Históricamente, los mantras son fórmulas espirituales, una combinación de sílabas sagradas transmitidas a través de los tiempos por las mas diversas tradiciones religiosas. En la mayoría de las formas místicas de todas estas tradiciones religiosas (tanto teístas como ateas) hallamos esta práctica, de una u otra forma: la recitación interna de un mantra, de una manera continua, ferviente y concentrada, para lograr trascender la mente superficial y llegar a los estados más profundos de la conciencia.

Independientemente del significado lingüístico que tengan, cada mantra ejerce un cierto poder sobre su recitador y sobre quienes lo reciben. Provocan una cierta energía, dependiendo del mantra en cuestión, que actúa a un nivel imperceptible para nosotros, pero que a través de los siglos han sido mas que constatados. No es mi intención el demostrar aquí nada; tan solo exponer una serie de mantras usados por muchos budistas.

Lo que es importante es conocer el sentido del mantra que estemos recitando, de modo que nuestra atención y propósito esté en función con el mantra recitado. Muchos de los mantras actúan sobre algún organo del cuerpo, aunque no todos; muchos de ellos, incluso, tienen un color o algún Budha o Bodhisattva asociado. Si conoces alguno que no aparezca en esta relación de mantras que estamos iniciando, o si conoces mas datos sobre alguno de ellos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros mediante nuestro e-mail.

Etimológicamente, la palabra mantra proviene de dos vocablos sánscritos:

Man, mente
Tra, liberar

Es decir, el mantra es una fórmula sagrada para liberar la mente, liberarla de las cadenas que son las malas vibraciones que constantemente recibe, de la suciedad externa que la envuelve y no la deja verse a si misma a esta mente originalmente pura.

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