Temas de la Semana anteriores:
Luchando contra el cáncer
Presentamos lo que comentó
Javier Mahíllo, un enfermo de cáncer, en una entrevista que
le hicieron en Cadena 100 en Junio del 2001.
Neoliberalismo frente al
Estado de Bienestar
La felicidad ha sido desde
siempre una aspiración del hombre. Pero el debate felicidad individual
frente a felicidad colectiva está presente.
Y volver a tus brazos otra
vez
Tras los atentados, parece
que la clase dirigente apuesta de nuevo por el keynesianismo
EEUU contra el terrorismo
Se ha criticado mucho, muchísimo
a EEUU por el ataque a Afganistán, por haber usado la fuerza ahora
que ha sido atacado
Amor, sexo y Un mundo feliz
La conquista de la libertad
que ha hecho superar ciertos tabús. Pero, ¿qué tipo
de conquista hemos logrado?
Fueron Tema de la Semana:
Ataque
y respuesta
America
under attack
Recuerdo
del Apartheid
Gescartera
y las instituciones capitalistas
Globis
y mundo global
Elecciones
País Vasco
Estado,
UMTS y oligopolio
Este
banco no es un demonio
Argentina,
al borde del abismo
La
impropia propiedad intelectual, por Carlos Rodríguez Braun
Bolsa
y Recesión mundial
Un
dios que se equivoca
La
inmigración en España
El Tema de la Semana |
España, Alemania, y la
ampliación al Este
Después de muchos, muchos meses, vuelvo a escribir un Tema de
la Semana, aunque ya lo de "Tema de la Semana" sea tan sólo anecdótico.
¿Qué escribir? Pues bien, como he pasado un par de meses
en Alemania, habrá que comentar algo sobre aquel país. Pero
quisiera unirlo con una noticia muy grata: la ampliación de la Unión
Europea a 25 países.
¿Qué supone dicha ampliación? La formación
de un bloque continental fuerte, muy fuerte, sobre todo porque, no lo olvidemos,
se integran países que hace menos de quince años tenían
economías comunistas. El cambio dado por el mundo es así
de brutal, y repentino. Ahora, la inmensa mayoría de Europa pertenece
a un mismo bloque, y la historia (común para muchos de los países)
ha desembocado en la alianza más extensa (e intensa) de toda nuestra
historia.
Ningún imperio había tenido bajo su dominio una zona
tan extensa de Europa, ni ninguna alianza había unido nunca a tantos
países. El Antiguo Régimen, la antigua concepción
de Estado, empieza a morir.
El hecho de la UE indica que gran parte de los pueblos europeos están
dispuestos a ceder parte de su independencia a cambio de mayor bienestar
para sus ciudadanos. Porque si la CEE nació en un principio con
el objetivo de evitar nuevas guerras destructivas entre Francia y Alemania,
el fundamento de sus sucesivas ampliaciones ha sido el de que los países
aspirantes veían en la integración un motor importantísimo
de crecimiento económico.
Crecimiento económico... Ése es en la actualidad el mayor
objetivo de la humanidad, crecer, aumentar la cantidad de recursos disponibles.
Por contra, a lo largo de la historia, la gran obsesión de las sociedades
ha sido el poder sobre los otros. Esto persiste todavía, igual que
antes también había un anhelo de progreso económico.
Pero la prioridad de estos dos aspectos ha cambiado.
Fue el ansia de poder lo que produjo las dos terribles guerras europeas
de este siglo, muchísimo peor la segunda que la primera. Una confrontación
monstruosa que aniquiló una parte importantísima de la población
europea. Y que debió sembrar la semilla del odio entre los distintos
países. Pero esta vez la destrucción fue tan increíble,
que en vez de odio no se podía pensar más que en paz.
También en la Alemania de la posguerra, hija de la Alemania
nazi, sólo había un deseo de reconstrucción. Pero
es difícil comprender esas mentes humanas, que entre el 1939 y 1945
aspiraban a arrasar Europa, aniquilar a judíos, gitanos y otros
"inferiores", y que después de una terrible derrota sólo
aspiraban a alcanzar una vida mejor.
Mi corta estancia en Hamburgo me ha mostrado un pueblo muy distinto
al que me esperaba. Si bien es cierto lo de que "no se puede generalizar",
me he encontrado unas gentes increíblemente pacíficas, muy
agradables conmigo (que soy un español... "solamente") y con una
educación y cortesías, francamente, formidables. ¿Cuál
es el verdadero corazón alemán? ¿El que odia al diferente
o el que siente admiración por lo extranjeros que van a su tierra?
Esta cuestión me la he planteado muy seriamente porque, aún
hoy, vive mucha gente en Alemania que participó de aquella guerra.
Y sin embargo, han "adoptado" en su sociedad a varios millones de turcos
y multitud de gente de otras nacionalidades. Incluso hay varias sinagogas
en Alemania.
¿Mienten ahora los alemanes? ¿Realmente odiaron? ¿Cómo
se puede dar semejante cambio?
Mucho me temo que no hay hombres buenos y hombres malos, sino que nuestra
actitud depende del momento concreto en el que vivimos. Creo esto para
la inmensa mayoría de la población humana. Es decir, que
somos capaces de odiar (a los judíos, a los gitanos, a los "moros",
a los negros), pero que la misma persona que odia, en otra situación,
los aceptaría sin problemas.
Así, por ejemplo, los españoles nunca no hemos considerado
racistas. En Murcia, donde vivo, tampoco. Pero ha tenido que llegar una
avalancha de inmigración magrebí, y los problemas, para que
se desaten odios contra el que es distinto. Como seguramente pasó
en la Alemania de pre-guerra.
Así, vemos lo cambiante que pueden ser nuestras mentalidades.
¿Qué hacer? Hay ciertas personas que sí, que demuestran
una abierta aversión contra el diferente. Sin embargo, creo que
deberíamos fomentar una educación fuerte y profunda de los
valores en los que creemos. Y esos valores incluyen, como mínimo,
los Derechos Humanos; como el de que todos somos iguales, sin importar
la raza (ni el sexo, ni la religión...). Estas ideas, en una situación
de paz, las tenemos todos muy claras. Aceptémoslas también
cuando nos llegan los problemas.
Y esos problemas parecen "previsibles" en la Alemania actual, si tenemos
en cuenta la avalancha de inmigración que se espera tras la integración
de los nuevos países en la UE. Hay un cierto miedo a que millones
de pobres del Este vayan a la Europa rica, con los problemas que eso conllevaría,
de paz social, servicios públicos...
Sin embargo, si países como Lituania, Estonia, Polonia, Eslovenia,
Chequia... desean unirse a una Europa libre, en la que priman los derechos
de las personas (y, no lo olvidemos, también el libre mercado, es
decir, la toma de decisiones individuales en nuestra vida económica),
no es justo ponerle barreras. Quizás algún periodo por motivos
de ajuste económico, de acuerdo, pero la unión debería
acelerarse lo máximo posible. Como se ha hecho. Y si son previsibles
problemas sociales, es porque nuestra sociedad europea no es tan madura
como nos creemos. Y en el fondo seguimos siendo simplemente unos racistas
y xenófobos; aunque sólo lo seamos en potencia.
No me gustaría descubrir esto. Ojalá las muestras de
racismo
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