CAPITULO V

EL ESCRITOR ENTRA EN LA HISTORIA DEL HNO. BRANHAM

Creo que es necesario que yo explique cómo llegué a penetrar en la historia del hermano Branham, para así poder mantener la continuidad de esta biografía.

Años atrás nosotros habíamos hecho contacto con el hermano Jack Moore (quien escribió el capítulo anterior), mientras yo conducía un avivamiento en la iglesia de su suegro, el Rev. G. C. Lout, quien para ese entonces era el pastor de la iglesia en Shreveport, Louisiana.

Para ese tiempo nosotros llegamos a tener en grande estima el compañerismo del hno. Moore. En los años que le siguieron, el negocio del hermano Moore, como contratista, llegó a crecer mucho, llegando hasta el punto de convertirse en uno de los más prominentes hombres en la construcción de edificios de aquella área.

No obstante su prosperidad, él no estaba demasiado ocupado para sentir la gran necesidad espiritual de su ciudad durante la depresión, la iglesia a la cual él asistía perdió su edificio y la congregación se desparramó.

Fue para entonces que él y sus asociados determinaron comenzar una obra independiente en un suburbio de aquella ciudad. A esta nueva iglesia ellos le dieron el nombre de "Life Tabernacle." En los años que han transcurrido desde entonces, la obra ha tenido un crecimiento tremendo, y recientemente fue contruido un nuevo y bello tabernáculo en el mismo corazón de la ciudad, siendo dedicado por el hermano Branham.

Durante este intervalo, llegué a ser pastor de una iglesia en Ashland. Sucedió que para este tiempo que escribimos me encontraba en pleno avivamiento con el evangelista J. E. Stiles, en el cual unas 15 personas habían recibido el bautismo del Espíritu de Dios.

Para este tiempo nosotros habíamos sentido que muy pronto Dios había de revelarse a su iglesia a través de un nuevo ministerio de poder, en el cual poderosas señales y maravillas llegarían a suceder. Dios nos lo había mostrado a través del Espíritu de profecía en años anteriores.

Sucede en la providencia divina que terminando los cultos del hermano Stiles, recibimos una carta del hermano Jack Moore que decía como sigue:

Apreciado hermano Gordon:

Sé que te sorprenderás al saber que estoy en Ockland, California, pero esto es lo que ha sucedido: Tenemos aquí con nosotros a un hermano de apellido Branham, de Jeffersonville, Indiana, un ministro bautista que ha recibido el Espíritu Santo, y quien además ha tenido gran éxito en la oración por los enfermos en una escala cual nunca antes había visto. Tuvimos una campaña en Shreveport como nunca antes la habíamos tenido. El hermano Young Brown y yo le estamos acompañando en algunos compromisos que él había hecho. No hemos podido conseguir locales suficientemente grandes para acomodar las multitudes. Anoche fue nuestro primer culto aquí y todo el edificio estaba lleno. Estaremos aquí hasta el 25 y luego iremos a Sacramento para tres noches de campaña. Estaremos por aquí algunos días y me gustaría que también tú vieras lo que este hermano está haciendo...

Tu hermano, Jack Moore.

Leímos la carta varias veces, emocionados, y finalmente se la llevamos al hermano Stiles. Todos estuvimos de acuerdo en hacer un viaje a Sacramento para observar este raro ministerio de este evangelista del cual mi amigo Moore me había escrito.

Durante los próximos días el hermano Jack Moore voló hacia Ashland para hacerme una visita. Al día siguiente todos salimos para Sacramento que quedaba a unas 300 millas de distancia. Cuando llegamos al sitio donde se estaba celebrando la campaña lo encontramos completamente lleno.

Sin lugar a dudas, el servicio que pudimos observar era muy diferente a lo que nosotros estamos acostumbrados a ver. Nunca habíamos conocido a ningún predicador que llamara a los sordo-mudos para orar por ellos, y luego ver a esas personas libertadas en el instante. La última enferma por la cual él oró aquella noche fue una niña bizca. Yo había visto a la madre con su niña arrinconada en una-esquina, sin consuelo, pues eran muchos los enfermos y ella creía que no iban a orar por la niña. El tiempo de concluir el culto había llegado y ya el evangelista se preparaba para bajar de la plataforma. Cuando él bajaba la escalera de la plataforma, se detuvo y miró hacia el lado y vio a la niña. Sintió compasión por ella y puso sus manos sobre sus ojos e hizo una breve oración. Al instante la niña levantó su vista. ¡Y he aquí la niña tenía sus ojitos derechos!

CONOCEMOS AL HERMANO BRANHAM

La mañana siguiente tuvimos el privilegio de conocer al hermano Branham. Lo que habíamos visto y oído la noche anterior, y la impresión que tuvimos cuando le conocimos, nos convenció de que este era un hombre que, aunque humilde y sin pretensión, había alcanzado alturas espirituales como ninguno hasta ese tiempo, y que también había recibido un ministerio más allá de lo que nosotros habíamos visto anteriormente.

Esta era una fe sencilla que obtenía resultados y estaba en el orden de aquello que considerábamos necesario para traer el avivamiento que nosotros estábamos seguros Dios iba a enviar antes de Su Segunda venida.

Al conocer al hermano Branham, entendí que ya el hermano Moore le había hablado de mí, y que ya había oportunidad de hacer llegar esta gran inspiración a todo el pueblo de Dios.

Cuando el ángel se le apareció al hermano Branham, le dijo que este ministerio habría de ser para todas las gentes. Por cuanto nuestra asociación había sido entre el círculo del evangelio completo, esto quizás sugirió al hermano Branham y al hermano Moore que yo era la persona indicada para introducirlo a los ministros de estas iglesias.

Así fue que nuestro hermano Branham se interesó en considerar la invitación que le hicimos para celebrar algunas campañas en Oregon y estados vecinos, en el Otoño.

Regresamos a Ashland convencidos de que Dios había estado en nuestro viaje y que este habría de ser el ministerio que llegaría a las multitudes. Rápidamente comenzamos a considerar las posibilidades de organizar algunas breves campañas con el hermano Branham en la región noroeste.

Era nuestro deseo de asistir en otras campañas del hermano Branham, antes de las campañas en el noroeste. Nuestra iglesia nos dio permiso para visitar las próximas campañas en Tulsa, Oklahoma.

En junio de 1947 salimos hacia Shreveport, Louisiana. Cuando llegamos, el hermano Moore estaba listo, y juntamente con otros hermanos nos dirigimos hacia Tulsa. Aquella noche tuvimos la oportunidad nuevamente de observar el ministerio de este hombre. El auditorio estaba repleto. Muchas cosas maravillosas sucedieron aquella noche. La línea de oración por los enfermos duró hasta las dos de la madrugada. Así ha sido durante todo este año. ¡Qué vergüenza, pensamos nosotros, que habiendo millones de enfermos, sean tan pocos los que estén ejerciendo dominio sobre los demonios, y que este pequeño siervo tenga que orar hasta desmayarse, teniendo que ser cargado por su hijo y ayudantes fuera de la plataforma!

Hasta este tiempo no se habían tenido campañas unidas entre las iglesias del evangelio completo. Diferencias doctrinales y otras razones habían causado que un grupo desconfiara del otro.

Nosotros pensamos que si todos iban a recibir los beneficios de la campaña, que sería necesario organizar las campañas en una base inter-sectaria, en donde todos los interesados estuvieran de acuerdo en no precipitarse en debates doctrinales, sino que se unirían en un esfuerzo para traer este mensaje de liberación a todas las gentes. ¿Sería posible esto? Pensamos que lo sería. Al hermano Branham le entusiasmó la idea, porque ciertamente la unión de los creyentes ha sido la carga de su corazón desde que el ángel le visitó. Antes de salir de Tulsa ya habíamos hecho planes definidos para celebrar un número de campañas en el Oeste.

Dos meses más tarde, mientras viajábamos para e1 concilio general en Grand Rapids, Michigan, nos detuvimos en Calgary, Canadá en donde el hermano Branham tenía una campaña de 7 días. Allí tuvimos la oportunidad de asistirlo en la oración por los enfermos y pudimos apreciar su ministerio más de cerca.

En una ocasión le observamos mientras él le hablaba a uno acostado en una camilla. De momento no pareció recibir ninguna respuesta del hombre. Luego la esposa del enfermo le explicó al hermano Branham, que él era sordo y no le podía oír. Entonces el hermano Branham le dijo que era necesario que él recibiera su audición para entonces poderlo instruir en relación con recibir su sanidad del cáncer.

Hubo un momento de oración. ¡De repente el hombre podía oír! Lágrimas bajaban de aquel rostro, cuyo cuerpo había estado casi sin poder moverse aquella noche. Luego él le prestó suma atención al hermano Branham, mientras le indicaba cómo recibir sanidad de aquella enfermedad.

PROPOSITO DE DIOS AL LEVANTAR A WILLIAM BRANHAM

Partimos de Calgary junto con unos hermanos que viajaban con nosotros y proseguimos rumbo al Este. Unos días después nos detuvimos en Oberlin, Ohio, hogar del Colegio Obelin, fundado por Charles G. Finney. Este gran hombre de Dios fue enterrado en un cementerio cerca de Obelin, habiendo muerto en aquel lugar unos 75 años atrás después de un fructífero ministerio raramente igualado en la historia del evangelismo. Si Finney llegara a levantarse, apenas reconocería a Oberlin como está ahora.

Sin duda que el bello edificio reflejaba prosperidad material, pero el evangelio que tan fielmente proclamó Finney, apenas dos generaciones atrás, ya no tenía quien abogara por él. El marchitante azote del modernismo y el evangelio social habían dominado. Ningún gozo habría en Oberlin si Finney se levantara a predicar sus dinámicos sermones en los salones de aquella ultra-moderna universidad.

Nos preguntamos ¿qué habría sucedido? ¿Por qué en un lapso de dos generaciones había ocurrido semejante declinación? Luego nos acordamos de los días de Josué. Israel sirvió a Dios todo el tiempo de Josué; pero, dice la escritura, "Y LUEGO SE LEVANTO OTRA GENERACION DESPUES DE ELLOS, QUE NO CONOCIERON AL SEÑOR, Nl LAS OBRAS QUE EL HABíA HECHO POR ISRAEL. Y EL PUEBLO DE ISRAEL HIZO LO MALO DELANTE DE LOS OJOS DEL SEÑOR Y SIRVIOLE A BAAL." (Jueces, 2:7-11).

MINISTERIO DEL HERMANO BRANHAM
COMPARADO CON EL DE GEDEON

Eso está claro, que la fe en Dios no se puede transmitir de una generación a otra sin tener manifestaciones nuevas del poder de Dios. La generación que siguió a Josué tenía sus sacerdotes, pero era evidente que ellos nada sabían del poder de Dios. El mayor resultado de su débil ministerio es definido claramente en las siguientes palabras: "Cada uno hacía lo que bien le parecía."

Pero al igual que en aquel tiempo, también ahora, nunca faltan aquellos que como Gedeón no aceptan las sutiles explicaciones satánicas, tales como: "El tiempo de los milagros ya pasó", y otras.

Un ángel se le apareció a Gedeón diciéndole: "El Señor es contigo varón esforzado y valiente; y Gedeón respondió, Ah, Señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y donde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado diciendo: ¿No nos sacó el Señor de Egipto? Y ahora el Señor nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. "(Jueces 6:12-13).

Algo semejante a la vida de Gedeón es la vida de William Branham. Ambos nacieron en familias muy pobres, y ninguno tenía ambición de hacerse grande. Ambos recibieron una visita y una comisión del ángel del Señor. Ambos creyeron que si Dios estaba con su pueblo, el tiempo de los milagros no había pasado. Ambos recibieron una unción especial del Espíritu de Dios. Ambos rehusaron gobernar sobre la heredad de Dios, y ambos lucharon por traer armonía entre el pueblo del Señor.

Con un ejército muy pequeño, Dios le dió la victoria a Gedeón sobre su enemigo. Sin respaldo alguno de organización religiosa y sin poseer talentos naturales, William Branham obedeció el llamado a ministrar el don que Dios le dio, y multitudes corrían a oirle siendo así libertados de la aflicción del enemigo.

Gedeón también sufrió la oposición de algunos de su mismo pueblo, gente de mente carnal y celosos. De idéntica forma ha sucedido con William Branham. Ambos respondieron con mansedumbre y paciencia a los que hablaron contra ellos; y en ambos casos, Dios vindicó a sus siervos en su debido tiempo.

Las condiciones existentes en los tiempos de Gedeón, han sido las mismas de hoy. Una generación atrás, el movimiento del evangelio completo vino a existencia, siendo asistido con grandes señales y maravillas; pero ahora una nueva generación se ha levantado, y muchos de ellos nunca han visto un milagro.

En muchas iglesias la tendencia ha sido buscarle sustitutos al poder de Dios, sumiendo así la adoración de Dios a un nivel completamente humano. La única respuesta a esta condición, parece ser una manifestación fresca del poder de Dios.

 

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