EL SIGNIFICADO DE LA EUCARISTÍA COMO MEMORIA.

La Eucaristía es memoria y anámnesis, es recuerdo del pasado. Pero es imprescindible que no sea sólo recuerdo del pasado. La Eucaristía abre el tiempo del pasado, en el presente y para el futuro.

En el pasado porque la Eucaristía es memoria y recreación de lo sucedido en un tiempo histórico. En la primera memoria encontramos la noche de Pascua en la que los hebreos salieron de Egipto, atravesaron el Mar Rojo y fueron conducidos por el Señor al desierto. Es memoria del maná caído del cielo, alimento para el camino y la peregrinación. Fundamentalmente nuestra memoria se centra en la Última Cena, celebrada por Cristo con sus discípulos. La víspera de su muerte, partió el pan y repartió el vino diciendo "tomad y comed todos por que esto es mi cuerpo, tomad y bebed esta es mi sangre, sangre de la Alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados, haced esto en memoria mía".

En el presente realizamos con las palabras de Cristo la cena del Señor, Cristo está entre nosotros bajo las especies del pan y el vino, para ser alimento nuestro hoy, para acompañarnos en el camino de la vida, para santificarnos y fortalecer la fe, la esperanza y el amor en nuestros corazones. Por eso la Eucaristía es la Eucaristía de Cristo, es Cristo es que parte para nosotros el pan, el que nos explica las escrituras, el que nos convoca y nos preside.

En el futuro celebraremos la Eucaristía en el Reino, es el banquete de bodas al que estamos invitados, es la mesa eterna, capaz de romper la división y la guerra entre los hombres. Es la mesa de la vida convocada en el futuro para los hombres y la mujeres de todos los tiempos. Es una mesa puesta hoy, haciendo memoria del ayer, esperando el futuro. Ese banquete escatológico es la Eucaristía, la misma que celebró Jesús, la misma que celebramos hoy.