25. Teo. sacramentos de la misión. El sacerdocio en el Nuevo Testamento.
25. Teo. sacramentos de la misión  

EL SACERDOCIO EN EL NUEVO TESTAMENTO.

Una cuestión que nos llama la atención de la vida de Jesús es que constantemente está enfrentado a la autoridad sacerdotal hebrea. Jesús no pertenecía a la tribu de Leví, tampoco era sacerdote ni doctor de la Ley. En los textos como Mc 1, 44; Mc 2, 26 o Lc 10, 30 aparecen sacerdotes hebreos, en situaciones diversas, pero normalmente cumpliendo con las prescripciones levitas. Jesús parece que critica la absolutización del culto y los rituales relativizando las funciones de los sacerdotes de su tiempo. El único sacerdote que sale algo mejor parado es Zacarías, el padre de Juan el bautista, que queda mudo ante la revelación del ángel del nacimiento del precursor, no obstante es calificado como hombre justo, un buen representante del AT.

El enfrentamiento de Jesús con los sacerdotes del Templo es mayor, y es conducido a la muerte por un conflicto con el Sanedrín, que presidía el Sumo Sacerdote. Los sacerdotes judíos son enemigos de Jesús, pero también de la primera comunidad cristiana. En el libro de los Hechos encontramos enfrentamientos entre Pedro y las autoridades del Templo, Hch 2, 46 o 6, 7. Incluso llegando a la lapidación del Diácono Esteban y huyendo los cristianos de la persecución, Hch 5, 17 y 8, 1.

Sin embargo, los cristianos reconocieron la dimensión sacerdotal de Jesús, es decir, históricamente no fue sacerdote sino laico, pero por su función mesiánica, entendieron que era profeta, sacerdote y rey. Cristo era sacerdote por ser mediador entre Dios y los hombres, aunque con una ruptura respecto al sacerdocio del AT. Su sangre, derramada en la cruz y anunciada en la Última Cena, es una sangre de Nueva Alianza. Jesús ofrece su muerte como un sacrificio por la salvación, una sangre que se derramará por muchos. Los mismos cristianos entienden pronto esta función sacerdotal nueva, iniciada en Cristo, y así encontramos gran cantidad de pasajes en esta línea. En 1 Cor 5, 7 Cristo es sacrificio Pascual, es el cordero inmolado. En 1 Cor 10, 14 entiende la participación de la Eucaristía como distinta de la participación idolátrica en otros sacrificios. En Rom 3, 25 Jesús ha sido instrumento de propiciación. Es decir, la conducta de Jesús es la de un sacerdote que se entrega a sí mismo, como un mediador nuevo entre Dios y el hombre, que sella con su sangre un nuevo pacto.

La carta a los Hebreos es decisiva en este tema, porque se habla directamente del sacerdocio de Cristo. Es un escrito de teología con forma de carta en el que Jesús como Mesías trae la renovación cultual y sacerdotal. El sacrificio de Jesús es el ofrecimiento de si mismo para la salvación, por eso es sacerdote, es más, desde la fe es el Sacerdote supremo, el único y definitivo sacerdote. En la carta a los Hebreos hay comparación del sacerdocio de Cristo con los sacerdotes antiguos, en concreto con Melquisedec, que era considerado en el judaísmo como el sacerdote de más dignidad, dado que había recibido el diezmo de Abrahán. El cristianismo hablará de Jesús como un sacerdocio eterno, en continuidad con la ofrenda de Melquisedec. Sin embargo, el sacerdocio de Cristo es distinto al judío, primero porque se ofrece a sí mismo: Jesús es la víctima, el sacerdote y el altar; es decir, es el mediador total y perfecto. porque es Dios y hombre verdadero, el Mesías, el Hijo de Dios que por su encarnación hace su mediación en perfecta. En segundo lugar, porque en el antiguo sacerdocio los hombres deseaban acercarse a Dios mediante su esfuerzo y por la Ley, ahora es Dios el que ha tenido la iniciativa en Cristo. Jesús es el Sumo y Eterno sacerdote. Desde la muerte y resurrección el sacerdocio antiguo ha quedado invalidado y superado. El velo del templo se ha rasgado por la muerte del Mesías, se está indicando el nacimiento de algo nuevo, el antiguo sacerdocio ya no sirve. Ahora el único sacerdocio válido es el de Jesucristo. Es el sacrificio perfecto y definitivo que celebramos en la Eucaristía.

Este sacerdocio de Cristo es trasmitido y heredado por los cristianos. Así aparece en la 1 Pe 2, 5-9 cuando cita el texto del Ex 19, 5-6. "Seréis para mi un reino de sacerdotes, y una nación santa", se habla de sacerdocio real, como intermediario entre Dios y los demás hombres. "sois sacerdocio real", es decir, se está enfatizando en la función de los cristianos, que son los nuevos mediadores entre Cristo y los hombres. Hemos sido hechos sacerdotes en Cristo Jesús. El sacrifico de los cristianos en esta teología será la entrega de sus propias vidas, su donación y servicio a los demás, afectando a todos los cristianos por el Bautismo. Otro texto que habla de sacerdocio común de los cristianos es el Apocalipsis, en su primer capitulo indica que "nos ha lavado por nuestros pecados con su sangre". Hay una idea de expiación y de sacrificio de Cristo, con un sentido de especial dignidad y separación de los cristianos. En Ap 5, 9-10 se menciona directamente "y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra" Hay otra vez una idea de redención asociada a Cristo que no hace sacerdotes por su triunfo. En Ap 20, 6 "Serán sacerdotes de Dios y de Cristo... reinando por mil años". Está hablando de un grupo particular que son los mártires, especialmente salvados que han entregado su vida por Cristo.

Es significativo que este sacerdocio común, propio de todos los cristianos no se oponga a la estructura de la comunidad eclesial, que está ahora formándose, y en la que ya aparecen algunos ministerios y carismas, de donde derivará el gobierno y santificación de la comunidad, que identificamos con Obispos o Presbíteros. No se habla de sacerdocio especial en el NT, sino sólo de sacerdocio general, de todos, pero el sacerdocio especial, de los que reciben el sacramento del Orden pertenecería al servicio y diakonía de algunos escogidos por el Señor, con un carisma de gobierno heredado del grupo de los apóstoles, de los que sus representantes más próximos son los Obispos, Presbíteros y Diáconos.

El primer ministerio es entregado a los Doce, con un encargo de autoridad y de entrega especial, por eso conviven en intimidad con Cristo. Tras la muerte y el abandono, se dispersan, pero en la resurrección son nuevamente convocados por Cristo y el Espíritu Santo, siendo ratificados en la evangelización y en su misión. El segundo grupo ministerial que aparece en el NT es el de los Diáconos. En Hechos 6 encontramos un encargo especial ante la falta de atención de los gentiles. Es posible que detrás haya un conflicto entre la comunidad helenista y la hebrea, que siendo todos seguidores de Cristo mantienen prácticas distintas. Es necesario un ministerio específico, que atienda a las viudas, para que los apóstoles puedan dedicarse a la oración y la predicación. Los Diáconos son además escogidos recibiendo el ministerio tras la oración y la imposición de manos. Es relevante que son además los primeros mártires, y que cuando van muriendo no renuevan el número. Lo mismo sucede con los Doce, perseguidos y mártires, no renuevan su número.

Los carismas que encontramos en la comunidad de Antioquía tienen que ver con el profetizar, el ser maestro y apóstol, según indica 1Cor 12, 28. Estos triples carismas se repiten: apóstol, profeta y maestro, son estables también en otras comunidades. Los apóstoles, que no debemos identificar necesariamente con los Doce, tenían como función la predicación en el envío. Es un ministerio itinerante, encargado de predicar la palabra y de organizar nuevas comunidades. Son dirigentes itinerantes y verdaderos constructores de las comunidades cristianas. El carisma profético de algunos en la comunidad se entendía inspirado por el Espíritu. Consistía en hacer nuevas revelaciones, y seguramente presidían la vida litúrgica. San Pablo indica que edifican la comunidad, por eso es mejor que el don de lenguas, que es difícil de interpretar y entender, y que sólo beneficia al que lo recibe. Finalmente el carisma de maestro, que acompañaba desde el inicio a la comunidad cristiana, trataban de comprobar en el AT que las promesas sobre Jesús se cumplen, fortaleciendo la fe de toda la comunidad.

El asunto es que estos ministerios se fueron transformando cada vez más. La actividad apostólica itinerante primera fue extinguiéndose, especialmente cuando las comunidades cristianas se estabilizaron. Su razón de ser se pierde, o mejor dicho, se transforma. El cristianismo se expande, pero ya hay grupos cristianos, iglesias cristianas estables que se reúnen; y en ellas lo importante será preservar la comunidad, vigilarla, gobernarla y organizarla para que perseveren en las persecuciones. Estos ministerios de esta segunda etapa están también en el NT, en los documentos más tardíos, aparecen los Obispos, Presbíteros y Diáconos, como continuadores de la labor de los apóstoles, y con funciones nuevas. Parece ser que además de gobernar, presidirán las celebraciones litúrgicas y predicarán la palabra.

Estos ministerios particulares surgen en la primera generación, en 1 Tes 5, 22, hay quien trabaja y quien preside la comunidad. Estos ministerios tan antiguos, que menciona Pablo, destacan porque sus nombres se intercambian y sus funciones se mezclan. El Obispo, en griego "epíscopo", significa literalmente el que mira por encima, el vigilante, el supervisor de la comunidad. Es de alguna forma el presidente, y son procurados por los apóstoles itinerantes en el momento en que hay una comunidad más o menos estable. Es segundo lugar, por importancia están los Diáconos, cuya función es el servicio general a todos los cristianos. Diaconía significa servicio, atienden a las comunidades y suelen estar cerca de los Obispos en su labor pastoral. En tercer lugar, se encuentran los "Presbíteros" o ancianos. Este grupo es heredero de la organización judía, son jefes de la comunidad, con más años y experiencia. Su función se intercambia con la del Obispo en varios textos. Tiene un papel menor, son consejeros, ayudantes o delegados del Obispo. Con el tiempo adquirirán un papel más relevante que los Diáconos, al disponer de la función sacerdotal delegada del Obispo, no así los Diáconos que seguirán junto al Obispo, al servicio de los pobres.

La función de Obispos y Presbíteros se va ciñendo a presidir la comunidad en las asambleas litúrgicas, la predicación y la enseñanza, gobernando la comunidad. Estos ministerios aparecen como imprescindibles en la comunidad cristiana, siendo necesario, y voluntad de Dios, que haya una autoridad, alguien con un encargo de responsabilidad. En la comunidad cristiana esa autoridad viene de Cristo, que la entrega a Pedro y los Doce y que llega a los Obispos, sus sucesores. Esta necesidad se mantiene hasta el día de hoy.

También es importante comprobar que los ministerios en el NT están en función de las circunstancias, desaparecen algunos ministerios y aparecen otros nuevos. Tampoco debemos olvidar que la autoridad la entendemos como servicio, como encargo de responsabilidad para edificar la comunidad cristiana. El carisma está en función de la comunidad, no es para sí misma, sino para toda la comunidad.

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