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Dra Marta Zabaleta

Laura Bonaparte *

Con su cara hundida en la tristeza

viajaba la vida con la madre a cuestas;

las dejé en un tren que iba vacío

hablando solas

imágenes sobrevivientes que poblaban la luz de la ventana

como trozos de un rostro fracturado que viajara furtivo

para dar anticipo de su vida mas allá de la muerte.



La madre pensaba cómo hacer para entregarle

a su único hijo sobreviviente

desde tan lejos

el privilegio de asistirla en su muerte.

De repente se oyó un grito y cayeron del cielo

unos pañuelos blancos y en sus manos vacías

crecieron tulipanes rojos, negros y blancos

Central Station, Amsterdam, 4 de abril de 2004, 2.48pm..

*Madre de la Plaza de Mayo, Línea Fundadora.

ASIDAS COMO EN MORTAJA,CARNAVAL DE PENAS BLANCAS


Otoño en el exilio, Londres, 25/10/2003 03:25

Dedicado a EMI de BOER y a Buenos Aires en primavera.

Suben

bajan

vuelan

solas.

Como el rumor de las horas

piensan

sudan

se idolatran

caen.

Como el olor de las rosas

maduran

suenan

bailan

se columpian

mientras pasan

por la ventana vacía

paladar de penas rancias

por la ventana pasan

tardías.

Como el sabor de las cosas

en el pasar de las horas.


añejadas

limpias

amargas

y ajenas.

Como el hornero en la rama

solas

quietas

puras

ocres

taciturnas

caminantes

y muy cálidas.


Como el vapor del barbero

cuando retiran el agua

suben

y bajan

encogidas

se estremecen

como hace el pasto en la parva.


En bienvenida de agujas

y en pesar de penas blancas

bajan


caen

duermen

corren

ruedan

abrazan

pasan

se avalanchan.

Como el correr de la vida

danzan su danza macabra:

los versos que me has pedido

ya no quedan en las ramas.


caen

corren

se entrelazan

callan.

Como manzanas maduras

que ven pudrirse a la zarza.

Fueron tu guiño y

mi ojo

fueron tu tiempo y

mi olvido

el viento las volvió

esquivas

errantes

como sueños

agotados.


Cuando soñadas

sus penas

fueron las mías

y mis ansias

sus palabras

fueron

como sus manos

aladas:

su sonrisa

fue mi máscara.


Carnaval en armonía

silencio de penas blandas,

sonrisas de las gaviotas

cuando se lanzan a agua,

su murmullo en mis palabras

festival de penas blancas.


Las horas

juegan

que pasan

fingiendo que no me matan,

se pasan

como paseando.

Marta Zabaleta(c)Londres, 2003

Noches australes


Quiso llorar como tantas veces que la vida perra le enrostraba el espejo del desengaño.
Pedro Lemenbel, Tengo miedo torero.


Pero no iba a darle con el gusto a ese impertinente. Nunca nadie la había tratado así en un avión:

_¿Cuidado, señora, no ve que me mueve el asiento? ¿Adónde se cree que está? ¿Por qué no se sienta?

¿Cómo voy a poder sentarme si estoy en Argentina?, pensé. Si estoy en estado de emergencia, y en tránsito.

Sí, porque aun estaba en la ARGENTINA.

Pero en la otra Argentina, claro: la del fin de semana largo de los que tienen plata y huyen de la capital con rumbo a las ballenas en celo, de los que van a esquiar, de los que combinan con los lagos, y yo, ¿qué? Voy a ver las aguas turbias del puerto de Comodoro Rivadavia (‘¿ qué vas a hacer allí, al cementerio del petróleo?!’, me había dicho la entrevistadora del diario de la capital), y bueno, me habían dicho tantas otras cosas, todos tan negativas casi, a veces, como muchas el humor argentino. Todas imprecisas, y bastante contradictorias, como mis propios sentimientos. (‘Bueno, ¡ y qué!... Hay muchos ensiliados en la Argentina’, me dijo en el teléfono otra colega . ‘¿Por qué te preocupás tanto por este? A mí me pasó lo mismo’, y sin decirme que le pasó, se fue a Salta y me dejó sola, sin verla). Ah, pero ella en cambio es exiliada...¿te das cuenta?...Coraje, en suma. Lo preguntaba a mis amigas, porque lo que necesitaba era, al parecer, mucho coraje para ir hasta allá a conocerlo. ¿Existiría de verdad, o estaría sólo en mi mente, como me lo explicaba a tientas mi terapeuta londinense?

Alfredo sonrió, con esa sonrisa que reserva para cuando parece estar como casi cansado de mis ‘excentricidades’, pero no de ser mi amigo, a pesar de nuestros más de casi cincuenta años de amistad: y dijo ‘Te vas ... ¿adónde, ... a Comodoro Rivadavia...a qué? Yo no conozco a nadie allí’, agregó meditabundo. Se lo oía decir a mi mejor compañero de la facultad, ...con profundo respeto y no poca aprehensión. Al menos, una década de silencio no me dejaba menos segura acerca de la cercanía de esta amistad eterna.

Pero el señor del taxi remisero que me vino a buscar a las 3.45am en punto, en cambio, me reaseguró:

- Sí, está bueno que se vaya, vaya, señoora, cualquier cosa es mejor que estar en esta basura de ciudad, ¿sabe? - y en el corto trayecto al Aeroparque me explicó que trabajaba desde los ocho años, que ahora que tenía ya cuarenta, no podía cambiar el auto que ya tenía más de diez años así que se iba a quedar sin trabajo en tres años más,- porque estos tachos, señora, no aguantan más que unos catorce si uno les da tanta viaba.Y ahí nomás, en la confianza de la noche madrugada, le conté que su ex le había echado en cara que no debía haber hablado con los tacheros, que por hablar con una de su viaje era que lo habías secuestrado al día siguiente durante la segunda semana del Proceso, cuando él había caído preso por culpa de ella, ¡claro!, ¿qué menos! ¿no? Y quedado sin cargo a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por cerca de esos horribles ocho meses que ella usó full time para tratar de liberarlo.

Los tacheros de Buenos Aires tienen casi todos una cosa en común. Que apenas olfatean Inglaterra, se destapan. Aaaah, viene de la isla de la Thatcher. Sí, todos saben quién es la Thatcher , vvvvvió , thhhhzzzz Doooooñ, le dijo otro taximetrero, y le contó como lo dijo aquel compañero cuando llegó a la oficina.el 2 de abril de 1982- pero este el taxista que la traía ya de vuelta de Aeroparque a la casa de G., regresando de su viaje a Comodoro Rivadavia. Que le decía:

-Me acuerdo como si fuera hoy, y de eso hacen la punta de años, 1982, las Malvinas, figúrese, pero me acuerdo como si fuera hoy. Sí, era bueno el muchacho, un analfabeto, no como yo que soy técnico químico, y sí, quedé desempleado, pero antes fui alguien, era un capo en la fábrica, y aquel paraguayo me tenía tanto respeto. Y vino y se cagó de risa de la ZAAATTTTCHER, vio... en solidaridad

- ¿?

El mismo que cuando llegué de Rosario me había aleccionado acerca del subempleo disfrazado y me lo explicó amistosamente cuando le pregunté, ya instalada pero con la mente pegada aun a la ventanilla del colectivo que me trajo desde la tierra

- ...Señor: aquí se da propina a quien lle abre la puerta nada más?

- Sí

- ¿Pero quién le paga a ese hombre para que lo haga?

- Usted. Se supone que es usted la que lle tiene que pagar ...

Pagarle por no tener otra indignidad que la de abrir y cerrar la puerta de los taxis ..y nada más....

¿Qué me dijo? Perdone, no le oigo, señor, porque lloro, lloro de bronca, lloro porque no soy una buena argentina. Soy apenas una argentina de ‘afuera’. No sé ni siquiera que debo darle propinas a los que me abren las puertas de los taxis.

Paró el taxi. Se bajó y me dió un abrazo y gratis...pero este, es el que me llevara a Ezeiza, para irme de la Argentina:

-Sí, los milicos nos ganaron, señora, mee comentó. Sería ....

Y lloramos los dos juntos. Y tuve mucho miedo. Se fue. Y estaba Sola. Porque en Argentina nadie va, como en todos los demas países del mundo en que he estado, a llevarme al aeropuerto. Nadie.

- Pero Usted ya lo sabe: se me sienta, mme gritó el hombrón sentado en el asiento de adelante en el avión a Comodoro Rivadavia..

Lo mire a la cara pensando que lo había visto. Carcelero típico, suboficial de las gloriosas fuerzas armadas de la república. Patotero. Pero no le hice caso, fui al baño y cuando volví rapidito eso sí, me senté... En este país todo te puede pasar: de repente me bajan del avión, me dije , después de todo el trabajo que me costó conseguir este asiento: un día entero de idas y venidas y una montaña de guita, y encima ser llamada 'mi amor', por la directora de la agencia de viajes de Barrio Norte que me lo vendió, que dijo que nunca atendió a otra mujer que fuera a su casa con una proletaria ( T, la señora que trabaja por horas hace 18 años en la casa de G). Y encima, una mujer de afuera, yo, pero que sin embargo me iba a hacer el favor, y se embolsó la buena guita sin chistar. Pero ...no me dio el boleto. Me dijo que irían a llevármelo ala casa adonde estaba....

Quería llorar con toda su alma para sacarse de una vez la espina quemante de ese capricho, pero su mirada de filtra lucera no logro reflejar la claridad agónica que se iba en el ultimo espantadazo de la tarde.

Pedro Lemembel, Tengo miedo torero, pág .153

Dejé atrás en Chile a la cultura de la diferencia. Lo había visto en el panel del ICA 51, dedicado al género. Me cayó bien, con su bufanda roja, su gorro también rojo, sus pasos cortos, su cara curtida por el viento del norte salitrero. Al oirlo leer de su último libro, se acordó que Consuelo le había regalado su novela: Tengo miedo torero.

Ay, el es mi ídolo, Martita,- me comentó mi amiguito gay , Cristian A. A.- Pedro es mi escritor preferido. Magnifico, pensé y lo invite a escucharlo. Y así entreabrí de a poco aquel universo genérico milenario.

_ Es un amigo-, me había dicho Consuelo, la última vez que las visitó a ella y a Linda en la casa de Gales....aquella noche en Gales, tango que me hiciste mal, y sin embargo, te quiero.

La noche estaba muy oscura, y en el avión hacia mucho frío. Graciela me había hecho comprar tres camisetas de invierno y tres pares de medias super abrigadas, ‘ Mirá que sin eso en Comodoro Rivadavia te vas a morir del frío’, y la señora de la tienda de enfrente de la plaza de Coronel Díaz y Las Heras se las había vendido sin parar ni para respirar, porque aunque cuando la vio primero pensó que era una ladrona, pero después le miro los pies y le escuchó el acento y pensó una de afuera, bien forrada, como diríamos, por acá. Ella así me lo explicó.

Y yo le expliqué que andaba haciendo tiempo. Que me habían vendido el pasaje en avión, pero no me lo habían dado. Iban a llevármelo a la casa de ¿Ir a la Radio de la que soy corresponsal en Londres? Pero no sería mas justo ir a visitar a su familia, viajar por mas días a Rosario, estar con ...Y tuvo mucho miedo.

Casi como le paso a la abuela tana cuando le vendieron un tranvía, te acordás, cuando la familia vivía toda en Campana. Eso les pasa por hacerse tan ricos en una generación, como aprendió a pensar cuando leyó un poco a los autores cultos. Gino Germani, Sergio Bagú, en fin, porque así se usa mucho, decir en Argentina a quién una conoce, o a quién una puede citar así como al descuido. Para eso, hay publicaciones que son campeonas. La pijetería en pintura, pero no, no te voy dar el gusto de citarla. Ya te lo dije una vez y lo negaste: es una publicacion muy machista, ‘¿Machista? Pero si tiene hasta suplemento femenino los viernes, y todo’. - Mirá, vos te vas al cementerio del petróleo a ver a un tipo, ¿y te permites criticar al mejor periódico local? Pareces feminista.

-¿Y si ella hubiese muerto?

¿Habrá proseguido aquel diálogo con un europeo?

Ander Malraux, La condición humana

De vuelta la despertó el hinchabolas:
-Señora, me movió otra vez el asiento....

-Disculpe, don, pero ahora estaba sentadda, lo que debe pasar es que usted no lo puso derecho para el aterrizaje, a lo mejor.

Y enseguida se olvidó del cargoso, de los argentinos con trajes de vacaciones, con esquíes y bolsas colgando por todas partes, de los pánicos que le decían en su cabeza: ¿y qué voy a hacer si no está en el aeropuerto esperándome? Pero mirá: ¿cómo se te ocurre que va venir a buscarte al aeropuerto? No ve que para éso te reservó pieza en un hotel, cómo se llamaba, del miedo ya no me acuerdo, (para su tranquilidad y comodidad, no para la tuya, abombada). Le dieron ganas de bajarse. Y allí lo vio. Era un horizonte que se dibujaba rojo. Hermoso.

Tomó el libro de Pablo Neruda y para darse ánimo- para hacer que el pasado no existiera ni pesare el porvenir- mientras el piloto anunciaba en castellano que el avión comenzaba el aterrizaje, en un exilio del ensilio y Aerolíneas Argentinas (así llamada ‘su compañía’, aunque era española luego de la desregulación), tocaba tierra.

¡Tierra!! Residencia en la Tierra.

Leí:

Hay cadáveres,

hay pies de pegajosa losa fría,

hay la muerte en los huesos,

Como un sonido puro,

Como un ladrido sin perro,

Saliendo de ciertas camadas, de ciertas tumbas,

Creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Pablo Neruda.

Y me volví para mirarlo, pero ya no estaba el fastidioso. No estaban más ni la muerte ni las sombras. Todo el presente me sonreía, pues le había visto. Entre las caras de la espera, le había confundido el rostro con una estrella. Se deslizaba raudo y como si yendo hacia puerto seguro: era Miguel Ángel, mi nuevo amigo del Sur patagónico, mientras en la distancia, el sol crecía y cuando pensaba que era una nube lo que entorpecía el silencio, me di cuenta.

Es un cerro, me dije con asombro, es una montaña, recortada, altanera, bella, de perfil puro,¿ sería El Chenque y sería como su alma, tan bella como esa aurora?. Y era así, pura, eran al fin todos los pedazos de sus caras en cada foto fría, la que se dejó besar esa mañana. Y de eso me recuerdo siempre: del fresco aroma de su piel recién afeitada, y el color de mis ensueños.

Su enrollado cabello negro entonces beso, y su pie dulce y perpetuo: y acercada ya la noche, desencadenado su molino, escucho a mi tigre y lloro a mi ausente. Neruda, Pág. 52

¿Será, me digo, aquel hombre del avión el asesino que me dijeron viajó en el mismo vuelo, el que debía estar preso por la matanza de Margarita Belén? El asesino saludó a Miguel Ángel. Pasarán más de mil años, muchos más..Y a le tengo miedo. Y de aquel ángel con vaqueros a lo Fellini, tengo pena..

Porque ...‘ Si me preguntáis adonde he estado, debo decir: “Sucede”... como dijo Neruda

Y eso que es mi Argentina, sucede que duele.

Pero eso es tal sólo por que yo, ya soy de afuera.

Aeropuerto de Rio de Janeiro, 2 de agosto de 2003.

( Fragmento de mi libro en preparación, título provisorio ‘Trauma y testimonio en la escritura. Vidas de militantes revolucionarias de Chile y Argentina’, borrador de la ponencia que presentaré en la Universidad de Sevilla, el 10 de julio de 2006, ICA 52., en el panel de Literatura testimonial femenina , de Asunción Labraín.)

Marta Zabaleta ©Londres, 2003



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