1.- Todo paciente con una enfermedad articular inflamatoria debe ser considerado sujeto en riesgo de desarrollar enfermedad progresiva, por lo que debe ser diagnosticado y tratado en fase precoz, con independencia de la edad a la que aparezca la enfermedad.
2.- El paciente con artritis reumatoide o espondiloartropatía tiene derecho a una atención integral (reumatológica, psicológica y fisioterapéutica) en la medida en que su afección lo requiera. Dicha atención debería estar consensuada entre las sociedades científicas, las asociaciones de pacientes y las administraciones sanitarias.
3.- Para el diagnóstico precoz, el médico de cabecera debe disponer de un reumatólogo de referencia con accesibilidad y coordinación suficientes.
4.- Es necesario revisar el número de reumatólogos y su distribución en el estado español para garantizar la atención sanitaria a estos pacientes en condiciones óptimas.
5.- La gestión de las listas de espera es fundamental en la atención a los pacientes crónicos reumáticos, sobre todo en lo que se refiere a su pronóstico y a la disponibilidad de medios para llevar a cabo evaluaciones periódicas con la frecuencia adecuada.
6.- Los pacientes tienen derecho a ser informados de forma veraz, clara y concisa, y en un lenguaje comprensible de forma oral y escrita sobre la enfermedad y su tratamiento. El paciente debe conocer su enfermedad e involucrarse de forma activa en su tratamiento.
7.- Es necesario crear una conciencia social sobre los reumatismos inflamatorios.
8.- Las asociaciones de pacientes son fundamentales en el tratamiento de las esferas psicológica y social, por lo que deben ser potenciadas y respaldadas por parte de los profesionales de la salud y las administraciones.
9.- Las administraciones deben contemplar las enfermedades reumáticas de la misma forma que otras patologías crónicas.
10.- La mejora de la calidad de vida del paciente reumático debe ser el objetivo prioritario de todos los agentes que participan en su asistencia.
Ver Noticias acerca del Día Par