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TESTIMONIOS EN BRASIL




LA REGIÓN EN LA AMAZONIA
 

LA PASTORAL VOCACIONAL EN ITACOATIARA.  P. José de Jesús Sánchez,  M.G.
 

UN REGALO INESPERADO P. José de Jesús Sánchez,  M.G.
 
 












LA REGIÓN EN LA AMAZONIA

La región norte de Brasil, llamada región amazónica, abarca el 42.07% del territorio nacional.  Las diócesis y prelaturas de la Amazonia comprenden superficies vastísimas, y, por lo tanto, presentan desafíos pastorales para la Iglesia.

Esta región amazónica es una inmensa área misionera, no sólo debido a su realidad natural, como es: la exuberancia selvática, su fauna y su flora tan abundantes, sus miles de kilómetros fluviales del río Amazonas, sino también por la falta de misioneros y misioneras para cubrir las necesidades pastorales que son esenciales para mantener viva la fe de las comunidades y alcanzar a aquellos que quedan fuera de la acción evangelizadora de la Iglesia.

Ante esta situación, los obispos de varias diócesis y prelaturas de esta región norte, lanzaron la iniciativa de recurrir a los  laicos comprometidos con la Iglesia, para compartir con ellos la responsabilidad misionera de esta región.

En la XXXI Asamblea Regional Norte, reunida en la ciudad de Manaus, los días 14 y 17 de septiembre de 1999, con el tema: "MISIÓN Y MINISTERIOS DE LOS LAICOS CRISTIANOS EN RESPUESTA A LAS NECESIDADES DE LA IGLESIA EN LA AMAZONIA", se tomó la iniciativa de compartir más de lleno con los laicos la responsabilidad ministerial que a cada cristiano nos da el Sacramento del Bautismo en su triple dimensión: sacerdotal, ministerial y regia.

¿Por qué es algo nuevo? Porque no se trata nada más de organizar a los laicos, en cuanto a su responsabilidad por la evangelización, como es: la preparación de catequistas, de celebradores de la Palabra de Dios, de representantes de comunidades, de líderes comunitarios y otros ministerios que, de hecho ya se tienen y se encuentran trabajando en casi todas las comunidades, sino que, además se trata de concientizar a los laicos para asumir un compromiso mayor dentro de la Iglesia, como es en los ministerios eclesiales, (hasta ahora ejercidos únicamente por los sacerdotes y algunas veces por religiosas), como medios para continuar anunciando el Evangelio en esta realidad amazónica.

Los obispos de esta zona norte los llaman “ministerios de servicio de la Unidad, de la Fe y de la Caridad”.
El ministerio de servicio de la Unidad es ejercido por un laico de la misma comunidad, que se reconoce representada en él y al mismo es punto de referencia para el párroco o el responsable del área pastoral (que puede ser un laico).

El ministerio de servicio de la Fe establece ministerios para ayudar a las personas a encontrar el sentido de la vida y realizar la experiencia de Dios.  Los ministerios de la Palabra y de la Celebración contribuyen para concretizar el servicio de la Fe, y se realizan en la forma práctica de celebrar la Palabra de Dios; acompañar la formación catequética y bíblica; participar en las misiones populares y coordinar la celebración litúrgica, entre otras.

El ministerio de la Celebración se concretiza en los laicos llamados a ser ministros del Bautismo, del Matrimonio, de la Comunión, de la consolación de enfermos y de la sepultura de los fieles difuntos.

El servicio de la Caridad y de la Justicia se concretiza en las diferentes formas de pastoral social, política, educativa. de los- derechos humanos, de la salud, etc.

Estos son los caminos redescubiertos por esta Iglesia del Amazonas, en la búsqueda de hacerse presente en toda la región y de compartir con los laicos la responsabilidad de la evangelización y de la misión, tarea de todos los cristianos.


LA PASTORAL VOCACIONAL EN ITACOATIARA.

    Los Misioneros de Guadalupe estamos trabajando en una pequeña Prelatura, asentada en la cuenca del río Amazonas, localizada a unos 300 kms. de Manaus, la capital del Edo. de Amazonas. La Prelatura de Itacoatiara es pequeña en cuanto a su estructura eclesial, ya que cuenta con diez áreas o territorios de trabajo pastoral y misionero (lo que llamaríamos parroquias); sin embargo, no todas estas áreas cuentan con la presencia de un sacerdote. Algunas de las áreas son coordinadas y administradas por religiosas y laicos, ya que el número de sacerdotes es muy reducido.

    La Prelatura de Itacoatiara es pequeña en cuanto a su estructura eclesial, ya que cuenta con diez áreas o territorios de trabajo pastoral y misionero (lo que llamaríamos parroquias); sin embargo, no todas estas áreas cuentan con la presencia de un sacerdote. Algunas de las áreas son coordinadas y administradas por religiosas y laicos, ya que el número de sacerdotes es muy reducido.

    Actualmente, la Prelatura de Itacoatiara se compone y lleva a cabo su trabajo pastoral y misionero con: un obispo, sólo siete sacerdotes, un grupo de catorce religiosas de varias congregaciones y la presencia invaluable de los laicos.

    Como pueden darse cuenta, los misioneros en estas tierras somos pocos para atender esas diez áreas pastorales formadas por cerca de 264 diferentes comunidades, las cuales se encuentran localizadas en una inmensa región de la floresta amazónica (92 mil kilómetros cuadrados), regada por las aguas del río Amazonas y sus numerosas afluentes.

    A finales del mes de junio pasado, todos los misioneros, religiosas y laicos responsables de alguna área pastoral, junto con el obispo, nos reunimos en asamblea general, la cual se tiene semestralmente para reflexionar y evaluar nuestra misión evangelizadora en estas tierras. En cuanto al trabajo vocacional, dada la situación socio-geográfica de nuestra Prelatura, es muy difícil, ya que los intereses de los jóvenes están puestos en otras cosas; la perseverancia de los supuestos candidatos al llamado religioso es muy frágil; el trabajo realizado por la Prelatura en este campo ha sido arduo, con pobres resultados.

    Desde la existencia de la Prelatura como tal (1964), han pasado un número -no muy grande-,  de candidatos,   y sólo uno llegó a ordenarse y, actualmente ya no ejerce su ministerio sacerdotal; contamos además, con un diácono y un seminarista en filosofía. Los responsables directos de la promoción vocacional en la Prelatura, a pesar de las dificultades, están motivando y renovando los esfuerzos para continuar trabajando a favor de las vocaciones locales .Es precisamente en esta área donde los Misioneros de Guadalupe queremos dedicar nuestros mejores esfuerzos a favor de esta porción de la Iglesia en Itacoatiara, centrando y teniendo como punto de referencia la promoción vocacional en todas nuestras actividades, a pesar de las limitaciones y los obstáculos que encontramos en nuestra misión.

    Para los Misioneros de Guadalupe la promoción vocacional llevada a cabo en esta realidad del Amazonas representa un gran desafío. Esperamos de nuestros bienhechores y padrinos sus oraciones, pidiendo al “Dueño de la mies”, que llame a más operarios y evangelizadores para servirlo en este gran campo de la floresta amazónica.

P. José de Jesús Sánchez,  M.G.
Misionero de Guadalupe en Brasil

UN REGALO INESPERADO

En el mes de septiembre pasado íbamos por uno de los ríos de nuestra área a realizar la segunda visita pastoral del año, planeada para esa zona.

El equipo misionero estaba formado por dos religiosas, una feligrés, el motorista del barco y yo. Como son pocas las veces que visitamos las comunidades del interior de la selva, cuando nos hacemos presentes por esos lugares, aprovechamos para ofrecer todos los sacramentos a las personas, revisar la catequesis, la evangelización y, además, evaluar la vida de los cristianos, escuchándolos e intentando orientarlos en sus problemas cotidianos en cuanto a educación, salud, cuidado, protección del río y de la floresta, etc.; es decir, todo un trabajo en conjunto.

En nuestra área existen tres zonas pastorales divididas por tres grandes ríos, los cuales dan nombre a las tres áreas: Río Uatumá, río Maripá y río Jatapu. En esta ocasión visitábamos la zona del río Jatapu. A lo largo de este río se encuentran doce comunidades, de las cuales nosotros visitamos y atendemos únicamente ocho, debido al problema de siempre: las otras cuatro están constituidas por protestantes, que no permiten nuestra presencia.

La mayoría de estas comunidades se formaron por la necesidad de tierra para sembrar, además de la abundante pesca que el río ofrece a los moradores; estas comunidades son constituidas por gente que vino de otros estados en busca de medios para sobrevivir; gente que huye del hambre y la necesidad. Como el Edo. de Amazonas tiene el área territorial mayor, ofrece también mayores oportunidades para quien busca tierras para trabajar.

Nuestro viaje por el interior de los ríos lo hacemos en un pequeño barco que, además de transporte, nos sirve también como casa en donde comemos y dormimos. El viaje, normalmente tranquilo, algunas  veces se ve interrumpido por fuertes lluvias que nos obliga a proteger nuestras cosas, aunque difícilmente salimos secos de la tempestad; en otras ocasiones somos visitados por los delfines, que aparecen a nuestro lado saltando y jugando en el agua; todo esto sin olvidar la presencia inquietante de los mosquitos, cuando comienza a oscurecer. Esta región representa un gran foco de malaria.

Nuestro viaje transcurrió sin mayores contratiempos: salimos el día 10 de septiembre al amanecer, aprovechando la luz del día; llegamos al atardecer a la primera comunidad, donde paramos para saludar a la gente, organizar la agenda del siguiente día y prepararnos para nuestro trabajo misionero. Ellos, por su parte, enviaron algunos jóvenes a cazar, y otros a pescar para proporcionarnos el alimento.  De esta manera fue ocurriendo nuestra visita misionera en cada una de las ocho comunidades que atendemos en ese río, viviendo en cada una de ellas una experiencia diferente, sintiendo la alegría y el desprendimiento generoso de la gente hacia el misionero y su trabajo apostólico,  a pesar de las dificultades y los problemas que ellos tienen para sobrevivir en medio de la selva amazónica, sin hospitales cercanos (por lo cual carecen de medicinas),  con pocos recursos económicos, bajo nivel educativo, etc.  Después de quince días de vida sobre el río, el día 25 de septiembre regresamos a San Sebastián.

Como en México el mes de septiembre es el "mes de la Patria", también lo es en Brasil, que celebra su independencia de Portugal el día 7 de septiembre; además, es el mes de mi cumpleaños (12/09). Aunque nuestro viaje terminó tranquilamente y sin mayores incidentes que los ordinarios, yo no contaba con que aún me faltaba una sorpresa, ¡mi regalo de cumpleaños!

Al final del mes comencé a sentirme mal: dolor de cabeza, vómitos, fiebre,… ¡Sin lugar a dudas los principales síntomas de la malaria!  De este modo, la selva amazónica y los ríos que la adornan y le dan vida me tenían reservado mi REGALO DE CUMPLEAÑOS. Fueron diez largos días de lucha en contra de esa enfermedad,  de tal forma que ¡jamás voy a olvidar mi regalo, ya que el virus de la malaria me va a acompañar todos los días de mi vida!

P. José de Jesús Sánchez MG


 
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