Incluso desde el aire, Essauira se nos muestra como
una ciudad moderada, y ordenada. En el pasado, Essauira tuvo una gran
importancia estratégica como puerto de embarque de las mercancías
procedentes del interior del sur de Marruecos. Una muestra de ello, son
los restos aun visibles del fortín levantado sobre el islote que cierra
la pequeña ensenada de Essauira, o el fuerte de la "Skala",
en las cercanías del puerto. La ciudad entera tiene
influencias de los varios pobladores que por aquí pasaron: desde
beréberes, bambaras, cartagineses, portugueses, franceses, ingleses...
incluso pinceladas españolas se esconden entre los muros de esta ciudad,
ya que muchos de los cañones que hoy en día se asoman al atlántico desde
sus murallas, llevan inscripciones de reyes españoles.
Fue la amplia comunidad de comerciantes judíos la que dio a Essauira su
importancia innegable allá por el siglo XVII, y que la transformó en un
polo de prosperidad muy importante en el conjunto de todo Marruecos
hasta bien entrado el siglo XVIII. Hoy podemos
apreciar aun gran parte de lo que debió de ser la Essauira comercial en
los talleres de los artesanos situados en los soportales de la Skala,
donde todavía podemos asistir a la creación de objetos de bella
marquetería y madera de raíz del árbol conocido como "thuya". |