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TESTIMONIOS EN CUBA

PRIMER CONGRESO EUCARÍSTICO EN CUBA DESDE LA REVOLUCIÓN CASTRISTA

MI PARROQUIA SANTA ANA, CAMPO FLORIDA, HABANA DEL ESTE

ESTA ES LA HORA ÚNICA, EL TIEMPO FAVORABLE, EL AÑO DE GRACIA

PERDONAMOS Y PEDIMOS PERDÓN

CUMPLEAÑOS DEL COMANDANTE

“NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO EN CUBA”

IGLESIA CUBANA Y SOCIEDAD CUBANA ACTUAL

DON DOMINGO TRUJILLO   P. Francisco Sanabria E., M.G.

EL NIÑO Y EL HOMBRE DE LOS CLAVITOS  Moraima Gainza P.de Nuestra Señora del Rosario
 
 
 
 



  <<PRIMER CONGRESO EUCARÍSTICO EN CUBA DESDE LA REVOLUCIÓN CASTRISTA>>

El Cardenal Ortega pide que la Iglesia pueda cumplir <<sin trabas>> su misión.
LA HABANA, 14 de Dic.2000 (ZENIT.org).- El Congreso Eucarístico realizado el 9 y 10 de Diciembre en La Habana, Cuba, ha sido <<un hito histórico>>, ha declarado Orlando Márquez, portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

En declaraciones difundidas por radio Vaticano, Márquez afirma: <<Estamos muy contentos con los Dones que Dios ha derramado sobre nosotros durante estos días>>.

El acontecimiento, que fue precedido de un simposio teológico, se inició el día 8 de Diciembre con una Adoración Eucarística y, al día siguiente, tuvo lugar una histórica misa pública en la que dos mil niños recibieron la primera comunión.

Según Márquez, el momento culminante del Congreso tuvo lugar el Domingo, con la histórica procesión que recorrió las calles hasta la catedral de La Habana, donde el cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, presidió la Eucaristía.

Durante su homilía, ante unos cinco mil habaneros, el cardenal hizo un llamamiento a las autoridades de la Nación para permitir de una vez, <<sin trabas ni dificultades>>, que la Iglesia realice su misión en este país.

El purpurado hizo un balance del Año Jubilar que termina. <<Durante este Año Santo, en cada uno de los Jubileos que hemos celebrado -dijo-, hemos experimentado que, en muchhos corazones las puertas abiertas por el Papa no se han cerrado>>,y recordó que Juan Pablo II había solicitado la restitución de la Fiesta de navidad en Cuba porque la <<civilización cristiana no es un conjunto de viejas costumbres que pueden variar con el tiempo>> sino valores que dan <<forma y consistencia a la cultura de un pueblo>>.

Reflexionando sobre la situación actual de la Iglesia en Cuba, el cardenal cubano recordó que es grande la necesidad de sacerdotes y agentes de pastoral en la isla; expresó que han crecido las vocaciones en Cuba, pero ha crecido también la Iglesia, añadiendo que se necesita la colaboración de sacerdotes y religiosas de otros países, y que muchos están dispuestos a venir a trabajar a Cuba <<pero hoy -dijo- ésta parece ser una puerta cerrada a Cristo entre nosotros>>:

Una lista con los nombres de decenas de sacerdotes, religiosos y religiosas que desean trabajar en Cuba, está prácticamente congelada en las oficinas oficiales esperando permisos de entrada al País.  En los últimos dos años sólo contados casos aislados han recibido la necesaria autorización.

Desde fines de 1999, con el caso del niño Elián González, las autoridades de la isla han declarado una <<batalla de ideas>>, promoviendo una agitación y movilización políticas constantes de respaldo a la revolución, ocupando en ocasiones prácticamente todos los espacios de la prensa, radio y televisión, de propiedad estatal. Ante ésta realidad nacional, el cardenal Ortega reflexionó sobre la necesidad de reconciliación entre los cubanos.

<<Son tantas las rupturas en las familias, los rencores entre grupos y entre vecinos, los tristes recuerdos que separan a antiguos amigos por razones afectivas, políticas, ideológicas, religiosas o de otra índole, que llegan a tener un peso negativo en la conciencia social>>,afirmó, algo que <<afecta la convivencia entre los hijos de un mismo pueblo>>:

El Congreso Eucarístico, el primer evento de este tipo realizado en Cuba desde hace más de cincuenta años, fue testigo, el Sábado 9, de la primera comunión de dos mil niños y de una velada eucarística nocturna de los jóvenes en la Catedral habanera.


  MI PARROQUIA SANTA ANA, CAMPO FLORIDA, HABANA  DEL ESTE.

Año nuevo, vida nueva, parroquia nueva. Al iniciar este año 2000, los Misioneros de Guadalupe, hemos tomado este compromiso con una nueva parroquia en la Provincia de la Habana.

Geografía: Cuba está dividida por Provincias, con un total de 14. La capital Habana, está dividida en: Habana Ciudad y Habana Campo.

Eclesiásticamente: Estas dos provincias están divididas por zonas pastorales, Norte, Sur, Este y Oeste, al frente de cada zona están los dos Obispos Auxiliares y Vicarias Episcopales.

Parroquia: Después del triunfo de la Revolución y, con la salida del Clero, muchas parroquias quedaron como ovejas sin pastor.
Campo Florida fue una de ellas. Fue erigida en 1911, atendida por los padres Canadienses y Diocesanos. En 1987, después de haber sido abandonada y atendida por loas fieles, quienes defendieron el templo para que no se cerrara ni se robaran las cosas.
Desde 1987, fue atendida permanentemente por el Párroco vecino de Guanabo, quien atendía su Parroquia. Con motivo de la visita del Papa, un M.G., Padre Jesús Contreras estuvo 5 meses ayudando precisamente en ésta Parroquia de Campo Florida.

Población: El pueblo cuenta con 8,000 habitantes y la Parroquia con 15,000. Tiene 12 pueblos, de los cuales 3 tienen su capilla. En estos lugares se da culto en casas. La mayor parte de la gente trabaja fuera de Campo Florida, en la Ciudad de la Habana y en el turismo de Guanabo.

La Parroquia de Hoy: Hay varias sectas protestantes; Pentecostales, Bautistas y Testigos de Jehová. Además se practica la santería y los no creyentes-ateos.
Los católicos, son la misión. El promedio de asistencia a la Misa era de 80, últimamente entre 112 y 120. La catequesis es pobre, en el centro cuenta con 30 niños,12 adolescentes y 5 jóvenes. En el campo fuera del centro, sólo se tienen niños. Catecismo de adultos 8.  Sin embargo. el pequeño grupo de católicos están comprometidos en la comunidad.
Hay diferentes grupos:
*Cáritas.
*Grupo de Matrimonios.
*Grupo de Mujeres Católicas.
*Grupo de Cofradía de Santa Ana.
*Grupo de Penitenciarios (presos).
*Grupo de Catequistas.
*Grupo de Liturgia.

Además, se ha formado un equipo de jornadas de vida cristiana, que lleva dos años y va a diferentes parroquias a dar estos encuentros. A pesar de la situación de la Iglesia en Cuba, el Espíritu Santo la sigue atendiendo y, se sigue sembrando el Evangelio a veces contra viento y marea.
 Les pedimos nos sigan apoyando con sus oraciones.
       *Nuestros saludos y oraciones para cada uno de los lectores*.



  ESTA ES LA HORA ÚNICA, EL TIEMPO FAVORABLE, EL AÑO DE GRACIA

En el pasado mes de enero en el segundo aniversario de la Visita del Santo Padre de Juan Pablo II a Cuba; los Obispos Cubanos nos compartieron una reflexión titulada: “Un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva”. Además, en sintonía con ocasión del Jubileo del Año 2000.

La parte final de dicho documento en su conclusión titulada:“esta es la hora única, el tiempo favorable, el Año de Gracia” refleja el sentir de los obispos y su preocupación por su pueblo sufriente y esperanzador. Tanto en la isla como fuera de ella (exilio). Dan puntos concretos de nuestra realidad actual en la isla. Nos dicen:
“Dirigimos una palabra de aliento y estímulo a los laicos católicos que ya están comprometidos en estos campos, propios de su vocación apostólica. Ustedes son “ el fermento en la masa”, deben fecundar y hacer crecer toda iniciativa que vaya dirigida al bien común de nuestro pueblo.

Ustedes son el grano de trigo que cae en la tierra y muere, asuman con generosidad creciente el indispensable sacrificio que conlleva entregar la vida al servicio de los demás. Cristo es la puerta, ustedes los caminantes que peregrinan hacia la nueva Jerusalén. No tengan miedo, a todos los que tengan sed en ese camino, El les dará de beber agua viva.

Abrazamos a todos los hijos de Cuba, en primer lugar los que viven en ésta isla y con el mismo corazón abrazamos a todos los cubanos que dispersos por el mundo aman su tierra, quieren mejorarla y desean participar de su futuro. Los cubanos esparcidos por distintos países del mundo están unidos con los que vivimos en Cuba  por vínculos familiares, históricos, patrióticos, étnicos, culturales, afectivos y económicos que no podemos olvidar y, que nos llevan a dirigirnos así a todos los cubanos como a un solo pueblo. A todos dirigimos nuestra palabra de cercanía y cordial afecto, con ella queremos hacerles llegar nuestra convicción de que ésta hora que vivimos en nuestra Patria es una hora única. Pudiéramos decir que, la providencia inescrutable de Dios, nuestro Padre, ha querido unir ésta hora cubana en el tiempo de Dios en el Año Jubilar.

El kairós, es decir, el tiempo de Gracia y renovación que Dios brinda a través de su Iglesia es este Año Santo, llega puntualmente como un Don de su inefable Sabiduría. Creemos que ésta señal de la Providente mirada del Padre y de la entrañable Misericordia del Corazón de su Hijo Nuestro señor Jesucristo, nos invitan  a emprender el camino de la reconciliación por el que Cuba debe traspasar la puerta del nuevo milenio.

Cerremos las heridas del pasado. Abrámonos a esperar contra toda esperanza. Aprendamos a dar y a recibir el recibir el perdón que es la amnistía del corazón y la amnistía de la ley. No caminemos por la pendiente de la violencia. No desfallezcamos en nuestro caminar aunque aparezcan signos contrarios. La moderación, el diálogo y la generosidad, son la garantía de las soluciones pacíficas y de la gestación de una nueva civilización de la verdad, la justicia y el amor.

Acudamos en ésta peregrinación de perdón y de gracia que nos conduce a las puertas de Tercer Milenio, a aquélla mujer que por su disponibilidad y su audacia dio su consentimiento al milagro por el cual el tiempo de los hombres se convirtió en la Hora de Dios.

A Santa María, la Madre de Dios, la Puerta del Cielo, Madre de la Reconciliación, que en Cuba lleva el nombre de Virgen de la caridad, la Virgen de la paz que apareció en nuestras aguas en medio de la tempestad, encomendamos el futuro de Cuba y, este camino que nos conduce, a través del Jubileo, a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, a Dios rico en misericordia, Dios del amor de la justicia y de la paz.
Con nuestra bendición y cordial afecto-.
   Los Obispos Católicos de Cuba.



  PERDONAMOS Y PEDIMOS PERDÓN.

Realmente el Año Santo ha sobrepasado las expectativas de todos los fieles cubanos y del mundo entero al parecer. Este ambiente festivo ha llevado a todos los católicos y no católicos a reconocer en la persona de JESÚS un camino firme para encontrar la Paz, por la Fe , Esperanza y Amor en una Reconciliación Universal.

Una de las características del gran Jubileo es la “Purificación de la Memoria” y la Iglesia “se arrodilla ante Dios e implora Perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos”, afirmó el Papa Juan Pablo II en la Misa de la “Jornada del Perdón”.

“El reconocer las desviaciones del pasado –explicó- sirve para despertar nuestra conciencia cara a los compromisos del presente, abriendo a cada uno el camino de la conversión”.

“¡Perdonamos y pedimos perdón! Mientras alabamos a Dios que, en su Amor Misericordioso ha suscitado en la iglesia una mies maravillosa de santidad, de ardor misionero de total dedicación a Cristo y al prójimo, no podemos olvidar la infidelidad del Evangelio en que han incurrido algunos hermanos nuestros, especialmente durante el segundo milenio”.

“Confesamos con mayor razón nuestra responsabilidad de cristianos por los males de hoy: el ateísmo, la indiferencia religiosa, el secularismo, el relativismo ético, las violaciones del derecho a la vida, el desinterés ante la pobreza de muchos”.

“Mientras confesamos nuestras culpas, perdonamos las culpas cometidas por los demás contra nosotros. En el curso de la historia, innumerables veces, los cristianos han sufrido” persecuciones a causa de su Fe.

El Papa concluyó invitando a todos a emprender el camino de retorno del hijo pródigo ya que Dios “acoge a todo hijo pródigo que vuelve a El ”.

Muchas cosas más podríamos seguir reflexionando sobre el tema del Perdón. pero hablando de Cuba, hay muchísimas cosas por seguir trabajando y mejorar para que se eviten tantas injusticias, pérdida de valores, odio ante los EEUU, familias divididas por el exilio obligado por la pobreza emergida en la isla, católicos hostigados por practicar su FE, obreros y trabajadores en general explotados y poco remunerados, etc.

Los católicos cubanos también piden perdón y perdonan las culpas cometidas por los que han intentado opacar la presencia de la Iglesia en la isla. Además, busca caminos de diálogo para una mejor reconciliación en el pueblo cubano con un servicio desinteresado por y con amor.

Cuba agradece a Dios la oportunidad de poder celebrar cada uno de los “Jubileos” a pesar de sus muchísimas limitaciones que se le van presentando a los coordinadores de los mismos.

Felicitamos a los que han podido participar en los Jubileos de estos cuatro meses: artistas, jóvenes,...
*Que Dios deje huella profunda en cada uno de ustedes*.



  CUMPLEAÑOS DEL COMANDANTE.

Nació el 13 de agosto de 1927. Opuesto a la política del Presidente Batista, desembarcó en la Provincia de Oriente (1956) y, se refugió en la Sierra Maestra con los seguidores del llamado: “Movimiento 26 de julio”, desencadenando una lucha de guerrillas que concluyó el derrocamiento del poder establecido y su nombramiento como primer Ministro fue en 1959. Instauró un régimen socialista. En 1976 fue nombrado Presidente del Consejo de Estado y, por lo tanto, Jefe de éste. Desde entonces se le presentas y dirige la palabra como el “Comandante en Jefe Fidel Castro Ruiz”.



   “NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO EN CUBA”

La parroquia de palma Soriano de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, tiene como protección patronal la presencia de MARIA bajo la advocación de “Nuestra Señor del Rosario”.

Al ser presentados los Misioneros de Guadalupe con la comunidad parroquial el 15 de marzo de 1997, venían a mi mente reflexiones de unidad y relación entre la fiesta patronal y la fiesta de los M.G.

Añoraba que llegar el 7 de octubre para celebrar con alegría y júbilo la fiesta patronal con los “palmeros” y, a la vez la fiesta M.G. unidos a todos nuestros familiares, amigos y bienhechores.

Me preguntaba ¿qué hermoso regalo de Dios al dar a los M.G. una parroquia con ésta advocación. ¿Qué nos pedirá a los M.G. con este compromiso?

Celebrar el aniversario de la fundación de nuestro seminario y, recordar a María con ésta advocación universal del Rosario es un gran compromiso y reto evangelizador en la Misión de Cuba.

Realmente nuestra parroquia ha tenido un grande camino hacia la responsabilidad de la MISIÓN, ayudando a que los cubanos conozcan más el camino de Jesús al Padre, meditados y vividos desde los misterios Gozosos, Doloroso y Gloriosos que nos ofrece ésta práctica mariana.


IGLESIA CUBANA Y SOCIEDAD CUBANA ACTUAL

Conferencia impartida por Fr. Marciano García OCD en el Simposio celebrado en la Ciudad de Eichstán, Alemania, el 12 de Octubre de 2000.
 

“La Iglesia, en su Nación,
tiene la voluntad de estar al servicio no sólo de los católicos,
sino de todos los cubanos”.

1. ASPECTOS GENERALES DE LA CUESTION.

¿Cómo puede la iglesia servir a todos los cubanos? Parece obvio que la Iglesia Católica puede aportar elementos positivos a las sociedades en medio de las cuales vive.  Pero dado el caso de que en Cuba a la sociedad será siempre dentro de los parámetros universales de la actuación de la Iglesia Católica en todas las partes del mundo.

La pregunta concreta es ésta. ¿Qué aporte puede brindar la Iglesia Católica al desarrollo de la sociedad cubana actual?  En primer lugar, no de ninguna distinta a como ayude a la sociedad de cualquier otro país, porque la Iglesia Católica es una y tiene un solo mensaje que comunicar.  En segundo lugar, teniendo en cuenta las condiciones concretas de Cuba hoy.

Entonces, veamos en primer lugar cómo puede aportar su ayuda la Iglesia a cualquier sociedad. La pregunta en general es: ¿Cómo puede la iglesia Católica ayudar a cualquier sociedad?. Y la respuesta será necesariamente ésta: haciendo buenos cristianos a los ciudadanos. Y de ningún otro modo. Pero las cosas no son tan sencillas. Para situar debidamente la cuestión es necesario hacer algunas precisiones.

En primer lugar, hay que señalar la distinción entre comunidad y sociedad propiamente dicha. Con la palabra comunidad se indica aquél conjunto de relaciones reales que existe entre los miembros del grupo independiente de cualquier ordenamiento jurídico, mientras que con la palabra sociedad se designa precisamente el ordenamiento jurídico del grupo.  En la comunidad son mu8e importantes las relaciones afectivas, la comunión entre los miembros de la misma, la amistad, la confianza, los afectos, todas aquéllas cosas que hacen humana y agradable la convivencia.

La pregunta deberá ser precisada así: ¿cómo puede la Iglesia Católica ayudar a la comunidad? O lo que es lo mismo, ¿cómo puede ayudar a que las relaciones entre las personas, miembros de la comunidad, sean más afectuosas, agradables t creativas?. Y la respuesta vuelve a ser la misma, haciendo buenos cristianos.
Y ahora la pregunta se traslada al término fundamental de la respuesta, ¿qué es ser buen cristiano?

La pregunta, después de 20 siglos de cristianismo, se puede volver muy problemática. A lo largo de estos siglos, ¿quiénes son los cristianos? Y la respuesta no será fácil para nadie, ni para los historiadores, ni para los teólogos, ni para los canonistas. Pero es posible asumir una presunción y decir “buenos cristianos son aquéllos que logran conformar su vida a las exigencias del Evangelio”. Y ahora la pregunta se torna más difícil aún. Pues tampoco resulta fácil definir las exigencias el Evangelio. Pero hagamos un intento y digamos que las exigencias del Evangelio son las siguientes:
- “Este es el mandamiento mío, que se amen los unos a los otros como Yo los he amado” (Jn. 15,12-17)
- “Amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, recen por los que injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra, al que te quite la capa, déjale también la túnica. A todo el que te pida dale, al que se lleve lo tuyo no se lo reclames. Así pues, traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes” (Lc. 6,27-31).

Si aceptamos que la práctica de un amor universal e incondicionado es el mandato de Jesús y que ser buen cristiano es practicar este amor, se puede iniciar una respuesta más concreta a la pregunta enunciada ya concretamente, ¿cómo pueden los cristianos ayudar a su comunidad? Pueden ayudar a su comunidad viviendo en medio de ella un amor universal e incondicionado, siendo ejemplos vivos de ese amor.

Y nace la pregunta, ¿sólo viviendo?. ¿No hay que anunciarlo y denunciar su falta cuando sea ignorado?. Esta cuestión está hoy relacionada con la otra cuestión de la situación de los dichos “Derechos Humanos”. Es ciertamente una cuestión politizada, ideologizada, problematizada.

Parece que quien viva el amor universal incondicionado cumple ya con todos los derechos humanos establecidos o por establecer y evitará convertir ese discurso acerca de los derechos humanos en un recurso político que termina ignorando quizá los mismos derechos humanos que proclama.

El otro sentido de la pregunta fundamental es ¿cómo puede la Iglesia ayudar a la sociedad?. Y el concepto de sociedad nos lleva a distinguir entre el acto de establecer las leyes rectoras de la misma y de cumplirlas. Respecto del primer aspecto, en lo que se refiere al establecimiento de las leyes, la Iglesia Católica, como parte de una opinión pública, tiene una posibilidad de hacer oír sus opiniones allí donde se reconoce ese tipo de acción. Pero no bastaría con tener ese derecho, necesitaría poseer un fondo de credibilidad que hiciera su palabra digna de atención.

Existe un cuerpo de doctrinas sociales en la Iglesia Católica que podría aspirar a mejor categoría, pero tengo la impresión de que no goza de un reconocimiento y aprecio que la haga popular, quizá por el derecho mismo de ser formulada en términos muy técnicos. La verdad parece ser que una gran mayoría  de legisladores católicos no la conocen profundamente y, consiguientemente, no la tienen muy en cuenta.

En cuanto al aspecto de cumplir las leyes establecidas, existe una larga tradición de obediencia a las leyes vigentes, sobre todo cuando se creyó que tales leyes eran expresión de la voluntad divina. Hoy existe otra conciencia, pero es bueno recordar que la relación del individuo con la comunidad exige, por razón del bien común, la observancia de leyes establecidas aún si se tiene la conciencia de su in justicia, lo contrario llevaría a un desorden peor.
Aquí surge la cuestión de la legitimidad de la desobediencia civil, la rebelión y las acciones violentas contra sistemas dictatoriales establecidos. El último juicio práctico respecto de la moralidad de tales acciones es necesariamente coyuntural, depende de las situaciones concretas. Si la acción sólo producirá males peores que los presentes, no podrá ser justificada.

La estrategia del cristianismo de los primeros siglos de persecución no fue la rebelión contra los poderes establecidos. Aquéllos cristianos vivieron su fe y crearon entre ellos una república espiritual que no estaba en conflicto con las instituciones, lo que no les bastó para evitar la persecución.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta las condiciones particulares de cada lugar. Cuando el número de los creyentes es grande y su influjo en la comunidad es fuerte, la posición de la Iglesia ante la comunidad civil está respaldada por esa situación de mayoría. Se podría admitir que su capacidad de influjo tiene la categoría que tienen las mayorías. Llamemos a ésta situación mayoritaria “posición fuerte”.
En este caso su influjo puede ser notable.

En otras circunstancias la Iglesia puede estar en una situación de minoría, porque sus fieles son pocos y su influjo en el grupo no resulta preponderante. A ésta situación la podemos llamar: “posición débil”. Y en este caso su influjo no puede ser fuerte en sí mismo.

2. LA SITUACION DE LA IGLESIA CATOLICA EN CUBA.

Para responder a la pregunta concreta ¿cómo puede la Iglesia católica ayudar a la sociedad actual cubana?. Hay que partir del hecho de que la Iglesia Católica Cubana es una minoría, pero no una simple minoría, sino un aminoría sospechada. Ignorar este hecho que implica situarse fuera de la realidad.

El que la Iglesia Católica tenga el respaldo de toda la Gran Iglesia católica Universal, no la constituye en mayoría dentro del país, no la pone en una posición fuerte. Habrá que partir del hecho de que lo que la Iglesia Católica en Cuba haga de bueno o malo, lo hace una minoría cuestionada, sumamente débil desde el punto de vista político y popular.

La pregunta por el poder de influir en la actual sociedad que pueda tener la Iglesia Católica Cubana remite a ésta otra cuestión previa: ¿cómo pueden las minorías sospechadas a aportar algo a las mayorías autorizadas?. Y la respuesta es obvia: ganándose el favor de las mayorías. No puede ser luchando contra ellas. Una posición cerrada no puede resultar un aporte. En este caso las mayorías aplastarían sin remedio a la minoría.

Y esto, tan fácil de decir, origina difíciles preguntas: ¿cómo puede una minoría ganarse el favor de la mayoría sin dejar de ser ella misma? Una minoría que no encontrará absolutamente coincidencia alguna con la mayoría, que todo le sea conflictivo, no puede subsistir, se disuelve, emigra, desaparece.

Queda la otra posibilidad, potenciar las coincidencias, aquéllos valores aines a las dos entidades. Los cristianos de los primeros tiempos tuvieron la idea de que ellos representaban lo mejor de cada pueblo, no se sentían extraños, aunque fueran extrañados, en virtud de aquello que los diferenciaba de los demás.

¿Qué afinidades puede haber entre los pocos ciudadanos cubanos católicos sospechados y los no católicos que son, supuestamente, muchos y reconocidos?

La pregunta así formulada no responde a la objetividad existencial. No se trata de una sociedad secular simplemente. Se trata de una sociedad comprometida con un proceso revolucionario socialista, tal cual es presentado por los poderes vigentes en la actualidad como la única opción para los ciudadanos. Por lo tanto la pregunta concreta sería ésta: ¿qué afinidades se dan entre la Iglesia Católica y el proyecto de la Revolución? Y bajando la pregunta al nivel de  los laicos, ¿qué posibilidades de encuentro se dan entre los católicos y los no católicos? Si ambos se confiesan revolucionarios, la cuestión gira en una dirección; si uno se confiesa revolucionario y el otro no, la situación es evidentemente otra.

Al principio del proceso se dio por supuesto que los católicos no podían ser revolucionarios, ni los revolucionarios podían ser católicos, o creyentes de ninguna religión. Pasada ésta etapa, dada la posibilidad que sí puedan los creyentes ser revolucionarios y estos a su vez, creyentes, la cuestión se plantea de otra manera. ¿Tiene la Iglesia Católica elementos nacidos de su fe que puedan ser significativos para el proceso revolucionario? ¿Se da alguna afinidad entre ambas realidades?. Quien responda que ninguna, que no hay coincidencia alguna, habrá cerrado todas las puertas a un posible entendimiento. No hay lugar para un aporte positivo, ésta minoría católica no tiene nada que ofrecer aceptable para el proceso revolucionario. Quedaría como única posibilidad la confrontación.

Cuando ésta idea es aceptada por ambas partes, sólo pueden mirarse como enemigos irreconciliables. Esta posición que esconde en sus supuestos internos un alto grado de maniqueísmo, es la asumida por muchos cristianos del exilio, no por todos ciertamente, y por algunos fanáticos del proceso.

Quien pueda señalar afinidades importantes, estará haciendo posible la relación mutua positiva, y se podría pasar de una situación de sospecha a otra de confianza, y así se podría hablar de las posibilidades de aportes positivos reales.

Sin embargo, una difícil complejidad afecta a la realidad, originada por la presunción de que la adhesión que la mayoría da al proceso no cuenta con la voluntad de las mayorías realmente, aunque las mayorías se muestren incluso entusiastas. Esta presunción se ve justificada porque se hablan dos lenguajes, uno oficial y otro privado. Oculto, no confesado públicamente, ulterior.

Esto determina que el diálogo tenga necesariamente dos niveles: el explícito, que responde al discurso oficial, y el subyacente que responde a una intención oculta. Así la expresión tiene dos sentidos: el explícito y el ulterior. En el lenguaje explícito se apoya el proyecto, en el lenguaje interior, se niega.

3. LAS ESTRATEGIAS.

La Iglesia jerárquica habla de pastoral, no de estrategia, pero, más allá de cualquier lenguaje, en el análisis sociológico, se estará llevando acabo una estrategia. Así, pues, preguntemos, ¿qué estrategia seguir?. Quienes deseen cooperar hoy con la comunidad cubana residente en la Isla deberán tener en cuenta la situación real para que sus acciones tengan una probabilidad de éxito. Llamemos estrategia a las posiciones que la Iglesia cubana adopta en la presente situación frente a la sociedad actual. Es evidente que la Iglesia debe esclarecer, hasta donde sea posible, la situación real de la comunidad con todas sus complejidades. En ésta situación real presente en cuba hoy ¿qué estrategia se podría adoptar?

La crítica al presente, a los fallos del presente, sólo la hace válidamente aquél que los supera, que no las comete. Estas personas son siempre y en todas partes una minoría.  Algunas veces resulta que ese pequeño fermento logra un día que fermente la masa toda. Entonces se convierte en mayoría y domina.

Es cierto que lo mejor del futuro está naciendo de lo mejor del presente. Lo mejor del presente está envuelto en todo lo que lo acompaña, incluso lo peor, ya que no hay trigo sin cizaña. Quienes puedan descubrir eso mejor del presente, separarlo y proyectarlo como esperanza, estarán haciendo aportes positivos a la comunidad, a la sociedad.

Creo que la posibilidad mayor de la Iglesia Cubana hoy, jerarquía y fieles, es descubrir esos filones que están presentes cargados de ilusiones utópicas, pero abiertos al mundo del mañana, de personas modestas, serviciales, espirituales, generosas, que tienen la humanidad por patria, porque eso es lo que siembra el Evangelio y eso es lo que se debía esperar que fuera una humanidad que realiza el Reino de Dios.

Esa sería una afinidad real, aunque ardua, incluso para los más fervorosos. Sólo podrán lograrlo los mejores y el aporte de la Iglesia Católica en Cuba hoy, como en cualquier otra parte, es ese, ayudar a sus fieles a ser mejores cristianos, mejores personas y, hasta donde se pueda, ayudarlos a ser excelentes. Entonces todo es posible.

Una Iglesia que vive de una experiencia socialista, tiene la oportunidad de ahondar en ella, trascender sus limitaciones presentes, y vislumbrar qué posibilidades reales encierra este sueño de la humanidad hasta ahora nunca logrado, de igualdad, de justicia para todos, en la que se exprese un amor que no deja a nadie en el olvido. Porque ese es el sueño de Jesús de Nazaret. El capitalismo no lo ha realizado, la puerta sigue abierta. La ventura es dar con ella.



DON DOMINGO TRUJILLO

Al llegar a mi nueva parroquia de Santa Ana, en Campo Florido (parroquia sin párroco por casi 30 años, y que era atendida por la parroquia vecina de Guanabo), me encontré con un buen grupo de cristianos que habían sostenido con su fe, trabajo y ejemplo a esta comunidad. Entre ellos estaba el Sr. Domingo Trujillo, quien fuera como un patriarca en la comunidad; era el más viejo en años, en fe y el que más animaba a la comunidad.

En los años 80’s, en que el ambiente comunista se puso más difícil para con la Iglesia Católica, don Domingo y otros católicos no dejaron de reunirse en la iglesia todos los domingos. Hubo un tiempo en que los comunistas tomaron el templo por la fuerza, para hacerlo bodega de costales de abono; pero, don Domingo y compañeros lucharon porque les regresaran el templo para seguir reuniéndose. Por fin se lo regresaron, después de mucha oración, esfuerzo, trabajo y muchas críticas. Como se dice comúnmente: "Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde".

Después que les regresaron el templo, lo defendieron, lo cuidaron y repararon, no sólo en lo material sino sobre todo en lo espiritual; su fe se arraigó y, con su testimonio, otros se fueron agregando, acercándose  a la Iglesia. Don Domingo, una persona alegre, optimista y, como se dice aquí en Cuba: "chivadora" (bromista), supo ganarse a la gente y la acercaba a la Iglesia.

Don Domingo, haciendo honor a su nombre, era asiduo cada domingo en ir a la iglesia, hubiera misa o no. Fue siempre fiel a Cristo, a su fe y a la Iglesia, más que a Fidel Castro. Así pasó su vida hasta cumplir sus 100 años, porque después de celebrarlos ya no pudo caminar y, por lo mismo, ya no pudo asistir a la iglesia como era su costumbre.

Cuando llegué a esa parroquia, él acababa de celebrar sus 100 años, y como ya no podía ir al templo, yo le llevaba la Comunión casi todos los días. Cada vez que lo visitaba, yo salía más evangelizado que él, al ver con qué alegría, optimismo y paciencia llevaba su enfermedad. El Señor le concedió vivir 101 años y 23 días. El día anterior de su muerte lo visité, recibió la Comunión, lo ungí, y me dijo que su último deseo era que fuera velado en la iglesia y no en la funeraria. Así se le hizo. La población entera, creyentes y no creyentes, vino a la iglesia a su velorio y a la misa. En su funeral hablé sobre la resurrección en Cristo, la nueva Vida; hubo gente que por primera vez oía hablar acerca de la resurrección de lo muertos.

Después de la misa algunas personas ateas me dijeron que querían saber más sobre el tema de la resurrección y de la ‘otra vida’, pues ellos sabían que todo el que muere ya no regresa, y que creían que con la muerte se terminaba todo. Los invité a que vinieran después para platicar y, si querían, también a inscribirse en el catecumenado. Algunos ya lo están haciendo.
He visto que don Domingo, después de su muerte, sigue atrayendo gente a la Iglesia de una forma o de otra. Para mí, don Domingo fue un santo que supo vivir su fe y supo, también, compartirla. Ahora, esa fe está dando frutos en la comunidad de Campo Florido.

P. Francisco Sanabria E.,
Misionero de Guadalupe en Cuba..


EL NIÑO Y EL HOMBRE DE LOS CLAVITOS

Hace algunos días, un domingo en la noche, me dirigí como de costumbre a la iglesia de mi pueblo, Palma Soriano, para participar en la celebración de la Eucaristía; esta vez, me acompañaba un pequeño de 6 años que estaba de visita en mi casa.
Cuando entramos al templo él no comentó nada; su comportamiento fue tan normal y atento que pensé que ya había visitado anteriormente alguna iglesia.

Sin embargo, al finalizar la celebración, me preguntó: "Tía, ¿quién es el hombre de los clavitos en las manos que está en la cruz?" Le expliqué: "su nombre es Jesús, el Hijo de Dios; el Dios hecho hombre, que es nuestro Hermano y que nos amó tanto, que murió en una cruz por salvarnos de nuestros pecados". Le hablé entonces acerca del significado de la palabra "pecado". El niño me escuchó y quedó pensativo.  Cuando llegamos a la casa, me miró y exclamó: "¡Pero tú también lo llevas en el cuello!" Le contesté: "¡Sí, Él siempre está conmigo y sobre todo en mi corazón!"

Más tarde, cuando me disponía a arreglar la cama, él se encontraba hurgando en una de las gavetas de la cama. Sorprendido por haber encontrado varios crucifijos que yo había guardado, muy sonriente, me los mostró; luego, al mirar hacia la pared, vio un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, y me preguntó: "¿Quién es?"  Le dije: "Es el mismo hombrecito de la cruz",  y aproveché para hablarle acerca de su vida. Entonces me comentó que había visto uno igual; que su abuela tenía uno.  Pocos días después, fuimos de visita a varias casas de la vecindad, y siempre notaba que la mayoría de las personas poseían una imagen de Jesús.

Un domingo lo invité a hacer una visita a unos amigos. Al llegar, mientras yo saludaba a mis amigos, él de repente me tiró de la mano y exclamó alegremente: "¡Tía, mira al hombre de los clavitos, a Jesús! ¡Es verdad que es tan bueno, que todo el mundo lo quiere tener en su casa! Cuando regrese a La Habana, le voy a hablar de Él a mi mamá y a mi papá, de este hombrecito que siempre está en todas partes, para que ellos también lo conozcan. ¡Tía, regálame una foto de Él!"

El crucifijo presente en la Misa nos recuerda el sacrificio de Jesús en la cruz. Estamos tan acostumbrados a ver el crucifijo dentro de la iglesia, que a veces no caemos en la cuenta de ello; ¡como si nos pareciera muy normal tener como Dios a un hombre agonizando en la cruz!  Pero, si pensamos en esto por unos momentos, nos parece una locura.  No obstante, el crucifijo es signo de Cristo, que muere para que el hombre viva. ¡Cuántas personas hay en nuestro entorno, y en todo el mundo, que no le conocen!

Moraima R. Gainza L.  Feligresa de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario,
Palma Soriano.


 
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