25. Teo. sacramentos de la misión. El matrimonio en el Nuevo Testamento.
25. Teo. sacramentos de la misión  

EL MATRIMONIO EN EL NUEVO TESTAMENTO.

En el NT nos encontramos con dos cuestiones que son planteadas de manera novedosa: la indisolubilidad del matrimonio y el celibato. Algún antecedente tenemos sobre la cuestión de la indisolubilidad del matrimonio, como ejemplo de la fidelidad, pero el tema del celibato es absolutamente nuevo y extraño para la cultura semita y cananea.

Hay palabras que mencionan los Evangelios y San Pablo a propósito del matrimonio y del celibato que vamos a ir comentando. Tenemos un interesante texto en Mt 19, 10-12, que dice así: "Los discípulos le dijeron: Si tal es la condición del hombre respecto a su mujer, no conviene casarse". Estamos en un "logion", una palabra escogida de Jesús reinterpretada para tratar de explicar algo que sucedía en la comunidad cristiana, el rechazo cultural por el celibato. Sigue así el texto: "...pero Él les dijo: No todos comprenden esta doctrina, sino aquellos a quienes les es concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, los hay que fueron hechos eunucos por los hombres y los hay que a sí mismos se hicieron tales por el reino de los cielos. ¡El que pueda entender que entienda!". Estamos ante un contexto parecido en el versículo 29. "y todo el que deje casa, hermanos o hermanas, padre o madre, e hijos o campos por mi nombre recibirá el céntuplo y heredará la vida eterna". La justificación que hacen del celibato es por la vida eterna, es una respuesta personal, no una razón objetiva que todos pueden entender, es un don de Dios, un carisma.

Otro texto interesante es el de Mt 22, 30 sobre la resurrección de los muertos y el rechazo de los saduceos a ésta doctrina. En este sentido afirma Jesús que en la resurrección no se tomará mujer ni marido, la resurrección no tiene que ver con la vida matrimonial, por eso la vida célibe ha entendido que era un signo anticipado del reino futuro de Cristo.

San Pablo en 1 Cor 7, 1-11 y 17-40 habla sobre la situación de casarse o permanecer soltero. Pablo habla de su propia experiencia, en ese momento era célibe y da unos consejos. Pablo prefiere la virginidad al matrimonio, "bien le está al hombre abstenerse de mujer", y ratifica su sentimiento, "mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo", sin casarse y célibes. De alguna forma el que se casa obra bien, pero el que no obra mejor. Su consideración hacia el matrimonio es una solución y un remedio a la continencia, "si no pueden contenerse, que se casen", pero posiblemente está haciendo una valoración ascética del celibato. No olvidemos que la esperanza que tenían los cristianos de esta primera hora era de una parusía inminente, por eso el celibato respondía mejor en ese contexto concreto de espera inmediata. No parece suficiente para considerar que el celibato sea una opción mejor al matrimonio, será más adecuada en cuanto la provisionalidad que presenta en principio, pero no en otro orden de cosas, porque la preferencia por el Reino es posible tanto en el matrimonio como en el celibato; es además una gracia de Dios, un regalo y un carisma especial de la comunidad. No podemos hacer la lectura negativa del matrimonio en Pablo, porque no la tiene, acepta además las segundas nupcias, y vincula todo esto con Cristo. Posiblemente el error está en comparar la gracia de Dios en sus múltiples formas, si todas son voluntad del Padre, todas están bien, y todas son buenas para el hombre y la mujer.

Hay una imagen que constantemente se repite en el NT, y es la concepción del Reino como un banquete de bodas, Mc 2, 18; Mt 22, 1ss. El Reino es un banquete al que hay que estar preparados, requiere una preparación y organización, una atención y una fiesta. Quizás el texto más significativo en la teología sobre el matrimonio sea la carta a los Efesios, que en su capítulo 5, 22-33 dice: "Las mujeres sean sumisas a sus maridos, como si fuese el Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, del mismo modo que Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo del cual él es el Salvador. Más así como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres lo deben estar a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó él mismo por ella, con el fin de santificarla, y purificándola en el bautismo del agua con la palabra que la acompaña, para presentar ante si misma ésta su Iglesia gloriosa sin mancha ni arruga ni cosa parecida, sino santa e inmaculada. Así los maridos deben también amad a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer se ama a si mismo, porque nadie odia jamás su propia carne, sino que por el contrario, lo alimenta y la cuida, como también a la Iglesia, pues somos miembros de su cuerpo. Por este motivo el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Este misterio es grande, mas yo lo digo en orden a Cristo y a la Iglesia. Mas por lo que a vosotros toca, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer reverencia a su vez al marido".

Pablo está comparando el matrimonio con la relación entre Cristo y la Iglesia, el sometimiento conyugal del marido y la mujer, propio de la Iglesia a Cristo, se asemeja. Hay que situarse en el contexto cultural en el que fue escrito. Lo destacable es que se acude al misterio de la relación Cristo e Iglesia para explicar el Matrimonio, lo cual lleva a dibujar el matrimonio en un ideal para el cristiano, nunca terminado, siempre en proceso. Habla también la carta del gran misterio de dejar a los padres para realizar el matrimonio. es decir, el misterio oculto a los hombres, el plan salvífico de Cristo se ha realizado y se ha manifestado, también en el matrimonio, que forma parte del plan redentor de Dios. El Matrimonio representa la redención y la salvación de Dios, tiene una fuerte significación con el amor pleno de Cristo a los hombres. No debemos interpretar el texto en clave social, el hombre por encima de la mujer, porque no es la intención del autor, su deseo es vincular la relación de los esposos en semejanza con Cristo y la Iglesia, el elemento social y cultural de la época no deben ser imitados hoy día, Dios no pone al hombre por encima de la mujer.

En otro orden de cosas aparecen otras cuestiones puntuales sobre el matrimonio en el NT, relacionado con temas de moral conyugal y sexual. Es también interesante la ratificación del matrimonio frente a los que prohibían su celebración. Es decir, en el contexto gnóstico en el que va creciendo el cristianismo, en 1 Timoteo se necesita ratificar el matrimonio como algo bueno, así aparece en 1Tim 4, 3 o en 1 Tim 3, 2, donde la figura de Obispo ejemplar es la de Obispo casado, siendo también padre ejemplar.

La cuestión de la indisolubilidad está contenida en varios párrafos bíblicos, en concreto en Mt 19, 9; Mt 5, 31; Mc10, 11 y Lc 16, 18. Parece que el contexto en el que nos encontramos estos textos es de palabras de Jesús, "logion", que más tarde fueron situados en una escena determinada. Lo importante y destacable es que Jesucristo corrige la Ley de Moisés sobre la cuestión del repudio y el divorcio. Jesús interpreta esta norma antigua, en la que se permitía el repudio, y que además era un abuso sobre la mujer de aquel tiempo, que quedaba avergonzada para el resto de su vida, como una concesión de Moisés por la dureza del corazón del hombre. Con Cristo se inauguran nuevos tiempos. No debe haber divorcio, y el que repudia y se casa de nuevo comete adulterio. Jesús relativiza la Ley Judía, reafirmando la voluntad del Padre: "lo que Dios ha unido no lo separe el hombre". Está proclamando el sacramento del matrimonio como alianza de Dios con los hombres.

San Pablo también habla de la indisolubilidad en 1 Cor 7, 10-16, cuyo texto ha servido para construir el llamado privilegio paulino en el derecho canónico. Partimos de que el hombre no debe separarse de la mujer, si se separan porque no hay remedio, al menos que no se vuelvan a casar. Esto lo aplicamos hoy en condiciones de igualdad, y está referido tanto para el hombre como para la mujer. Dice Pablo: "digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer pagana, y consiente vivir con él, no la despida. Y si una mujer tiene marido pagano, y consiente vivir con ella, no lo despida. Pues santifica el marido pagano por la mujer, y la mujer pagana por el marido; de otro modo vuestros hijos serían impuros, pero ahora son santos. Pero si el no creyente se separa, sepárese; porque en circunstancias tales quedan libres el hermano y la hermana, que a vivir en paz nos llamó el Señor". Es una norma concreta, una sugerencia aportada por Pablo para resolver un problema jurídico concreto.

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