Temas de la Semana anteriores:
Y volver a tus brazos otra
vez
Tras los atentados, parece
que la clase dirigente apuesta de nuevo por el keynesianismo
EEUU contra el terrorismo
Se ha criticado mucho, muchísimo
a EEUU por el ataque a Afganistán, por haber usado la fuerza ahora
que ha sido atacado
Ataque y Respuesta
Sería un gran triunfo
que la respuesta al ataque a Nueva York y Washington fuera de la mano de
la Justicia.
America under attack
El terrible atentado del
11 de Septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono
Amor, sexo y Un mundo feliz
La conquista de la libertad
que ha hecho superar ciertos tabús. Pero, ¿qué tipo
de conquista hemos logrado?
Un dios que se equivoca
¿Realmente podemos
confiar ciegamete en el mercado?
El Tema de la Semana |
Neoliberalismo frente al Estado
de Bienestar
El ser humano siempre ha tenido ante sí una terrible disyuntiva:
trabajar para sí mismo o para los que le rodean (ya sea su familia,
sus amigos o unos perfectos desconocidos). Este problema nace de un cierto
concepto de justicia que más o menos todos compartimos, pero que
cada uno posee con sus propios matices y que, además, interpretamos
de formas muy distintas.
Podríamos afirmar que todos consideramos una desgracia la muerte
de un niño por la desidia de sus padres en sus cuidados. Es decir,
todos consideramos positivo el que viva. Podemos afirmar, por tanto, que
consideramos la vida como algo positivo, un valor en sí mismo, algo
que se debe cuidar y respetar. Esto, per se, no contradice situaciones
extremas en las que deseemos la muerte a nuestra propia persona o a otra,
aunque esto será porque tendremos motivos, bajo nuestro punto de
vista, más fuertes que la propia vida. Pero creo innegable que todos
consideramos la vida como un valor en sí mismo.
Todavía hay más. Hay otra verdad universal, que es que
la felicidad personal es positiva. Aunque posiblemente esto sea una tautología,
ya que llamamos felicidad a estar bien, por lo que lógicamente ser
feliz está bien.
Quiero exponer con esto que hay algo real para todo hombre, (o para
una inmensa mayoría), y es que hay que vivir feliz: feliz, or la
alegría de lo que nos ocurre, feliz viviendo una recompensa del
más allá, feliz por cualquier razón.
Posiblemente esto sea lo humanamente necesario. Es por ello que todo
hombre aspira a ello. La vida se considera un derecho de todo hombre, y
esos derechos humanos consagran la legitimidad de la búsqueda
de esa felicidad. Todo esto es francamente muy clarificador para ver con
claridad la disyuntiva que plantea el neoliberalismo frente a otras tendencias,
como es el Estado de Bienestar.
El neoliberalismo consagra la libertad individual en la búsqueda
de esa felicidad. Ninguna instancia superior debe impedir al hombre esa
búsqueda de la felicidad, porque cada hombre sabe mejor que nadie
que es lo que él desea. Así, introduciendo este esquema de
pensamiento en la economía de mercado, cada hombre trabaja para
disponer de unos medios que le permitan la felicidad. Cada hombre,
según su capacidad y su esfuerzo, producirá una riqueza que,
por tanto, le corresponde [Nota: El propietario de los medios de capital,
en tanto que los posee, también tiene derecho a recoger los beneficios
que de ellos proceden. Y si bien es cierto que sin eltrabajdor las máquinas
no producirían nada, también es cierto que sin las máquinas
el trabajador produciría una cantidad infinitamente menor]. Entonces,
es él quien decide en qué gasta lo logrado. Su búsqueda
de la felicidad le ha hecho trabajar, para producir y ganar, y le llevará
a decidir que hace con sus ganancias. Pero en cambio, existe un Estado
que coge una parte de lo que él ha producido para destinarla a unos
fines distintos a lo que él desearía (y que estarían
en su búsqueda legítima de la felicidad).
Por otro lado, las políticas del Estado de Bienestar (de inspiración
keynesiana) consagran, por así decirlo, una felicidad mínima
a la que tiene derecho todo hombre por el mero hecho de serlo. Así
se ve al hombre como un ser eminentemente colectivo, en el que las necesidades
del conjunto son superiores a las individuales. Y esas necesidades mínimas
deben ser universales. Una entidad, por encima del individuo, captura parte
de la riqueza colectiva para distribuirla entre los que no disponen
de esa riqueza. Esa felicidad mínima estaría relacionada
con la salud y la educación, sobre todo. Y sería el Estado
el encargado de suministrarla universalmente.
Aunque incluiría muchas otras cosas, como por ejemplo un sistema
de pensiones, de garantía salarial,...
El problema de esto es, quizás, el parasitismo que podría
proporcionar, ya que habrá gente que prefiera vivir de lo que le
dé el Estado a cambio de nada, que obtener un pequeño salario
a cambio de trabajo.
Y este es posiblemente el debate. ¿Tiene el Estado el derecho
a superponer los intereses del colectivo a los deseos individuales? Parece
intuirse que no. ¿Por qué? Imaginemos un país donde
sólo un hombre crea que haya que instaurar el Estado de Bienestar.
No se instauraría no porque la mayoría decidiese que no se
hiciera, sino porque cada uno, por sí mismo, no estaría dispuesto
a hacerlo. Y que si uno sólo lo quisiera no podría obligarles
a todos. Pero en cambio, al consagrar el Estado de Bienestar, aunque sea
por una decisión mayoritaria estamos obligando a los individuos
que no quieran participar en ese Estado a hacerlo. ¿Por qué?
No ciertamente porque lo deseen, sino porque la mayoría se lo impondría.
El problema de los totalitarismos es que no tienen en cuenta las opiniones
de los individuos. Y estas formas de actuar también son, en parte,
un totalitarismo de la mayoría.
Lo que no quita que todos deseemos un mundo solidario en el que cada
hombre esté dispuesto a compartir. |
Coméntalo en el
foro:
Foro
|