25. Teo. sacramentos de la misión. El matrimonio en la Iglesia medieval.
25. Teo. sacramentos de la misión  

EL MATRIMONIO EN LA IGLESIA MEDIEVAL.

La Escolástica organiza la teología y coloca al Matrimonio como uno de los sacramentos principales, uno de los siete. Hay una doble influencia en la práctica sacramental del matrimonio, por un lado el Derecho Romano, basado en el consentimiento, y las costumbres centroeuropeas de los bárbaros, que conforma el matrimonio en la unión sexual, siendo la consumación el elemento determinante. La Universidad será la encargada, en los siglos XII y XIII de hacer una síntesis de ambas.

Estas tradiciones germánicas realizaban el matrimonio como un acuerdo entre dos familias, con la separación entre los esponsales y la boda propiamente dicha. La dote en el Derecho Germánico era una aportación del novio al matrimonio, era una compra de la novia. Si los esponsales se rompían debía pagarse lo acordado. El matrimonio por consentimiento no era aceptado por estas costumbres, aunque sí admitían el matrimonio por rapto, un vestigio de una costumbre todavía más antigua que consistía en cazar a la novia y pagar después en compensación. El rapto se producía también por decisión conjunta de los novios, en los casos en los que los padres no se ponían de acuerdo, se forzaba una solución matrimonial. La Iglesia luchó y se enfrentó a esta costumbre del rapto, pero claudicó ante la visión germánica de la consumación, el acto sexual, como momento significativo de constitución de un nuevo matrimonio.

La consumación tiene su sentido en cuanto a la función generativa del matrimonio, por eso incorpora en la reflexión elementos nuevos. El consentimiento, el sí de los esposos realiza el sacramento, pero la unión sexual consuma el matrimonio. El problema se daba también en la interpretación del matrimonio entre María y José, si era virgen suponía que no había consumado, aunque debía ser entendido como verdadero matrimonio.

Hincmaro dice que la perfecta unidad entre los esposos ejemplifica la unión entre Cristo y la Iglesia, siendo la consumación un elemento a destacar. Graciano opina que se constituye por el acuerdo, pero no es sacramento todavía porque no es indisoluble hasta que no sea consumado, sólo hay sacramento cuando hay unión, término empleado hasta hoy como: "matrimonio rato y consumado, o no consumado". Si no hay consumación puede disolverse. Pedro Lombardo, teólogo de mayor influencia en la época, opina que el matrimonio y el compromiso es esencial, la consumación es secundaria. La solución que se va dando es que el matrimonio es esencialmente perfecto desde el consentimiento, pero puede ser disuelto si no está consumado. Así se mantiene en el Código de Derecho Canónico hasta el día de hoy.

Los fines del matrimonio en la Escolástica coinciden esencialmente con la visión aportada por los Padres de la Iglesia, aunque modifican algunas cuestiones, sobre todo las relacionadas con el pecado original. Se entiende que el matrimonio antes de la caída tenía una finalidad en el "creced y multiplicaos", pero tras la caída, junto con la procreación aparece la concupiscencia. Hugo de San Víctor incorpora otra tercera finalidad al matrimonio, la ayuda, el amor y el afecto, incluso dice que puede llegar a ser el fin principal que anule los anteriores.

Santo Tomás de Aquino nos proporciona la teoría clásica, que perdurará durante siglos. Dice que la sexualidad es una fuerza de la naturaleza, y que en ocasiones arrastra al hombre hasta el pecado. El hombre, que puede pensar, necesita educarse, siendo el mejor contexto el matrimonio, lugar de educación de los hijos. Es decir, el matrimonio realiza también una función social, es algo natural para los hombres. El fin del matrimonio para Santo Tomas será principalmente engendrar y educar a los hijos. Lo que más puede contribuir a esta finalidad es la indisolubilidad del matrimonio. Un fin secundario será la ayuda entre los esposos frente a la socialización de los hijos. También habla de la concupiscencia, pero bastante menos, le concede menor importancia.

El modo de entender el sacramento del matrimonio en la Escolástica camina parejo a las discusiones sobre los sacramentos, la gracia, su eficacia y significado. El Matrimonio es el sacramento que más problemas daba para admitirlo, dado que debía manifestarse como signo eficaz de la gracia. En la escolástica se va indicando, que su gracia tenía un sentido positivo en ayudar a obrar el bien y en lo negativa rechazaba el mal. No sólo rechazaba el mal, como entendía la patrística en la cuestión de la concupiscencia, sino que en lo positivo, también ayuda a hacer el bien.

Las herejías próximas al final del Medievo hablan de un resurgimiento del antiguo gnosticismo, ahora en la forma de nuevas desviaciones como representaban los cátaros y albigenses. De nuevo el rechazo al matrimonio como sacramento, y la voz del Magisterio ratificando su sacramentalidad. En el Concilio segundo de Letrán del año 1139, se anatematizaba a los que condenaban entre otras cosas el Matrimonio. Algo semejante aportan otros Concilios que mencionan y enumeran los siete sacramentos, incluyendo en ellos el Matrimonio. Finalmente en el Concilio de Florencia, 1438-1445, en el que se buscó la unidad con los ortodoxos, el Decreto de la bula "exultate Deo", del año 1439 alude a los siete sacramentos mencionando y analiza algo de cada uno de ellos. En el matrimonio se indica lo siguiente, que trascribimos literalmente: "El séptimo sacramento es el del matrimonio, que es signo de la unión de Cristo y la Iglesia, según el apóstol que dice: Este sacramento es grande, pero entendido en Cristo y en la Iglesia (Ef 5,32). La causa eficiente del matrimonio regularmente es el mutuo consentimiento expresado por palabras de presente. Ahora bien, triple bien se asigna el matrimonio. El primero es la prole que ha de recibirse y educarse para el culto de Dios. El segundo es la fidelidad que cada cónyuge ha de guardar al otro. El tercero es la indivisibilidad del matrimonio, porque significa la indivisible unión de Cristo y la Iglesia. Y aunque por motivo de fornicación sea lícito hacer separación del lecho; no lo es, sin embargo, contraer otro matrimonio, como quiera que el vinculo del matrimonio legítimamente contraído, es perpetuo".

En lo celebrativo se va afianzando a un mayor protagonismo de los esposos, que son los que realizan el consentimiento. La función del Obispo primero, y de los sacerdotes después, consistía en bendecir a los cónyuges. Eran frecuentes los matrimonios ocultos o clandestinos, sin ninguna organización administrativa ni registral de ningún tipo. Los abusos también se dieron, poligamia, invalidez. Por supuesto era condenado, pero el daño social ya estaba hecho. La reforma carolingia, en el siglo VIII ya había intentado incorporar una mayor burocracia por parte de la Iglesia, con un mayor control sobre los matrimonios. Esta organización será exclusiva de la Iglesia en el siglo XI. La misma reforma gregoriana fue asentando algunos principios sobre el Matrimonio. Se celebraba no en casa de la novia, sino en la Iglesia, trasladándose todos los gestos al templo parroquial.

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