PROYECTO QUARTZ

LA COLECCIÓN 
CARACTERÍSTICAS

CURIOSIDAD, BELLEZA, RAREZA

    Para definir lo que presentar en una exposición de piedras, esta colección ha sido concebida a partir del gusto y el interés de la gente:  gusta lo bello, interesa lo raro, lo curioso. Piedras bellas pueden haber en cantidad, a tal punto que la gente haya visto muchas veces un determinado tipo de mineral o de roca, y esa belleza, por repetida, puede no atraer la atención.  Piedras raras pueden haber muchas para la gente no muy informada sobre el tema, pero pueden no ser estéticamente atractivas y, por lo tanto, carecer de interés para el observador neófito. También hay una rareza que no pasa por el desconocimiento de la gente, sino por la infrecuencia de determinadas formaciones minerales. Estos ejemplares escasos pueden ser de interés, si no para quien desconoce tal particularidad, al menos sí para los estudiosos, que no son pocos en las exposiciones de piedras. Por eso, al definir qué presentar, esta categoría de lo raramente hallable en la naturaleza, es importante para exponer.
    Puede suceder también que un ejemplar no sea ni bello, ni raro, pero sí curioso, por alguna característica llamativa en su forma, color, brillo o alguna otra particularidad. Dentro de lo curioso en formas, puede producirse alguna semejanza entre lo que se aprecia en el mineral, y alguna cosa ajena a ese reino, como puede ser alguna forma vegetal, animal, humana, paisajística, etc. Estas curiosidades minerales ponen en juego la subjetividad del observador, de modo semejante al de las estrellas, cuyas constelaciones eran vistas de distinta manera según el momento histórico-cultural en que se las observara. Las figuras trazadas sobre el mapa celeste uniendo estrellas con líneas, eran distintas según la cultura y las imágenes que sugería cierta distribución estelar. Donde hace tres mil años era observable la figura de un animal común en cierta región del mundo, ahora podría verse un aparato recientemente inventado. Con las piedras pasa algo así, pueden presentar formas que sugieran algo ligado a determinada imagen instalada en la mente colectiva, según la información y la cultura incorporadas.
    Cuando la curiosidad de una piedra incluya también la belleza, el ejemplar expuesto adquiere una atracción especial. Más aún si a esto se le agrega el factor rareza. Por lo tanto, la selección mineral de esta colección apunta a la conjunción de estas tres variables: curiosidad, belleza, rareza, en ese orden.
 

Curiosidad

    Se prioriza lo curioso sobre lo bello y lo raro, porque ni todo lo bello ni todo lo raro despiertan la curiosidad y generan atracción. El propósito es que el observador reciba del mundo mineral un mensaje capaz de asombrar. Que si bien se sabe que la Naturaleza ha obrado maravillas, saber esto no impida maravillarse ante una obra mineral. Que a pesar de que no deba parecer asombroso lo que en una piedra pueda encontrarse, el asombro sea inevitable.
    La idea no es exponer minerales para que sean observados sólo bajo una visión cientificista por la cual, para determinada formación curiosa, hay una sencilla explicación académica de cómo la química de los componentes ha transcurrido bajo determinadas variables físicas. No hay lugar para el asombro, ni para el juego mental de comparaciones, donde sólo la ciencia defina la observación. El juego de comparar lo observado en la piedra, con algo conocido, es lo que hace curioso al ejemplar. Es lo que rodea a la piedra de un misterio, de una mística en la que la Naturaleza nos da la sensación de ser artística, y de haber dotado al mineral de una identidad, de espíritu particular.
    También es curiosa, para muchos, la geometría de las cristalizaciones, pues mucha gente encuentra asombroso que se formen cubos o hexaedros perfectos, y hasta hay quienes creen que se trata de formas hechas a máquina, pues ignoran que el hombre, cuando realiza tallas, no crea, sino que imita a la Naturaleza en su actividad "escultórica". Pero este descubrimiento del observador novato, lo lleva a la sensación de que la Naturaleza tiene algo de humano: "nos imita". Esta fantasía persistirá, a pesar de que la razón nos diga que el mundo mineral preexiste al hombre. El juego mental consiste en suprimir este sentido práctico de ver la realidad, para sumergirse en la fantasiosa visión, con sentido abstracto; nos abstraemos del mundo de las explicaciones técnicas y nos manejamos con otros códigos y símbolos, poniendo a la Naturaleza en función de nuestra visión y realidad, y no poniéndonos nosotros en función de la realidad objetiva de la Naturaleza. Nos hacemos la fantasía de que ella ha fabricado una piedra con forma de rostro humano, o en la famosa rodocrosita con vetas dibujando "el mapa de Sudamérica con la Argentina destacada"; buscamos un mensaje metafísico que una supuesta Inteligencia Cósmica haya plasmado en piedra para que lo encontremos millones de años después, porque esa Inteligencia, por ser supratemporal, puede conocer el futuro, vernos encontrar la piedra, y crearla en nuestro pasado para que se cumpla el propósito de transmitirnos su mensaje. Para unos, esto es así, para otros, quizá lo sea dentro de la especulación filosófica; para otros, no pasa de ser una fantasía mental. Y ésa es la propuesta de esta colección: que aflore la fantasía de que alguna Conciencia Universal con dominio del espacio y el tiempo, haya dejado en los suelos mensajes para nosotros, hace millones de años. Una fantasía lúdica, claro está, teniendo en cuenta que la realidad puede estar muy lejos de tal imaginación. O quizás no...
    Las fantásticas imágenes del mundo mineral, parecieran transmitirnos un mensaje: la belleza, la perfección, la curiosidad, el misterio, no sólo están en la mente humana; fuerzas de la Naturaleza obedecen también  a una mente con lógica, imaginación y sensibilidad.
    Los seres humanos tendemos a pensar que el arte comenzó en las cavernas, con las pinturas rupestres. Pasaron miles y miles de años, y después de haber desarrollado las más variadas escuelas pictóricas y escultóricas, sería bueno advertir que muchas de las obras de arte de nosotros ya habían sido elaboradas por fuerzas naturales. ¿Acaso una esmeralda, una rosa, el plumaje de un pavo real macho, no son una muestra de la perfección, el equilibrio en la combinación de formas geométricas y colores? ¿Hemos "inventado" el arte, o sólo nos inspiramos en la estética que el Universo lleva en su esencia?
    El cosmos guarda en su espíritu la magia de la creatividad. Somos cada uno pequeños magos capaces de realizar en miniatura lo que el Todo logró en su inmensidad. Porque llevamos dentro la esencia cósmica del arte, somos tan capaces de crear, como lo fue la Mente Cósmica que hizo arte antes de que existiéramos, cuando elaboró la arquitectura de las galaxias.
 

Belleza

    En segundo orden de importancia, la colección tiene el factor belleza. Además de lo curioso que también pueda o no tener un mineral o roca, lo bello transmite valores que ennoblecen la existencia.  Esto no significa que haya piedras feas. No existe la fealdad en el reino mineral. Lo no bello no implica fealdad, en lo que a piedras se refiere.  Lo mismo pasa con las plantas. ¿Quién ha dicho alguna vez que tal o cual planta o flor es fea? Y los animales, ¿nos parecen feos algunos de ellos? ¿cuáles? ¿Vemos feo a un cocodrilo, o lo que se siente es impresión por su peligrosidad? ¿O acaso no nos resultan simpáticos los cocodrilitos recién nacidos, que hasta vemos como lindos? ¿Y en qué difiere, estéticamente, del adulto, salvo en la idea de peligro que éste nos sugiere? Fuera de la belleza y la no belleza en la naturaleza, encontramos que la fealdad concierne más a cosas y asuntos relativos a la especie humana.
    Volviendo a la estética de las piedras, es importante exponer ejemplares bellos, porque la belleza transmite vibraciones que enaltecen el alma. Si además de bellos, los ejemplares son curiosos y raros, mejor. La idea de la colección ha sido reunir, en lo posible, estas tres condiciones en la mayoría de los ejemplares.
 

Rareza

    En tercer lugar, queda la rareza de un ejemplar mineral, es decir, cierto tipo escaso en el mundo, ya agotado o con sus yacimientos casi agotados; o cierta característica irrepetible con la cual no se conozca otro ejemplar semejante, como sucede con los cristales de nieve, que no hay dos exactamente iguales. Esto hace de ejemplares de características únicas, verdaderas joyas de colección.
 

Claudio Omar Rodríguez
Coleccionista




PROPÓSITO
ANTECEDENTES
Las fantásticas piedras de Michel Cachoux


ALGUNOS EJEMPLARES CURIOSOS
CRISTALES
ÁGATAS
GEODAS
CALCEDONIAS
Proyecto Quartz
Formulación y desarrollo

El autor

La Colección

Exposiciones

Cristales grandes colocados en lugares especiales

Mensajes y conocimientos sobre la energía de los cristales

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Cristales y lugares mágicos

Lugares "energéticos" y de extracción, exposición y comercialización de cuarzos y otras gemas

Lugares de venta de piedras

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