Durante la vida, ¿como saber si llegan decretos supremos? En el mundo sólo sabemos cómo se bebe, cómo se canta. En el río, bajo el claro de luna pasa la oca tártara; al sur del Huai, los árboles se desnudan, innumerables parecen los montes de Ch'u

Estudiante de Shao Lin Ch'i

Todo llega en su momento, independientemente de que lo busquemos o no. Independientemente de que lo comprendamos o no, todo sigue un curso del que no tenemos ningún control. En todo caso, nuestra libertad se limita a la forma en cómo actuamos (respondemos) ante los eventos que se nos cruzan en nuestro caminar. En esto consiste nuestro libre albedrío.

Este curso que seguimos no es mas que el resultado de nuestro pasado (quizás de vidas anteriores), del mismo modo como en nuestro presente estamos abonando el terreno para nuestro curso futuro. Lo que somos, lo que vivimos, lo que nos acontece, es el fruto de nuestras acciones, pensamientos y omisiones pasadas; y así mismo, nuestro presente está forjando lo que será nuestro futuro. Todo cuanto nos viene nos pertenece (por decirlo de algún modo), por lo que es en vano lamentarse por lo que en nuestra vida actual nos desagrade, como lo es también jactarse de aquello que estemos viviendo de forma agradable y placentera. Nosotros lo hemos provocado, y ahora recogemos los resultados; cuando su efecto termine, sencillamente se diluirá. Estamos fomentando en nuestro presente, pues, qué nos deparará nuestro curso futuro. Seamos concientes de ello.

Pero el sentido de la existencia no puede limitarse a dicho juego de bienestar/malestar. Sería patético, sin sentido. ¿Venimos a esta existencia sencillamente a conseguir cosas? Cosas que, por otro lado, no viajarán con nosotros cuando abandonemos esta existencia humana. ¿Venimos a esta existencia a conseguir la "felicidad"? Felicidad que, curiosamente, logramos a base de sufrimientos. Mas bien parece que haya un algo mas profundo tras todo este mundo de apariencias, algo que no somos capaces de percibir. Estamos tan absortos en las ilusiones que nos rodean, en la ficción que creemos estar viviendo, en las sensaciones que percibimos; nos hemos acomodado de tal manera a este teatro de títeres en el que actuamos, identificándonos de tal manera con los papeles que nos toca seguir, que el ser sintiente que somos queda asfixiado y camuflado tras todo ello, queda relegado no a un segundo plano, sino a la autoignorancia. Somos padre, hija, hermano, abuela; médico, abogada, profesor, ama de casa. Y sin embargo, cuando se muere sólo muere el ser sintiente; todo lo demás permanece. (Soy hijo porque tengo padre: si falto, mi padre continúa existiendo; si falta mi padre, yo continúo existiendo; por tanto, el papel de hijo que vivo es solo un rol, no soy yo.) Tanto tienes, tanto vales = según tienes, así te ven. Pero el ser sintiente que somos muere, y lo demás permanece. Por tanto, ni somos ninguno de los roles que nos toca vivir, ni tenemos realmente lo que creíamos tener. Todo ello no es más que parte del juego de la vida que seguimos; un juego en el que parece ser que gana quien menos se ve a sí mismo, quien menos conciencia de sí tenga, y por supuesto quien logre disfrazarse mejor hasta el punto de mostrar la cara (por menos auténtica que esta sea) que desea que los demás vean. ¿O acaso no disfrazamos nuestra cara, nuestro aspecto (nuestra apariencia), siempre ante los demás? Modales aprendidos, conductas establecidas, ... Todo un sinfín de normas para montar el escaparate del "yo soy esto" que queremos vender, por mas alejado de la realidad que sea en verdad. Y ... camuflar, esconder, lo que realmente somos.

Entonces, ¿quién o qué soy? Si fuésemos capaces por un momento de desconectar de los roles que estamos viviendo a través de nuestra existencia; si fuésemos capaces por un solo instante de olvidar las pertenencias que hemos acumulado, de olvidar las experiencias vividas (que ya tan sólo permanecen en el mundo de los recuerdos; recuerdos que por otra parte van deformándose a través de los años, queramos o no, y ello sin que nos demos cuenta en la mayoría de las ocasiones); si fuésemos capaces de desechar atributos, adjetivos, conceptos, y vernos directamente, sin tener que tomar como referencia a otros seres, ni cosas, ni conceptos, ... ¿Qué es lo que quedaría? ¿Qué veríamos?

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