El dilema de los padres con los hijos.
Voy a escribir algunas frases significativas de los problemas
que tienen los padres con sus hijos. ¿Y qué tiene que ver
esto con el baloncesto? Pues en principio, nada. Pero creo
que podréis relacionar muchas de estas frases con lo que nos
ocurre a los entrenadores con los chavales, en el trato con
ellos, en nuestros sentimientos... buscar el significado de
las frases, porque creo que todas tienen semejanza con nuestra
actividad.
CAPÍTULO
1. PROBLEMAS DE LOS PADRES CON LOS HIJOS.
∙
“Yo era el padre perfecto, hasta que nació mi hijo”,
dicho por el padre de un niño de dos años (¿a que muchos de
nosotros somos los entrenadores perfectos, hasta que nos enfrentamos
con nuestros equipos? ¿a qué desde la grada lo vemos todo
muy claro, y pensamos que los demás no tienen ni idea? ¿y
qué pasa cuando estamos con nuestro equipo, lo vemos todo
igual de claro?).
∙
Este relato es de una madre que ha castigado duramente a su
hijo, por dejar los juguetes sin recoger. Después de regañarle,
ella está contenta, más tranquila. Sharon se sintió aliviada
por un instante, pero su satisfacción fue rápidamente sustituida
por un sentimiento de culpa, de horror. Se dio cuenta de que
había perdido el control de la situación a causa de su enojo.
NO SÓLO HABÍA CASTIGADO A TODD POR DESORDENAR LA CASA, SINO
POR TODO LO QUE A ELLA LE HABÍA IDO MAL AQUEL DÍA. (Muchas
veces, vamos a los entrenamientos, y empezamos ya cabreados
el entreno, por los problemas que hemos tenido en nuestra
vida personal. Deberíamos intentar abstraernos de lo que nos
ha pasado).
Esta
madre, se sintió después mal por su actuación, y se prometió
no volver a permitir que la ira le robara de nuevo lo mejor
de sí.
∙
Los padres están muy preocupados porque creen que los buenos
padres no gritan, no actúan movidos por el resentimiento y
saben controlar los accesos de rabia. CUANTO MÁS GRANDE ES
NUESTRO AMOR POR NUESTROS HIJOS, MAYOR ES TAMBIÉN NUESTRA
CAPACIDAD PARA ENFURECERNOS CON ELLOS. La ira, el resentimiento,
incluso la rabia, son pasiones que nos asaltan con regularidad
cuando nos enfrentamos con ellos.
∙
No tenía ni idea del alcance de mi genio hasta que tuve
hijos.
∙
Sabía que los niños de cuatro años tienen una tremenda
capacidad para actuar de modo aparentemente irracional incluso
después de darles toda una serie de pacientes explicaciones.
∙
Cuando no encontramos otra salida que la del enfado, automáticamente
hacemos cosas de las que luego nos arrepentimos. En ese preciso
instante, tratamos de herir a quien nos trae problemas. Decimos,
y hacemos cosas que no queremos. CUANDO NOS SERENAMOS, DESEARÍAMOS
VOLVER ATRÁS.
∙
Tendemos a confundir lo que sentimos con lo que hacemos,
y nos dejamos llevar por nuestros impulsos. Pensar, y sentir
no son la misma cosa. Tenemos que aprender a separar nuestros
sentimientos de nuestras acciones.
∙
Los castigos hacen que los niños sientan rabia, y deseos
de venganza. Aun cuando nuestra intención es provocar el arrepentimiento
de los niños, frecuentemente inspiramos deseos de venganza.
Nadie aprende la lección, tanto padres como hijos acaban enfadados
y frustrados.
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