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TESTIMONIOS EN JAPÓN

¡OH DIOS! ¡QUÉ GRANDE ERES!   P. Marco Antonio de la Rosa, M.G.
 

DE CABEZA DE RATÓN A COLA DE LEÓN
 

¡QUIERO IR A MÁS CAMPAMENTOS!  P. Marco Antonio de la Rosa, M.G.
 

ENTREVISTA AL PADRE TIBURCIO M. LARA FARFAN.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



¡OH DIOS! ¡QUÉ GRANDE ERES!

En el 14o. año de mi estancia en Japón, Dios me hizo abrir los ojos ante las maravillas que Él hace. Después de haber bautizado a unos pocos (en su mayoría niños) y después de haber casado a más de 11 parejas (la mayoría no-cristianas, pues aquí, en Japón, por permiso especial del Papa, los japoneses no-cristianos pueden recibir la bendición nupcial, aunque no sea sacramento), Dios me hizo un regalo especial:
Hace más de un año vino una pareja a la iglesia de Aizu Wakamatsu, pidiendo el bautismo de su niño. Pero al estar platicando, resulta que la mamá, en su época de preparatoriana, estudió en la escuela que está enfrente de la Iglesia y asistió a clases de catecismo, pero no se había bautizado.
Le propuse que terminara de prepararse para que pudiera recibir el bautismo junto con su niño; siendo así, tendría que estudiar un año el catecismo; además, se les pediría que vinieran en pareja, pues el marido, aunque bautizado, poco había venido a la Iglesia, por lo que se veía conveniente que asistieran juntos.
Hubo la preparación de más de un año, y en la Pascua del 2000 se bautizaron ella y su niño. La familia Tanaka se convertía completamente al cristianismo.
Pero los planes de Dios iban más allá: querían casarse por la Iglesia y obtener otra gracia sacramental. Por lo que se les preparó y se casaron. Los fieles de la parroquia comentaban que hacía más de 30 años que no veían un matrimonio de pareja católica. Fue una alegría grande para la familia Tanaka y para la familia del esposo, de padres médicos, siendo la mamá católica aunque retirada de la Iglesia por más de 30 años. La abuela, doctora, regresaba a la Iglesia gracias a su nuera y a su nieto, y el abuelo quería después entrevistarse conmigo sobre cómo atender a los pacientes con problemas.
Al final de la ceremonia del bautismo, los abuelos me comentaban que hacía cerca de 50 años, en tiempo de la guerra, se habían casado aquí en la casa cural (pues no se podía usar el templo), y que era su deseo celebrar las Bodas de Oro en la iglesia.  “¿Sería posible?” -me preguntaban. Yo con alegría les respondí que sí, que con gusto lo haría.
¡Señor qué grande eres! ¡Grandes son tus maravillas! ¡Qué cosas grandes haces en tus fieles y en los de corazón puro! ¡No me queda más que cantar tus maravillas! ¡Sigue haciendo tu obra de redención en Japón! Sé que es la misión más difícil y las conversiones a cuentagotas pero… ¡no importa Señor, tómate tu tiempo, con tal de que al fin muchos japoneses te reconozcan y algún día disfruten de tu gracia sacramental!
El misionero tiene que esperar mucho para ver el fruto, y muchas veces muere sin ver nada.
Nosotros, que tanto rezamos por la conversión del Japón, esperamos de ustedes oraciones y muchos refuerzos. ¡Su oración no es inútil! ¡Dios también nos hace ver sus frutos!
 

P.  Marco Antonio de la Rosa Ruiz E.,
Misionero de Guadalupe en Japón.



  DE CABEZA DE RATÓN A COLA DE LEÓN.

En junio volví a Japón después de la estancia en Jerusalén por el año sabático. Al volver a Japón se me asignó como lugar de trabajo la parroquia de Hachi Oji en Tokio. Esta parroquia tiene 1800 feligreses y una ciudad con una población de 500 mil habitantes.

Después de haber estado 7 años en Kioto atendiendo dos pequeñas parroquias con 150 fieles, el venir a la Capital y a una parroquia tan grande me hizo sentir desconcertado, sobre todo porque aquí estoy de Vicario no tengo la libertad de acción que tenía en Kioto, pues aquí el párroco es el que determina la forma de trabajo que ha de hacer.

Como MG, no olvido que mi primera preocupación debe ser la presentación del Evangelio a los que aún no lo conocen y es por eso que después de cumplir con todas las determinaciones del párroco pongo especial interés en los no católicos sobre todo en los funerales y en las bodas que es cuando la mayoría de los asistentes no son cristianos y es el momento de darles el mensaje cristiano sobre el Amor y la Resurrección.

Estos primeros meses han sido de adaptación y para mí ha sido un poco difícil sobre todo por tener que solicitar la autorización del párroco para los mínimos detalles de la liturgia y de todo el ministerio.

El día 3 de Septiembre asistí a la toma de posesión del Obispo Pedro Okada Takeo nuevo Arzobispo de Tokio. El Obispo Okada fue compañero mío en el seminario de Tokio. Después de la ceremonia me encontré con otro compañero que hacia años que no veía y me preguntó:¿En dónde estás ahora?  En Hachi Oji, le respondí. ¡Whoo! te dieron una de las parroquias más grandes, y tiene kinder, así que, económicamente has de estar muy bien. Pero estoy de Vicario del P. Fujii, ¿De Vicario? ¡Algo malo has de haber hecho para que a ésta edad te pongan de Vicario!.

Esta misma afirmación me la han hecho algunos familiares y amigos de México y, es difícil explicar la situación de nuestro grupo MG en Japón y la razón por la que estoy ahora en ésta posición.

Hace 43 años que los tres primeros MG llegaron a Japón, eran tiempos difíciles, pues hacia poco había terminado la Segunda Guerra Mundial y Japón había sido derrotado. Los primeros MG tuvieron que soportar grandes penalidades, pero por otro lado tenían la satisfacción de ser recibidos con alegría y gratitud ya que tanto el Gobierno como la gente recibía cualquier ayuda para cooperar a su restauración.

Por 43 años hemos trabajado en la Diócesis de Sendai. Hace 15 años que estamos en Kioto y desde este año en Tokio. Los Obispos nos han recibido con gusto y en cada Diócesis estamos trabajando según las directrices del ordinario del lugar. Sin embargo para el Gobierno, sólo somos empleados del obispo Local pues no tenemos personalidad jurídica y “no entienden” por qué un misionero que tiene una visa respaldada por el Obispo de Sendai ahora este trabajando para el Obispo de Kioto. Cuando ya seamos (Asociación Religiosa) A.R. el fiador de la visa será M.G. y podremos mover a nuestra gente según las propias necesidades.

Nuestro registro para la asociación Religiosa (A.R.) en Tokio, en lugar de hacerlo en cualquiera de los estados en dónde estamos trabajando obedece a motivos prácticos para nosotros: para el estudio del idioma y la teología, facilidad de los medios de comunicación y, sobre todo, como un reto para nuestra actividad misionera desde la capital. Hay que empezar desde cero, a partir del inicio del registro en el lugar en que se hace la solicitud. El lugar que presenta más garantías y conveniencias para nosotros es Tokio.

Uno de los requisitos primordiales para construirse A.R. aquí en Japón es el tener una propiedad como residencia de la comunidad y que, al mismo tiempo sea centro de culto, en el lugar en dónde se hace el registro. El horario de las actividades de la casa tienen que ser expuesto al público en una vitrina que dé a la calle para que todos los que pasan por ahí estén enterados.

Dios nos ha ayudado grandemente y las Madres Benedictinas nos han cedido a “buen precio” su casa en Tokio, que des el mes de marzo en la casa Regional M.G. Otro requisito es tener en el lugar del registro un historial del ministerio por lo menos 3 años, a partir de las fechas en que se presentó la solicitud del registro en el que detalladamente se muestre el apostolado de los M.G. en Tokio. Todo el trabajo de tantos M.G. que durante años han dejado su vida en aquí, no cuenta para el Gobierno ya que no era trabajo de un grupo con personalidad jurídica.

El P. Emilio Fortoul y yo nos encontramos ahora en Tokio. Emilio ayuda a dos parroquias los fines de semana, ya que es el ecónomo, el encargado de los seminaristas y encargado  de todos los trámites del registro de la A.R.

Por mi parte, tengo nombramiento del cardenal  para trabajar a tiempo completo en la Arquidiócesis, tanto Emilio como yo debemos preparar un reporte de todas nuestras actividades ministeriales durante 3 años.
En cada misa, clase de catecismo, estudio de Biblia, atención a los enfermos, bodas, bautizos, funerales, etc. hay que tomar una foto y después pegarla en una hoja con la explicación necesaria detallando tiempo, lugar y personas.

Hemos recibido gran apoyo del Cardenal Shirayanagui, del Obispo Mori y de muchos sacerdotes que fueron compañeros de los M.G. que hemos pasado por el Seminario de Tokio, o que fueron nuestros formadores. El Cardenal puso a uno de los abogados  de la Arquidiócesis como nuestro asesor para todos los trámites legales con el Gobierno, así que esperamos que todos los pasos que se den han de estar dentro de lo  que se nos pide. Con la ayuda de Dios y del nuevo arzobispo esperamos no tener ningún problema.

El grupo M.G. en Japón está pasando por un momento muy importante y gracias a Dios nunca como ahora hemos tenido tanto personal, 13 sacerdotes y 5 seminaristas y un sacerdote y un seminarista  en camino. los obispos de Sendai y de Kioto  ven en nuestro grupo la esperanza de su Diócesis, ya que, los sacerdotes nativos son muy pocos y la mayoría de los misioneros son de edad avanzada y no les llegan nuevos refuerzos. hay comunidades que se están retirando por no poder salir adelante con el trabajo que durante tantos años y con tanto esfuerzo habían hecho.

Obispos de otras Diócesis en repetidas ocasiones han solicitado nuestra cooperación, pero con el personal que tenemos no nos es posible por lo pronto extendernos más.

Otro acontecimiento que ha cambiado la visión de la Iglesia en Japón, es el arribo de extranjeros venidos sobre todo de los países a los que los japoneses inmigraron a principios del siglo pasado. De repente la Iglesia en Japón ha aumentado al doble su número con cristianos venidos del Perú, Brasil y Filipinas principalmente. La Iglesia no contaba con una estructura necesaria para atenderles y los protestantes y otras sectas están luchando mucho en su proselitismo. Ahora, para el ministerio con estos hermanos y hermanas se necesitan 3 idiomas aparte del japonés, el inglés, el español y el portugués. Los M.G. como misioneros que somos no podemos quedarnos sin hacer algo por toda esa gente que lejos de sus países buscan en la fe una luz que ilumine la obscuridad de las penalidades de esclavitud materialista de ésta sociedad.

En Sendai, Kioto y ahora en Tokio, aparte de la atención en japonés a los cristianos y a los no cristianos, hemos estado trabajando con los inmigrantes, ya que, difícilmente hay entre los otros grupos misioneros quien pueda trabajar con estos cuatro idiomas.

Estando así la situación de la Iglesia, de nuestro grupo M.G. aquí en Japón, el momento que me toca vivir ahora es el de estar aquí como Vicario.

Durante mi sabático en Tierra Santa, en las horas de oración en el santo Sepulcro y en los 10 días de oración en galilea en el Monte de las Bienaventuranzas, le pedía al Señor que me mostrara cuál era su voluntad para mi trabajo después de mi “experiencia de Jerusalén”. Creo que una vez más Él me ha mostrado lo que quiere de mí y aquí estoy, feliz de ser parte de este momento que estamos viviendo todos los M.G. aquí en Japón y con tranquilidad tratando de desempeñar lo mejor posible ésta misión que ahora se me ha encomendado en bien de la Iglesia y de nuestro grupo M.G. En Kioto tenía dos parroquias, dos casas, el carro y la libertad de tomar decisiones en el apostolado.

Aquí sólo tengo un cuarto, una pequeña oficina y una bicicleta vieja para ir de compras para preparar mis comidas diariamente. Sin embargo, nunca como ahora me he sentido en estos meses con tanta tranquilidad sabiendo que aún a los 60 años de edad y a los 32 de haber llegado a Japón estoy en el lugar en dónde la autoridad competente cree que soy necesario.

 No importa ser cabeza de ratón o cola de león tiene uno siempre en el corazón las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo.

“El que quiera ser el primero en El reino de los Cielos, que sea el último de todos y el servidor de todos”.
             Mc.9,35


¡QUIERO IR A MÁS CAMPAMENTOS!

    A finales de julio 2000, tuvimos en el campo de juegos del Jardín de Niños de la Iglesia de Kitakata un campamento de 2 días para niños de la Escuela Sabatina. Son alumnos de 1° a 4° de primaria; todos graduados de este kínder de “Las Mil Plantitas” (Chigusa).

    A los pocos días de terminar el campamento de verano, un niño me escribía una tarjeta postal donde me decía: “Padre, gracias por el campamento; ¡quiero ir a más campamentos como éste!”. El niño se llama Makoto. Su actitud no sólo me había sorprendido a mí sino a dos religiosas que me ayudaban en el campamento. Desde antes ya había notado que no platicaba con nadie; a mí a regañadientes me respondía el saludo.

    En una ocasión, yendo de paseo a la parroquia vecina de “Aizu Wakamatsu”, se sentó en los asientos de atrás del autobús; yo me senté en la fila contraria, cerca de él. Le hacía plática, pero me respondía con puros monosílabos (sí, no, ya, etc.). Y al fin se quedó dormido. Como peligraba, pues se iba de cabeza para todos lados, traté de recostarlo en el asiento.

    Makoto es un niño serio y no tiene amigos. En este campamento me sorprendió por su ayuda; aunque pequeño y débil me ayudaba en todo, desde levantar la tienda de campaña hasta hacer el fuego (cuidando que no se apagara) y cocer el arroz. Yo pensaba: “este niño está cambiando mucho”,  y lo comentaba con la Hna. Directora y con otra religiosa. En las oraciones y los cantos lo veía transformado. Y ahora que me había enviado su tarjeta de correo, me quedé pensando que el cambio se había dado también en su casa.

    Por lo visto, la educación religiosa que se les da a los niños en el kínder parroquial no queda sin fruto y continúa más de lleno en la escuela sabatina. Ellos conocen muchos rezos y cantos, casi como los niños católicos de la escuela dominical, y asisten más asiduamente que éstos. Quizá nunca lleguen al bautismo, pero algunos vendrán a casarse a la iglesia (sólo en Japón se puede). Y a veces algún ex-alumno artista o algún chef de un restaurante italiano vendrá a visitar la iglesia o a que se les enseñe comida mexicana, y alguno que otro a consultar problemas.

    Aún les quedan bonitos recuerdos del kínder y algunos aún saben de memoria el Padre Nuestro y el Ave María, aunque ahora sean mayores y con hijos. Algunos de estos ex-alumnos siguen enviando sus hijos al kínder muy agradecidos; algunas de ellas son ahora maestras del kínder.

    El Señor sigue haciendo su trabajo en el corazón inocente de estos niños. Dios quiera y con las oraciones de ustedes, queridos lectores y bienhechores, algunos de ellos lleguen al bautismo. Pasarán muchos años para ver que el trabajo de evangelización no es inútil. ¡Hay que tener paciencia! Recuerden  ustedes que los frutos son también suyos. ¡No nos olviden en sus oraciones!

P. Marco A. De la Rosa Ruiz E.
Misionero de Guadalupe en Japón. 



ENTREVISTA AL PADRE TIBURCIO M. LARA FARFAN.

-¿Cómo te la pasaste ahora en las primeras vacaciones en la Patria?
Mira, gracias a Dios estuve muy contento, no quería venir pero gracias a Dios vine pues tuve el mes de trabajo, el mes de vacaciones con mi familia, como párroco con mi comunidad, después mes y medio de estudio, estuve estudiando el décimo semestre de Teología Misionera, y me sirvió bastante. Se desconecta uno durante cinco años y, como que seguir el ritmo de la licenciatura está difícil.

-¿Tú experiencia de tus primeros cinco años en Japón cómo se te hizo?
Pues se me hicieron muy cortas. Empezando lo ves muy difícil, sin embargo la paciencia, es importante y poco a poco, con todo lo que hay ahí, el ambiente, los mismos MG, las parroquias donde uno ha estado, los padres japoneses que te están apoyando allá. Gracias a Dios la experiencia que tuve con el último Padre de siete meses me apoyó mucho, y creo que ahí aprendí muchas cosas.

-¿Cuál fue el último lugar donde estuviste?
Estuve en Kita Kami.

-¿Kita Kami, eso dónde queda?
Está al Norte del país, en el Estado de Iguate Ken, frente a Ho Kaido.

-¿Y la comunidad, cómo es?
Es dispareja, hay mucha diferencia entre los ancianos y los niños no hay adolescentes ni jóvenes, y los casados o padres de los niños, que tienen más de cuarenta años.

-¿Y las personas que están allí, tienen muchos conversos, son cristianos de mucho tiempo?
No. Ya quedan pocos de ellos. La parroquia en sí de Kita Kami, tendría sus noventa cristianos en lista, pero a misa asistían 35 o 20.

-¿En tu estancia allá en este primer período, qué es lo que te gustó más?
La aceptación de la gente. Como a pesar de que no habla uno el japonés que uno quisiera hablar, la gente te entiende, y se interesa por conocerte, por qué es lo que tú traes, aunque también si  ven que eres una persona del tercer mundo en un país del primer mundo, algunos atienden.

-¿Se juntan por regiones o todos los MG en Japón?
Por regiones. Los de Sendai en Sendai y los de Kioto en Kioto.

-¿Y cuales son tus planes para el futuro, que es lo que esperas de la misión?
Yo espero trabajar duro, creo que ya puedo empezar a moverme por mí mismo, ciertamente siempre tengo que estar escuchando lo que me digan los que ya caminaron, sin embargo creo que ya puedo hacer unas cositas, empezar a ver como meterme con los no cristianos y como seguir impulsando a los cristianos para que sean ellos los que evangelicen al país japonés. Ver, y buscar que se puede hacer por el país. Los espacios son muy reducidos, sin embargo hay que estar ahí se ha dicho que es de presencia, yo aún no entiendo bien, pero si empiezo a captar que es, estar ahí y aparentemente “ no haciendo nada”, pero haciendo mucho, o sea la misma oración, la misma presencia.

-¿Y aquí tu familia cómo la encontraste?
Pues mi mamá ya está grande, tiene la enfermedad de la pérdida de la memoria, a sus 67 años, mi papá va a cumplir 72 y ahora el sábado 17 de marzo celebramos sus 50 años de matrimonio y ya, les dije; ahí nos vemos no sé si nos volvamos a ver, tú sabes que de repente, se van ¡¡así es la vida!!.

-¿De dónde eres?
De Muna, Muna,Yucatán.

-¿Y cómo te surgió la idea de ir a Japón, o porqué te atrajo esa idea?, ¿te nombraron?
De hecho yo quería yo estuve insistiendo, insistiendo siempre a tiempo… y me nombraron.

-¿Y, no te arrepientes de haberte ido a Japón?
No, no me arrepiento. Sin embargo, lo que te atrae así como “desconocido” ya que lo conoces, eso que dices que amas que quieres, ya sobre la marcha ves que lo amas pero te cuesta esfuerzos.

-¿Y de Oriente ¿Qué países conoces aparte de Japón?
Nada más Japón. No he ido a Corea ni a Hong Kong.

-A ver si ahora te toca ir…
Espero que ahora sí.

-Bueno, pues, muchas gracias.
A ti.



 
 
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