La primera impresión que obtuvimos del estado fue el monumental, el puente que conecta en la Laguna de Términos a la parte continental con la llamada Isla del Carmen, un puente de más de un kilometro de largo, antes en su lugar existía un teleférico y según cuenta la leyenda los delfines te acompañaban en todo el viaje. Este puente no es nada en comparación al que conocimos después, el que conecta a la isla con la península de Yucatán; este solo mide tres kilómetros y medio.
El primer punto visitado fue Ciudad del Carmen, misma a la
que llegamos con un propósito muy especifico, el criadero de cocodrilos
ya que habíamos oído que era uno de los más grandes
del país y efectivamente fue una visita que valió la pena.
Al llegar al sitio que está en las afueras de la ciudad no vimos
letreros ni a nadie, sin embargo, en una pequeña cabañita
a la entrada nos encontramos al cuidador del lugar, este nos ofreció
guiarnos y fue una gran idea ya que resultó ser un buen guía.
En este criadero se encuentran cocodrilos de la especie de los moraletti
y el cuidador nos permitió una de las experiencias más
gratas de las que recordemos en los viajes, ya que nos permitió
pasar junto a los cocodrilos y estar sin reja de por medio con ellos, nos
explico que esto no se le permitía a los estudiantes ya que como
mucha de la gente de México no tienen la conciencia
necesaria, se ponen a aventarles cosas o acercarles palos a fin de observar una
reacción, esto es lo que si resultaría peligroso, sin embargo,
si se entra tranquilamente a la jaula los cocodrilos no se incomodan con
nuestra presencia y resulta de lo más seguro. Para regresar a Ciudad
del Carmen tienen que esperar a que pase algo en la carretera y
esto no es muy seguido.
Hay más cosas que ver en Ciudad del Carmen, sin embargo, el día en que llegamos era festivo y no pudimos ver prácticamente nada, además de que nos comentaron que el zoológico de la playa norte esta patético (jaulas pequeñas, etc.) nuestro camión salía ese mismo día y no nos quedamos mucho tiempo más y nos dirigimos hacia el espantoso pueblo de Escarcega. Donde sugieren en el billar: no entrar sin dinero para apuestas (bonito ambiente, ¿verdad?), por la hora nos quedamos a dormir ahí, pero a primera hora por la mañana huimos a Xpuhil. Para llegar allá deben tomar un camión de segunda rumbo a Chetumal (no hay directos).