alejandrina lo esencial es el intercambio: Dios se hace hombre para que el hombre se divinice. Por eso la Eucaristía es comprendida como comunión y comida del logos. La importancia que dan a la palabra en la celebración será muy fuerte. San Atanasio comprende la Eucaristía como presencia real de Cristo por medio de las palabras, y nos divinizamos recibiendo su cuerpo y su sangre. La otra escuela, la Antioquena conciben la Eucaristía más como anámnesis, recuerdo, memorial histórico y epíclesis, que hace el cambio operativo y dinámico de la presencia del misterio para poder participar de Él. La Eucaristía es ante todo comida de salvación. Los términos empleados por estas escuelas para explicar la Eucaristía son: transformación, mutación, cambio, conversión,...

Los Padres de la Iglesia Occidental hacen una teología menos especulativa y más práctica, no obstante, tratan de explicar el misterio. Tertuliano defiende el llamado realismo eucarístico, es decir el pan y el vino se transforman en cuerpo y sangre de Cristo, y ese cambio es algo real y sagrado. San Ambrosio también afirmará ese realismo sacramental, indicando la relación inseparable entre el pan de la palabra y el pan eucarístico, concibe este sacramento como el culmen de la iniciación. Entiende que la presencia de Cristo en la Eucaristía es eficaz y real, misteriosamente el pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Cristo. Para explicarlo San Ambrosio emplea el término trasfiguración, el mismo que aparece en el relato evangélico. Encaja además la Eucaristía en la historia de salvación hablando también se su presencia en la Iglesia.

De nuevo el autor más destacado es San Agustín, cuya influencia se notará durante todo el Medievo. Defiende el realismo simbólico de la Eucaristía, indicando que la Eucaristía es un sacramento en el que encontramos realmente presente a Cristo. La Eucaristía es el cuerpo del Señor y lo relaciona con la Encarnación, y con la Pasión, debe ser reconocido el misterio para ser comido. El pan y el vino son signo, sacramento del cuerpo y la sangre, son también alianza y pacto, sacrificio real y verdadero. Lo principal del sacramento indica San Agustín que es lo invisible, lo que está oculto que es verdaderamente Cristo. Emplea un simbolismo eclesiológico, la Eucaristía es sacramento de Cristo, pero también es sacramento de la Iglesia, y en relación con sus feligreses afirmará "tomad lo que sois, y sed aquello que tomáis", la Eucaristía es así fermento de cristificación. También habla San Agustín de ser la Eucaristía signo de comunión eclesial de Cristo. La Eucaristía es sacrificio de la Iglesia, porque es la Iglesia misma la que se ofrece, siguiendo a Cristo, su cabeza. Cristo es el gran sacerdote, el gran oferente, cuyo sacrificio universal alcanza a todos los hombres. En otras palabras "recibimos lo que somos, somos lo que recibimos", es decir la Eucaristía es símbolo real de Cristo y de su Iglesia.

<< >>
1
Hosted by www.Geocities.ws