Casablanca. Metrópolis de Marruecos.

Con una población de más de 3 millones y medio de habitantes, Casablanca es la ciudad más grande de todo el país. Cosmopolita y europea, es el centro económico y financiero de la nación. Llena de innumerables edificios de la época colonial realizados en Art Déco y "Neo-morisco", la capital de la colonia francesa fue el escenario de pruebas de los urbanistas franceses más prestigiosos de principios del siglo XX.

Curioso nombre español para esta ciudad marroquí. Aunque, en realidad, debemos de ser los españoles los únicos en llamarla así. En árabe, Casablanca se dice tal cual, pero traducido: Ad-Dar Al-Baida. Sin embargo, salvo en los carteles de las carreteras, o en los documentos oficiales, ninguna de estas dos denominaciones es corriente. En la calle, los casablanquoises prefieren llamar a su ciudad "Dar-bida" si hablan en el dialecto árabe local, o simplemente "Casá", si hablan en francés.

Mezquita Hassan II. 

Casablanca tiene desde hace pocos años un nuevo perfil. La impresionante Mezquita de Hassan II fue levantada por el padre del actual rey de Marruecos, Hassan II. En unos terrenos ganados al mar, se yergue esta mole de mármol blanco, que se ha convertido por sus dimensiones, en uno de los centros de culto más grandes de todo el mundo. Su minarete tiene el título de ser el mayor construido de todo el mundo musulmán, con sus 200 metros de vértigo.

El inmenso templo desafía con su rotundidad al atlántico.

La enorme sala de oración puede acoger hasta 25 000 fieles en su interior. Y en la explanada adyacente, hasta un total de 80 000 personas pueden darse cita al mismo tiempo. El techo de la sala es movible, pudiendo abrir el gran espacio central y convertirlo en patio en apenas 3 minutos. En la construcción de la mezquita han participado más de 3000 artesanos venidos de todo el país. Es, simplemente, una obra gigantesca.

Mucho se ha criticado esta obra faraónica que ha originado un enorme gasto para un país en el que al menos la mitad  de su población vive al borde de la pobreza. La misma ubicación de la mezquita parece hacernos un guiño ante la patente realidad: un barrio degradado de la ciudad de Casablanca del que surge, como fuera de lugar, este impresionante diamante pulido rodeado de una flagrante pobreza.

Uno se da cuenta de las dimensiones reales del minarete cuando se acerca a su base. 200 metros desde su pie hasta el remate superior.

Llegando a Casablanca por la carretera de Marrakech al anochecer, es imposible no darse cuenta de que nos acercamos a la ciudad. El minarete de la mezquita permanece iluminado por la noche y, desde su cima, un enorme foco de luz apunta inamovible hacia la Meca.

Foto realizada por mi amiga Júlia.