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Espondiloartropatías
Espondilitis Anquilosante No se sabe cuál es la causa o causas que ocasionan esta enfermedad. Se
ha visto que son las mujeres las que tienen más tendencia a sufrirla,
siendo la edad de inicio más frecuente aquella que fluctúa alrededor de los 30
y los 50 años, aunque en ocasiones aparece en edades tempranas, pero no es lo habitual. La presencia de esta enfermedad es tan importante que
se considera que más del 1% de la población mundial la padece.
Del mismo modo que en la Espondilitis comentábamos que
se sumaban factores genéticos y factores ambientales, los estudios acerca
de la Artritis Reumatoide plantean ambos aspectos.
Entre los factores genéticos nos encontramos (al igual que pasaba en la
Espondilitis Anquilosante, asociada al HLA-B27) genes que codifican estos
HLA o antígenos de histocompatibilidad, como el HLA-DR4, cuya presencia
suele asociarse a mayor susceptibilidad para padecer la enfermedad. Dentro del grupo de los
factores ambientales se considera que un virus o una bacteria son los patógenos que inicialmente
pueden provocar que se desencadene la enfermedad, aunque la relación de un germen concreto con
la Artritis Reumatoide todavía está por demostrar.
Los mecanismos inflamatorios que se exacerban en la enfermedad, comienzan a afectar a las articulaciones
de forma que esta carga de partículas inflamatorias sobre ellas lleva a que duelan y se limite su funcionalismo. Es
la membrana sinovial uno de sus estructura "diana" junto con los cartílagos articulares. Ambas capas forman parte del recubrimiento interno de nuestras articulaciones y
entre sus funciones están la de nutrir otras estructuras y producir el líquido que baña
internamente la articulación (líquido sinovial) y evitar el rozamiento entre las superficies óseas al realizar
el movimiento. Por ello, cuando se dañan estas estructuras progresivamente, puede
llegar un momento en que se desgasten las capas que hacen que la articulación se "deslice" sin que los huesos
se rocen, y poco a poco los huesos tenderán a rozar y a erosionarse, al perder estas estructuras que facilitaban
el movimiento.
