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miércoles, agosto 17, 2005

Ave, Rafa, morituri te salutant

Estoy a punto de declararme seguidor, fan y adicto a Rojo VIP. Verlo anoche fue una delicia inesperada, una mezcla sabrosa de añoranza nostálgica y placer morboso. ¿Morboso? Luego lo explico.

La presentación de los 19 participantes, especialmente durante el número de apertura, fue como un baldazo de recuerdos, todo un ejercicio de memoria para relacionar caras, nombres y canciones. Un verdadero quién es quién de Sábados Gigantes en la TV del siglo XXI. Qué rabia haberlo visto solo y no tener nadie con quién comentar lo que estaba presenciando en mi 25 pulgadas. O sea, ¡el regreso de Cristóbal! ¡La resurrección de Eduardo Valenzuela! ¡Pancho Puelma! ¡Mónica de Calixto! ¡Patricio Renán no ha muerto! ¿Quién se acordaba de Patricia Frías? Fue un regocijo para los tevitos triviescos que nos criamos frente a Don Francisco, El Festival de la Una y Martes 13.

Igual eché de menos algunas caras. Exijo que para la próxima edición de Rojo VIP estén Ginette Acevedo, María Inés Naveillán, Wildo y Sergio Lillo, El Ciclón del Caribe.

Ahora, igual hay que admitir que Rojo VIP tiene su cuota de morbo, no sé si se habrán dado cuenta. No es tanto eso de someter artistas supuestamente consagrados y con carrete a una competencia similar a las de los principiantes del Rojo original, en que si al jurado y/o al público no le gusta un cantante lo mandan a la casa y gracias por participar. Entiendo que sería una afrenta que, digamos, a tipos con trayectoria como Juan Carlos Duque le digan "No, sabe que no, a usted le falta y se va a capilla". Pero considero que la crueldad inherente de este programa está en justamente lo que se le celebra, que es el desenterrar a viejas y olvidadas glorias de la canción chilena.

Cuando Patricia Frías decía en su entrevista que ella se había retirado del canto, que sólo volvió para esta competencia y que agradecía a Rojo esta oportunidad para los artistas chilenos, y justo en ese momento se le cae una lágrima, lo capté. ¿Están conscientes los ejecutivos de TVN de lo que están haciendo, del monstruo que están creando? Están reponiendo en el escenario a ídolos pasados, a artistas que hace rato fueron abandonados por los medios, a cantantes que, por buenas o malas razones, dejaron su arte y se dedicaron a acariciar recuerdos, y lo están haciendo en uno de los peores escenarios imaginables: una competencia con eliminaciones. Dios mío, ahí hay cantantes que están confiando en Rojo VIP para resucitar sus difuntas carreras y probablemente van a volver a la casa con la cola entre las piernas, sin pan ni pedazo, porque al jurado los considerará indignos. O sea, ¿creen que TVN agarrará a los ganadores (ni siquiera a los derrotados) y les patrocinará una vuelta gloriosa a las pantallas, los festivales y las radios? Rodolfo Navech tuvo que trabajar de vendedor en Ripley después de haber pasado por Viña, ¿cómo lo tomará cuando Rafa Araneda anuncie que está eliminado?

Creo que TVN está cometiendo el mismo error que Canal 13 con Protagonistas de la Fama y Protagonistas de la Música: hacer competir a gente talentosa con la esperanza de una carrera y luego, cuando las cámaras se apaguen y los créditos finales comiencen a correr, abandonarlos a su suerte. ¿Qué irá a ser del pobre Pato Renán cuando no sobreviva a la capilla? ¿Habrá algún estelar de TV que invite a Alejandro de Rosas después de Rojo VIP?

Y lo peor es que justo ese insano deseo de ver cómo a los abandonados se les da una gotita de ilusión para luego golpearlos con el mazo de la realidad, es una de las principales razones por las que voy a ver Rojo VIP.

Pero bueh, sólo soy humano.
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