Nació en Königsberg, Rusia, el 22 de abril de 1724. Estudió en el Collegium Fredericianum y
posteriormente en la Universidad de Königsberg. Su padre murió cuando todavía estaba estudiando en la
universidad y esto le obligó a abandonar sus estudios para ganarse la vida como tutor privado. En 1755, ayudado
por un amigo, reanudó sus estudios y obtuvo el doctorado. Enseñó durante muchos años en la universidad y dio
conferencias primero de ciencia y matemáticas, para llegar de forma paulatina a disertar sobre casi todas las
ramas de la filosofía.
Su obra más famosa,
La crítica de la razón pura apareció en 1781. Kant permaneció soltero y llevó una vida
metódica y sin sobresaltos. Solía dar una caminata diaria, y se cuenta que los habitantes de Königsberg acordaban sus
relojes observándolo ir y volver.
Kant fue un autor muy preocupado por el pensamiento humano y por cómo conocemos la realidad de las cosas.
Una de las teorías que formuló fue que en la mente del hombre hay ciertas ideas que ya existen como un
conocimiento a priori sobre la realidad de las cosas y posteriormente nuestra mente añade su propio orden a
las sensaciones (conocimiento a posteriori), no tenemos por tanto una mente pasiva. Esta doctrina coincide en
lo esencial con la de las ideas innatas, propuesta por Platón. El prestigio de que gozaba Kant dio a esta concepción
mayor credibilidad, y contribuyó a refutar las enseñanzas de John Locke, para quien la mente era en el momerito de
nacer una "pizarra en blanco" o tabula rasa.
Para Kant debe además establecerse una distinción entre un fenómeno y un nóumeno. El primero se
refiere a una idea o percepción, es la manera en que las cosas se nos aparecen en la mente. El nóumeno, por el
contrario, se refiere a la "cosa-en-sí", la existencia efectiva de un objeto. Esta diferenciación nos
sugiere que nunca podemos conocer la realidad directamente, que somos prisioneros de nuestros órganos sensoriales
y de las percepciones de nuestra mente. Los estudios modernos de la percepción y de la psicofísica han preservado
hasta cierto punto la distinción kantiana.
El enfoque general adoptado por Kant para estudiar la mente humana puede considerarse una variedad del innatismo
y tiene mucho en común con las primitivas enseñanzas de Platón.