CAPITULO X

UNA FOTOGRAFIA SORPRENDENTE

 Después de su recuperación maravillosa de una condición nerviosa muy crítica, el Hno. Branham volvió nuevamente al campo evangelístico para unas campañas breves, esto fue para fines del año 1948. El que escribe, estuvo presente en algunos cultos solamente, otros compromisos me impidieron reunirme de inmediato con el grupo.

En noviembre de 1949, el Hno. Jack Moore y el que escribe recibimos una comunicación del Hno. Branham pidiéndonos si era posible que nos encargáramos nuevamente de la dirección de sus campañas, y también si podíamos ir con él y el Rev. Baxter en un viaje evangelístico a ultramar, a Escandinavia, la primavera próxima.

Sucedió en la Providencia de Dios que habíamos tenido éxito en cumplir otras obligaciones y después de orar y considerar la oferta, si el Señor lo permitía aceptaríamos su llamado. Desde un punto de vista personal hemos considerado un gran privilegio el trabajar con el Rev. Branham.

El Hno. Branham nos informó que sólo tenía una reunión programada para esa ocasión, la cual era en Houston, Texas. El quería que nosotros fuéramos a Houston y después de eso nos hiciéramos cargo de futuras campañas. Como yo estaba ocupado con la tarea de preparar este libro para su publicación, y necesitaba estar cerca de él durante ese tiempo, consentí en ir a Houston.

La reunión en Houston comenzó un poco lenta. Sin embargo, antes de terminarse, algunas cosas notables habían acontecido. Se hizo aparente que el ministerio de nuestro hermano, de alguna manera se había desarrollado grandemente. No sólo estaban los dones del Espíritu, los cuales se habían manifestado previamente en su ministerio con aumentado poder, pero una nueva manifestación era evidente.

En el desarrollo de este nuevo don, SUCESOS PASADOS DE LA GENTE QUE VENIA A LA FILA DE ORACION, ERAN REVELADOS. Esto se manifestó de dos formas: Si aquellos que venían para sanidad eran devotos cristianos, les revelaba sucesos pasados en su vida, lo cual estimulaba tremendamente su fe, así que en muchos casos la persona era sanada sin una palabra de oración. En cambio aquellas personas que se acercaban a la fila de oración para los enfermos sin buscar debidas relaciones con Dios ó estaban viviendo vidas licenciosas y habían cometido pecados que no habían sido confesados sinceramente delante de Dios, estas personas eran reprendidas en la misma plataforma por el Espíritu de Dios. Sus pecados eran revelados y el intento de sus corazones era traído a luz, y prácticamente en cada caso la persona llena de lágrimas hacía una confesión, entonces la persona recibía su sanidad, muchos eran sanados instantáneamente.

 

  LA FOTOGRAFIA SORPRENDENTE

 Algo muy sorprendente ocurrió a mediados de la campaña en Houston, que probó ser una vindicación divina al ministerio del Hno. Branham. Cierto ministro contrario que se oponía a la sanidad divina denunció las observaciones hechas por el Rev. Bosworth (que habló en muchas reuniones por el día) y estableció un reto público a través de los periódicos para debatir con el Rev. Bosworth sobre el tema de "La Sanidad Divina en la Propiciación." El Rev. Bosworth aceptó el reto y al asunto se le dio bastante publicidad en los periódicos de Houston.

En la tarde fijada para el debate, era muy evidente que la simpatía de la vasta audiencia estaba casi enteramente con los evangelistas visitantes. Gran número de miembros de la misma denominación del ministro opositor se pusieron de pie como testigos que creían en sanidad divina y de hecho habían sido sanados. Este sentimiento se notó aumentar evidentemente durante el servicio.

El ministro opositor había contratado los servicios del Sr. James Ayers y del Sr. Ted Kipperman, fotógrafos profesionales que tomarían una serie de fotografías de él mientras estuviera hablando. Incidentalmente, el fotógrafo después de tomar esas fotos, tomó una al Hno. Branham quien habló brevemente antes de terminarse la reunión.

Cuando el Sr. Ayers, uno de los fotógrafos, fue esa misma tarde al cuarto oscuro de su estudio, decidió revelar los negativos que había expuesto. Para su sorpresa cada uno de los negativos estaban en blanco con la excepción del que le había tomado al Hno. Branham. Su sorpresa se tomó en asombro cuando notó que en este negativo inmediatamente sobre la cabeza del Hno. Branham había aparentemente un halo de luz sobrenatural. El Sr. Ayers llamó a los otros del estudio para que vieran el negativo; pero cuando lo vieron cada uno quedó perplejo y ninguno podía explicar la presencia del halo.

La mañana siguiente el fotógrafo le envió razón al Hno. Branham, informándole del extraño fenómeno que había ocurrido en relación con la fotografía que le había tomado la noche anterior. El Hno. Branham entonces le explicó al Sr. Ayers que él no estaba grandemente sorprendido sobre lo sucedido, ya que varias veces antes habían ocurrido cosas similares en su ministerio. Por ejemplo, mientras estaba en Camden, Arkansas, un fotógrafo le había tomado una foto y cuando la reveló se halló que un halo de luz extraño circundaba su cabeza; lo cual, dijo el fotógrafo, no se podía atribuir a las luces del auditorio. Muchas cosas similares habían ocurrido en su ministerio.

La fotografía tomada en Houston era sin duda la más destacada y espectacular de esta manifestación sobrenatural debido a las circunstancias raras bajo las cuales había sido tomada dicha fotografía.

 

LOS PERIODICOS DE HOUSTON REPORTAN LA REUNION

 La misma mañana que el fotógrafo trajo las noticias del extraño fenómeno, el cual apareció en la fotografía, los periódicos de Houston contenían reportajes completos del culto en sus primeras páginas, (desde luego, a esta hora los periódicos no sabían nada de la fotografía).

Es interesante notar que el Sr. Ayers, uno de los fotógrafos del ministro opositor, había hecho él mismo observaciones escépticas, las cuales fueron incluidas en los reportajes de los periódicos. El hecho de que esta fotografía viniera de este hombre le da más valor a la autenticidad de la fotografía y a la vez hace el asunto más asombroso, si es que se necesitara más evidencia.

A continuación incluimos algunos reportajes grandemente condensados de las reuniones tal como aparecieran esa mañana en los periódicos de Houston.

 

Del Houston Chronicle, Enero 25
(Condensado)

"Acostados en catres bajo el brillo de las grandes luces del coliseo Sam Houston, el martes en la noche, están los cojos, los enfermos, los achacosos, aquellos que naturalmente hablando habían perdido toda esperanza de ser sanados. Allí están acostados quietamente, mientras el argumento teológico cual torbellino se arremolinaba alrededor y sobre ellos.

Porque eran ellos quienes, según el Rey. Bosworth, un evangelista de afuera, podían ser sanados de sus achaques por el poder sanador que fluía a través del Rev. Branham, un compañero del Rev. Bosworth.

Pero el Rev. W. E. Best, pastor del Tabernáculo Bautista de Houston, afirmó que las curaciones milagrosas habían terminado cuando los apóstoles murieron. Y retó al Rev. Bosworth para que probara lo contrario.

El Rev. Bosworth, entre vítores y gritos de "amén" de una audiencia de unas 8000 personas, citó numerosos pasajes de diferentes fuentes, que, él dijo, probaban que Cristo murió no solamente por los pecados del hombre sino también por las enfermedades físicas. Una y otra vez él citó el pasaje bíblico: "Cristo llevó nuestras flaquezas y cargó nuestras enfermedades." Cada vez que lo repetía la gente daba un grito y débiles sonrisas se veían en los rostros de aquellos acostados en los catres.

La audiencia podía oír el fogoso mensaje del Rev. Best, pero ellos no estaban de acuerdo con nada de lo que oían. No les gustó cuando él dijo:

"Yo niego que algún hombre que viva en la actualidad tenga el poder y el don de sanar como los apóstoles lo hicieron."

  

De La Prensa de Houston, enero25 de 1950
Audiencia Pública

"El Rev. Raymond T. Richey pidió a la audiencia escuchar atentamente a todo orador. "Cuando Uds. estén de acuerdo con el orador, digan ‘amén’ y cuando no estén de acuerdo digan ‘no’."

Por cerca de cuatro horas el coliseo retumbaba con 'amén' y no'.

Cuando el Rev. Best hacía una pausa el Rev. Bosworth agarraba el micrófono y dramáticamente pedía a los que se habían sanado por fe, que se pusieran de pie.

 

CIENTOS SE PONEN DE PIE

Cada vez centenares se levantaban. "¿Cuántos de Uds. son Bautistas?" gritó el Rev. Bosworth. Por lo menos cien se levantaron. "Ningún hombre tiene el poder de sanar", declaró el Rev. Best.

Para la Sra. W. E. Wilbanks, del No.712 de la Calle Teetshorn, el Rev. Best tergiversaba al pequeño y pelinegro evangelista que ha estado predicando todas las noches a multitudes de 5000.

 

ELLA ES BAUTISTA

 "Soy Bautista", dijo la Sra. Wilbanks. "El Hno. Branham no reclama tener poder para sanar. Es simplemente la fe y el Espíritu de Dios trabajando a través de él que sana la persona. El Rev. Best está pervirtiendo el sentir de los Bautistas al atacar al Hno. Branham.

Regularmente la manera como se desarrollan las sanidades milagrosas es que personas de la audiencia llenan tarjetas las cuales son numeradas y llevan sus nombres. El Rev. Branham toma un número de tarjetas y ora por la salud de cada persona. Ocasionalmente él escoge una persona al azar.

A los que asisten se les informa que es posible que no sean llamados durante la tarde para una oración individual, pero ellos vienen noche tras noche esperando que les llegue su oportunidad.

 

MUJER NACIDA DE NUEVO

 La Sra. Mary Georgia Hardy, del No. 708 de la Calle Columbia, dijo que ella había nacido de nuevo hacía tres años pero que primero tuvo la experiencia de sanidad divina hace 18 años.

"Después que nació mi segundo hijo, mis nervios se arruinaron, pero la sanidad por la fe me hizo sentir bien y desde entonces he tenido dos niños", dijo la Sra. Hardy, que asiste a la iglesia de las Asambleas de Dios en la Calle 18 y Ashland en las Colinas. Sentándose a su lado, la Sra. Gray Walker del No.2501, de la calle Blodgett, señaló a su nieta de cuatro años, Diana Cox.

 

ELLA ESTA BIEN AHORA

"Diana nació con un pie torcido. Un doctor quería ponerle el pie en un yeso, pero nuestro pastor de las Asambleas de Dios, el Rev. J. C. Miner sugirió que tratásemos con la oración. Lo hicimos así y gradualmente, al cabo de un período de semanas, el pie de la niña se enderezó. Diana está bien ahora."

Hace una semana, durante una oración general del Hno. Branham, la Sra. W. E. Miller, que vive en la carretera Genoa-Almeda, se curó súbitamente de sinusitis crónica. Ella dijo: "Yo sólo oraba por otros cuando sucedió."

Cuando el Rev. Best vociferó que habían unos que usaban sortilegio para embrujar a la gente de tal manera que la gente eran mal guiadas en su sinceridad, y dicen que es el poder de Dios, James Ayers un fotógrafo comercial del 1610 de la Calle Rust, estuvo de acuerdo.

"Branham hace una función", dijo el Sr. Ayers. "De alguna manera nunca se acerca a los inválidos y personas que tienen artritis. El simplemente hipnotiza a la audiencia."

(Nota: El Sr. Ayers, que se menciona aquí por la "La Prensa de Houston" fue el fotógrafo que horas más tarde habría de descubrir la luz sobrenatural sobre la cabeza del Hno. Branham en la fotografía.)

Después de consultar al Hno. Branham, el que escribe hizo los arreglos para entregar el negativo al Sr. George Lacy, considerado la más grande autoridad sobre documentos dudosos en el área. El Sr. Lacy sometió el negativo a exhaustivas pruebas científicas. El Rev. Branham estaba seguro que el negativo era genuino, pero lo consideró sabio el tener prueba científica absoluta sobre su autenticidad. Después de un examen completo, el Sr. Lacy hizo una declaración certificada de que cada prueba demostró que el negativo era absolutamente genuino y que no se había alterado o retocado, ni tampoco era una doble exposición.

El Rev. Branham entonces dio permiso a los estudios para reproducir copias de la foto, insistió, sin embargo que él no tomaría nada personalmente de lo que produjera su venta aunque permitiría que se le diera cierto porcentaje a las empresas misioneras de ultramar en las que estaba interesado.

Otro destacado desarrollo en relación con el fenómeno que apareció en la fotografía, fue el hecho de que testimonios independientes vinieron de varias personas corroborando el hecho de que la luz sobrenatural apareció sobre la cabeza del Hno. Branham. Algunos testimonios vinieron de aquellos que en ese tiempo todavía no sabían nada de la fotografía.

Uno muy típico es el de la Sra. Grace Coursey, Rt. 1, Box 108 Cleveland, Texas, que dice cómo un católico se convirtió al ver esta luz sobrenatural.

 

SORPRENDENTE CONFIRMACION DE LA LUZ SOBRENATURAL
POR UN CONVERSO CATOLICO

"Yo estaba barriendo el piso una mañana cuando apareció un auto al frente de nuestra casa en una finca a 56 millas al norte de Houston.

Estando un poco aturdida por el estado de desorden de mi casa, dije, explicándole a los forasteros, que yo trabajaba como vendedora en Cleveland seis días a la semana y que había estado asistiendo a los cultos del Hno. Branham muchas noches y que por esa razón no había tenido tiempo de recoger la casa. El hombre, un extraño para mí, había venido en contestación a nuestro anuncio de venta de nuestra finca.

Cuando le mencioné los cultos del Hno. Branham, su semblante se iluminó y dijo: "Yo también he estado allí." Esto es lo que nos contó su esposa:

"El Sr. Becker (el extraño) había estado sufriendo de una condición estomacal terrible, dolores violentos, etc. Tomaba medicina todas las noches. Su suegra leyó en el periódico de Houston acerca del Hno. Branham y de los dones que le habían sido dados por Dios para sanar y le pidió a la Sra. Becker que invitara a su esposo a ir y que oraran por él. La Sra. Becker dudó que él fuera, ya que era católico. Ella se lo dijo y él dijo que iría.

La Sra. Becker se decepcionó grandemente cuando ellos llegaron al coliseo de Houston y encontraron al pastor Bautista (ella es Bautista) debatiendo con el Hno. Bosworth. Ella temió que su esposo no creería después de ver esto. En vez de ser disuadido a no creer, el Sr. Becker nos dijo: "Yo vi una luz alrededor de la cabeza del Rev. Branham cuando él estaba allí parado en la plataforma después del debate; no era una luz de bombilla, era un halo cerca de su cabeza."

Cuando el Hno. Branham dio el llamado al altar, el Sr. Becker, que había siempre declarado firmemente estar salvo, subió a aceptar a Cristo. Su esposa creyendo que él no había entendido, le preguntó si él había entendido la proposición que se había hecho. El replicó: "Ciertamente que sí."

El automáticamente dejó el hábito de usar el Nombre de Dios en vano. El Sr. Becker fue al culto de las dos al día siguiente y consiguió una tarjeta de oración. Su nombre no fue llamado para la oración esa noche, pero él fue instantáneamente sanado en el llamamiento para la oración en masa.

"Yo no sabía cuando vine aquí aquella noche y dije esto de la fotografía, que un fotógrafo había tomado un retrato del Hno. Branham aquella misma noche que el Sr. Becker, el católico, había visto la luz alrededor de la cabeza del Hno. Branham y creyó que él era un hombre enviado de Dios con un don de sanidad."

 Enero 30 de 1950

Sra. Grace Coursey
Rt. 1, Box 108
Cleveland, Texas

De Houston el grupo Branham fue a Beaumont, una ciudad como a ochenta millas al oeste. Después de la primera reunión en la noche en el auditorio de la ciudad no cabía la gente y la segunda noche necesitaron dos policías y siete bomberos para imponer las leyes de seguridad y reglamentos concernientes al edificio. Raymond T. Richey fletó un tren de once coches para llevar 700 personas de Houston a Beaumont para asistir al servicio nocturno del lunes. Sólo una parte de ellos pudo acomodarse en la sección reservada. Los oficiales del auditorio cedieron y permitieron que algunos centenares que no pudieron entrar, estuvieran parados detrás de la plataforma durante la reunión.

Una de las cosas más notables de la campaña fue el almuerzo al cual asistieron cien ministros y sus esposas. El Hno. Branham les habló brevemente de lo profundo de su corazón. Dijo que Dios lo había comisionado a dar un mensaje especial a todos los creyentes, que ellos debieran olvidar sus diferencias y unirse todos en uno, en mente y corazón en preparación para la pronta venida de Cristo. Todos los presentes dieron una solemne atención a lo que él dijo, ya que era evidente que estas palabras eran las palabras de un profeta.

Durante la campaña de Beaumont como 2.000 personas se movieron hacia el frente para aceptar a Cristo como su Salvador. Cerca de 3.000 habían respondido al llamado del altar en Houston, así que durante estos treinta días cerca de 5.000 personas habían confesado a Cristo como su Salvador.

 

 CAMPAÑAS EN ARKANSAS

De Beaumont fuimos a Little Rock, Arkansas. Nuevamente allí nos hicieron una historia similar. Little Rock, espiritualmente hablando, era una ciudad tan dividida que sería imposible tener una gran reunión allí. Se había tratado antes, pero siempre había resultado un fracaso. Se nos dijo que nos preparásemos para una decepción. La campaña empezó a mediados de la semana. Pero para el sábado el auditorio Robinson Memorial estaba completamente lleno. La última noche, que file un lunes, se cerraron las puertas a las 6,30 de la tarde, y se estimó que por lo menos 1.500 personas no pudieron entrar.

A las 12.00 del mediodía del último día, se reunieron más de 100 ministros y sus esposas para un almuerzo especial y se mantuvo un ambiente de unidad y camaradería que una semana antes nadie pensaba que fuera posible.

Interesantes fueron los testimonios de aquellos que se habían sanado cuando el Hno. Branham estuvo allí como tres años antes. Un hombre emocionó a la audiencia con su testimonio. Había andado con muletas por años. Entonces cuando el Hno. Branham hubo orado por él, tiró las muletas y anduvo sin ayuda. Desde entonces no las ha necesitado más.

Un incidente fue de singular interés para el Hno. Moore y para mí. Al terminar uno de los servicios, cuando nos íbamos de la plataforma, una madre se paró y nos suplicó orar por su pequeño niño de cinco años que era sordo-mudo. Ella temía que el Hno. Branham no pudiera llegar a él. El Hno. Moore me miró y dijo: "Oremos por él." Después de orar, lo llevamos al piano y estuvimos satisfechos que el niño podía oír la música. La próxima tarde, durante el servicio de sanidad vimos la misma mujer y el niño que vinieron por la oración. Ella había conseguido una tarjeta de oración y había decidido usarla pensando que no estaría mal traer al niño a la fila de oración de nuevo. El Hno. Moore y yo estuvimos muy interesados en saber lo que el Hno. Branham le diría a ella cuando el Espíritu de Dios hablase por medio de él.

Mientras el Hno. Branham miraba al niño, dijo: "Madre, su hijo ha estado sordo," lo que por supuesto era correcto. Entonces siguió diciendo: "Alguien que tiene fe en Dios oró por su niño anoche. Su hijo está sano." Ud. puede imaginarse el efecto que esto tuvo en la mujer. Era cierto que el niño oía y aunque a esta temprana edad cuando el probar el grado de audición es siempre difícil; ya él había empezado a mostrar el hecho de su sanidad imitando varios sonidos. La demostración tuvo gran efecto en la congregación. Era claro que Dios estaba hablando, no el hombre, y también que el hombre no era el sanador, sino el Señor Jesucristo.

Luego le hablamos al Hno. Branham sobre el incidente. El casi no recordaba las circunstancias. Dios había hablado por medio de él y revelado que alguien había orado por el niño, pero no había revelado quién lo hizo. Esto no tenía importancia. Lo que sí era importante era que Dios había hecho la obra y al Señor pertenecía toda la gloria. Meses más tarde recibimos una carta de la madre confirmando la sanidad de su hijo.

Del Hno. Branham tenemos que decir esto: "Había un hombre enviado de Dios cuyo nombre era Juan." Creemos que esta declaración se puede aplicar también a nuestro querido hermano, William Branham.

 

   

SERVICIO DE RECORDACION
ENERO 26 DE 1966

NARRADO POR BILLY PAUL BRANHAM

 

 

ACCIDENTE Y PARTIDA DEL PROFETA

Me gustaría darle las gracias al Hno. Williams, al capítulo local en Phoenix de Hombres de Negocios del Evangelio Completo, y a los directores internacionales por esta oportunidad de hablar en este servicio de recordación con relación a mi padre.

Como la mayor parte de Uds. saben, yo no estoy acostumbrado a pronunciar discursos. En alguna parte de la predestinación de Dios, El me permitió ser el que viajara con mi padre durante los últimos doce o catorce anos, en sus campañas evangelísticas.

Hasta donde puedo recordar, la primera vez que yo di una tarjeta de oración en un servicio, fue aquí en Phoenix, cuando el Hno. Branham tenía un servicio en una carpa. Creo que fue aquí abajo en la carretera West Buckeye. Creo que fue en el año 1950. Desde ese tiempo he viajado con él constantemente, excepto por un año mientras asistía a la escuela de estudios bíblicos.

El Hno. Williams me llamó y me preguntó si yo quería hablar. Yo le dije: "No", pero entonces él me dijo que algunas personas habían llamado y deseaban saber cómo sucedió todo. No sé si pueda hacerlo, pero haré lo mejor que pueda.

El Hno. Branham y yo habíamos planeado regresar a Indiana para tener servicios un par de noches. El quería hablar del tema titulado "El Rastro de la Serpiente." Me dijo que hiciera contacto con el Hno.Wood, quien es un síndico de nuestra iglesia y amigo íntimo del Hno. Branham, para tratar de conseguir el auditorio de la escuela para el servicio.

Así lo hice, y antes que el Hno. Wood me llamara para la confirmación, papá me llamó y me dijo: "No creo que debemos hacerlo." El dijo: "Regresaremos a casa para los días de fiesta solamente."

Así que comenzamos nuestro regreso en diciembre 18. El vino a mi casa esa mañana como de costumbre. Uds. en Phoenix y Tucson saben la clase de tiempo que estábamos teniendo. Había estado lloviendo días antes, por lo cual él me había mencionado la noche anterior que usaríamos la ropa de cazar porque según él, podíamos enfrentarnos a mal tiempo en todo el camino hasta la casa. El vino esa mañana cerca de las 6 de la mañana.

Salimos de Tucson (mi familia y yo) y su familia y él me siguió como de costumbre en su camioneta. Salimos aproximadamente a las 6 de la mañana y tomamos desayuno en Benson. Luego seguimos hasta Álamo-gordo, Nuevo México y allí almorzamos. Mi hijo Pablo había viajado con su abuelo casi todo el día debido a mi hermano José.

Cuando salimos del Restaurant después de almorzar, hice que Pablo se viniera conmigo al carro porque yo quería que él durmiera la siesta. Papá me habló y me dijo: "Está bien, déjalo que viaje conmigo." Así que seguimos hasta Clovis, Nuevo México, y cenamos en un pequeño lugar, creo que fue en el Restaurant de Denny. Salimos y el tiempo se estaba tomando frío. Oímos que iba a haber nieve alrededor de Amarillo esa noche. Antes de salir del Restaurant papá me preguntó: "¿Hasta dónde tú crees que debemos llegar?" Le dije: "Bueno, no hay problemas." Luego le dije: "Loyce se ha estado sintiendo mal, creo que sería mejor quedarnos en Amarillo."

"Está bien", dijo él. Entonces se montó en su camioneta, y por alguna razón que desconozco, mi hermano José se paró y se iba a montar en mi carro. Uds. saben como son las cosas cuando se viaja con niños. El carro estaba lleno y normalmente yo no le dejaría entrar, ni mamá y sé que papá tampoco, a menos que estuviera en la divina Voluntad de Dios el hacerlo. De esta forma José se montó conmigo en el carro.

Ya habíamos cruzado la guarda-raya de Texas, como a ochenta o noventa millas de Amarillo, cuando vi que venía un carro con la luz delantera apagada en el lado del conductor. De primera intención creí que era una motocicleta porque estaba justamente en la línea blanca de la carretera. Pero no le presté mucha atención a esto. Hacía poco tiempo que había oscurecido, diría que eran como las 7.30 de la noche.

Cuando se acercó más pude notar que era un carro y que tenía un foco apagado. Como dije, era en el lado del conductor. El foco que yo había visto estaba en el medio de la línea blanca, quiere decir que todo el carro estaba ocupando mi lado en la carretera.

Rápidamente me desvié a la derecha y toqué bocina y miré por mi espejo cuando él pasaba. Vi que el carro tiró hacia el lado derecho de la carretera. Miré otra vez y vi que dos carros chocaban. El carro se había desviado justamente al paso de papá. Todo lo que pude ver fue dos carros yendo en dos direcciones. El carro de papá viniendo hacia mí.

Mi esposa dijo: "¡Es tu papá! "Yo dije: "No, había un carro al cual yo pasé que está entre papá y yo." Yo pensé que papá estaba a un carro detrás de ellos. Así que frené y fui a ayudarles.

Cuando llegué al lugar de la escena, uno de los muchachos estaba tirado en la carretera. Seguí hacia arriba, había cerveza, licor, algo (no sé qué) todo regado en la carretera. Vi este carro abajo a la izquierda en la zanja. Viré en la carretera, y cuando mis luces lo enfocaron, era papá.

Todo lo que pude ver fue su cabeza saliendo hacia afuera. Para mí, según lo que pude ver, pensé que estaba muerto. Le dije a mi esposa, "Está muerto." Ella brincó del carro y corrió hacia allá. Parecía como si un tren de carga lo hubiese chocado. Tal era el estado del carro.

Había dejado a José y a mi hijo Pablo en el carro, subí los cristales y le cerré las puertas y les dije que se mantuvieran sentados allí.

Papá y yo hemos viajado muchas millas juntos y habíamos visto muchas cosas, muchos accidentes y hemos visto mucha gente morir. He visto mucha gente morir al instante en la carretera. Era un espectáculo que yo había visto antes.

Así que en mi conciencia, sabía que estaba muerto porque tenía los ojos abiertos, y su cara se veía hinchada. Era justamente ese aspecto por el cual muchos de nosotros hemos pasado.

Salí del auto. No sabía qué hacer. Corrí hacia él. José empezó a gritar y cuando lo hizo, su cabeza se desmayó. Levanté su cabeza con mi mano hacia arriba y él dijo: "¿Quién es ese? " Yo dije: "Es José, papá." Le pregunté: "¿Estás bien? El solamente me miró. No dijo nada.

Esto tiene un significado especial para mí debido a una cinta en la cual él habló: "¿Señores, es este el tiempo?" No puedo decir que esto es cierto, pero yo sé que él nunca respondió hasta que José gritó por su papaíto. Entonces papá dijo: "Dile a José que todo está bien."

Mi esposa estaba hablándole a mamá y tratando de despertarla. Ella gritó a voz en cuello y dijo: "Billy, tu mamá está muerta." Yo corrí hacia allá y por fin la encontré frente al asiento delantero cerca del calentador. Le puse la mano encima pero no pude sentir su pulso. No puedo decir, pero no pude encontrar pulso alguno.

Miré al asiento trasero y mi hermana Sarah estaba acostada allí gimiendo. Regresé donde estaba papá pero estaba tan atrapado en el carro que no podía moverse. Su brazo izquierdo estaba en la puerta y el metal estaba apiñado contra él. Su pierna izquierda estaba trabada a la rueda del guía. Casi todo su cuerpo, cabeza y hombros se salían por el parabrisas, echados sobre el bonete.

Para darles más información a Uds., quiero decir aquí que pocas semanas antes el Hno. Gene Norman, un amigo nuestro de Tucson, Don Wertz y yo salimos a cazar con el Hno. Brewer, (no sé si está aquí o no) hasta Kaibab, y mientras cazábamos yo me enfermé. Padezco de una condición nerviosa, yo la llamaría melancolía, no sé, sólo sé que empecé a llorar mientras subía por las colinas. Era de noche y perdí la cena. Pensé que eran los nervios entonces regresé. Vi a papá quitarse el sombrero e inclinar su cabeza estando parado cerca del fuego. En pocos minutos todo había terminado, Uds. saben.

Entonces cuando estaba parado alrededor del fuego, él no pudo comer su cena. Le pregunté si quería que le preparara una sopa o algo, pero me dijo que no, y se fue caminando carretera abajo. Cuando regresó pude notar que en aquellos ojos había habido lágrimas. Les dije a los hermanos: "Uds. no saben por lo que está pasando, Uds. no saben."

Regresó hacia el fuego y yo me acerqué a él después de un rato cuando creí que los hermanos no estaban mirando (no sé si miraban o no). Le dije a papá: "¿Te sientes bien? " Y él contestó: "Todo está bien."

Antes de acostamos aquella noche él dijo algo que yo no le había oído decir antes, que yo recuerde. Le habló al Hno. Norman, un amigo nuestro de Tucson, y dijo: "¿Vieron todos Uds. a Billy subir las colinas hace un momento? " Todos dijeron que sí. El dijo: "¿Ven Uds.? Esa es la razón por qué a Billy le gusta siempre estar conmigo. El dice que sabe que si yo tan sólo oro por él, todo estará bien."

Él dijo: "Hno. Norman, ¿se acuerda Ud. hace pocas semanas cuando Ud. se cayó de la cerca mientras cazábamos y se rompió el tobillo? Ud. pensó que no podría andar por muchos días, yo puse mi mano sobre Ud., oré y en un par de días Ud. regresó a su trabajo." El Hno. Norman reconoció que era cierto.

Entonces él dijo: "Hace algunos meses yo estaba cazando y sufrí una torcedura en mi tobillo." Entonces comenzó a soltarse sus botas y dijo: "Mire esto", y todavía estaba morado.

Dijo: "Billy estaba tan nervioso que no pensó que él lo pudiera hacer." El dijo: "Tú estás bien ahora, ¿es cierto, Pablo?

Yo dije: "Sí."

El dijo: "Es solamente ese pequeño toque." El dijo: "He orado por este tobillo, y todavía sigue igual. Oré por esta condición nerviosa, y todavía está aquí. No es para mí, yo fui enviado a causa de Uds."

No me di cuenta en ese instante. Entonces eran sólo palabras para mí. Pero la noche del accidente, él me miró y me dijo: "¿Me puedes sacar?

Bueno, yo traté, hice todo lo más que pude. Entonces le dije: "No, no puedo, papá." Añadí: "Papá, mírame." Entonces él abrió sus ojos, y yo le dije: "Di la palabra y saldrás de ahí." Yo sostenía su cabeza en mis manos así. Pero él volteó su cabeza hacia la derecha, no habló una palabra, sólo volteó su rostro. Entonces supe lo que quiso decir cuando dijo que eso no era para él, era para nosotros.

Para enfatizar esto para Uds., después que fui y vi a mamá antes que llegara la ambulancia, volví donde él y le dije: "Papá, yo sé que estás malamente lesionado, pero creo que mamá está muerta." Yo dije: "Sarah está bien, pero creo que mamá está muerta." Nunca olvidaré eso.

El dijo: "¿Dónde está ella?

Yo dije: "Ella está a tu derecha." De alguna manera, no sé cómo, pero sé que movió su mano derecha y la puso sobre ella, y según mi leal saber y entender, esto fue lo que él dijo: "Señor, no dejes que mamá muera. Acompáñanos en esta hora."

Cuando vine de nuevo donde ella, mamá estaba gimiendo y moviéndose. Le pregunté a él si debía moverla, él dijo que no, que mejor la dejara. Le pregunté sobre Sarah, pero también me dijo que la dejara quieta, que no la moviera.

Las ambulancias vinieron y se llevaron a Sarah y a mamá. Nosotros aún no podíamos sacar a papá. Cuando la ambulancia regresó, aún no habíamos podido sacar a papá. Hicieron dos pesos con el otro carro y aún no podíamos sacarlo.

El tráfico estaba ataponado por seis millas en ambas direcciones. Finalmente vino un hombre con un camión de cuatro ruedas de tracción. El tenía una cadena en el camión, y la pusieron alrededor de la puerta y trataron de arrancarla. Pero no pudieron. Yo les pregunté a ellos si la podían poner en el parabrisas, donde baja la abrazadera. Yo les dije: "Si Uds. halan lo suficiente que yo pueda meterme allá

abajo, yo puedo sacarlo." Así lo hicieron. Lo halaron hasta que el freno dio paso para que yo pudiera arrastrarme sobre el hombro derecho de papá, ir hacia abajo del asiento delantero y desenredar sus piernas que estaban debajo del panel y el guía. El me habló y me dijo: "Tómame, Pablo." Cayó en mis brazos y lo saqué del carro.

Lo llevamos al hospital. Cuando llegamos ya habían traído a los otros. El muchacho que chocó con él, llegó muerto. Mamá y Sarah estaban en la sala de emergencia cuando trajeron a papá. Después que estaba dentro, el doctor me dijo: "¿Es ese tu papá'?

Yo le dije: "Sí señor."

El dijo: "Bien, yo no le doy mucha oportunidad, hijo."

Yo dije: "Sí señor." No sabía si pedir ayuda o qué hacer, así que me senté allí y traté de orar y sujetarme a lo que él me había enseñado.

Lo llevaron a tomarle radiografías. El doctor dijo: "Lo vamos a llevar a Amarillo porque él necesita cuidado especial. Todos tendrán que ir, pero su papá tendrá que ir primero porque él no tiene mucha oportunidad de sobrevivir."

Entonces papá entró en una conmoción (como lo llaman ellos), y no pudieron enviarlo Ellos enviaron a mamá y a Sarah e hicieron otra carga con los muchachos mexicanos.

Cuando yo salí, el doctor me preguntó: "¿Qué tipo de sangre tienes? " Yo le contesté: "No sé, señor."

El dijo: "Tenemos que ponerle sangre inmediatamente, se está poniendo muy débil."

Yo dije: "Bien, iremos a comprobar." No sirvió el tipo de mi sangre. Buscaron en el banco de sangre y no tenían ninguna. Enviaron a Amarillo y les pidieron que enviaran, creo yo, tres tipos de sangre de allá. Aseguraron conseguir al comisario porque él tenía el mismo tipo de sangre que papá. El estaba bastante ido cuando le pusieron la sangre y cuando yo entré al salón lo tenían en una clase de cama, en la sala de emergencia, que lo tenían parado directamente sobre su cabeza. Dijeron que no podía recibir la sangre acostado de plano.

Estuvo recibiendo sangre por espacio de ocho horas aproximadamente, diría yo. Entonces me dijeron: "No sé cómo puede estar vivo." Se me olvida el nombre del doctor, pero él dijo: "Cuando le di el primer poco de sangre, su presión sanguínea era cero sobre cero. Ahora su presión ha subido." Él me preguntó si yo podía ir con ellos en la ambulancia hacia Amarillo. Yo dije: "Seguro."

Entonces una enfermera y yo lo llevamos a Amarillo, que queda a ochenta o noventa millas de Freona, Texas. Salimos como a las seis aquella mañana y llegamos allá alrededor de las siete y treinta. El doctor estaba allí para reunirse con nosotros. Lo examinó de todas maneras. Papá estaba todavía inconsciente. Cotejó las radiografías, etc., y dijo: "¿Es ese su padre?

Yo dije: "Sí señor."

El dijo: "Yo lo vi a Ud. orando por él."

Yo dije: "Sí señor."

El dijo: "Odio decirle esto, pero Ud. debe irse a orar para que él muera.

Yo dije: "No, señor. Yo no puedo hacer eso."

El dijo: "Un hombre no puede vivir con tantas lesiones."

Yo le dije: "Creo que él puede."

Él vivió por seis días en el hospital. No puedo decir que él estaba consciente ni tampoco puedo decir que no lo estaba, porque él me hacía movimientos a mí y a diferentes hermanos que fueron a verlo. Nosotros oramos. Nos hicimos respaldar por hombres de Dios y oramos.

Siempre he oído a papá decir: "Fuera de Dios no hay esperanza." ¡Qué cierto es esto!

El cuarto día ellos dijeron: "Vamos a hacerle una prueba. Creo que Ud. lo ha notado en él. Lo hemos observado las últimas cuarenta y ocho horas. Su ojo izquierdo está cerrado." El término de los médicos (no sé qué era), significaba que él tenía un coágulo de sangre o tenía un golpe. El dijo: "Yo creo que él morirá esta noche. Vamos a hacerle la prueba." Se me olvida cómo lo llaman. Es como un tinte que hacen fluir por la arteria principal del corazón, entonces ellos ven dónde va desde allí y cómo entra en el cerebro. El dijo: "Si es un coágulo en el cerebro, tendremos que operar y sacarlo."

Lo llevaron arriba y como a la hora y media más tarde lo bajaron. Nos llamaron a la sala. El dijo: "No pudimos hallar ningún coágulo de sangre." Quizás yo esté equivocado, pero para mi conocimiento, él dijo: "La sangre no fluiría por la vena yugular." El dijo: "El cerebro de su papá se está hinchando. En cuanto el cerebro toque el cráneo, ese será el final."

El dijo: "Le daré aquí un poco de espacio para que se pueda hinchar, y le daré medicina para tratar de reducir la hinchazón. A veces trabaja, a veces no": Hicieron esto y él vivió dos días más, como ellos esperaban.

La noche anterior a su muerte, nosotros estábamos cantando en la sala de espera en la unidad de cuidado intenso. Todos estábamos sentados afuera, cantando y orando. Estaba muy oscuro. Creo uno de los hermanos mencionó esta última noche. Recuerdo que estábamos cantando, "Habrá luz en el tiempo de la tarde." Sabíamos que papá amó ese corito.

Cuando cantábamos, el sol rompió a través de las nubes y el sol se parecía al pilar de fuego que tantas veces hemos visto en las reuniones. Yo supe entonces que el tiempo estaba cerca.

El 24 de diciembre, la víspera de navidad, yo estaba abajo. El hermano Pearry Green vino y dijo: "El Dr. Hyde quiere verte." Esto no me alarmó porque él no era el doctor principal de papá. El era un especialista en huesos. Así que subí y él dijo: "¿El señor Branham? " Contesté: "Sí señor." Él dijo: "Tengo noticias tristes que darle, su papá murió a las 5,49."

Bien, Uds. podrían. . . Uds. saben lo que yo quiero decir. Así que salí cuando los hermanos estaban parados allí y se lo dije. Les dije, una cosa recuerdo, él me dijo: "Si alguna vez oyes que yo he muerto, tú te detienes un minuto y te quitas el sombrero y cantas una estrofa del himno "Sólo Creed." Esto hicimos.

El hermano Pearry Green dijo que él llevaría el cadáver a Jeffersonville donde yo dije que se celebraría el entierro.

Tuve que decírselo a mamá y a Sarah, quienes estaban todavía en el hospital. No les dije de las lesiones de ellas. Mamá tenía una pierna rota y lesiones en la cabeza, y mi hermana Sarah tenía la columna rota en varios sitios.

Cuando se lo dije, ellas dijeron: "Regresamos a Indiana." Le dije al médico que ellas querían ir, así que tratamos de arreglar las cosas. De la única manera que el doctor las dejaría ir con nosotros era consiguiendo un avión-ambulancia. El hermano Moseley y los hermanos aquí estaban con nosotros. Ellos consiguieron el avión. Alquilamos dos aviones y las trajimos de regreso a Jeffersonville. Cuando llegamos, ellas fueron internadas en el hospital y nosotros nos fuimos a la funeraria.

Cuando yo miré aquel cadáver, no se parecía a mi papá. Entonces yo pensé: "El no está ahí." Sé que por alguna razón yo pensé así. Tuvimos el servicio funeral un miércoles, al cual asistió mucha gente. Aquellos que no pudieron venir enviaron su pésame y su cariño, nosotros apreciamos esto de veras.

Sé que se ha preguntado, por tanto creo que debo decirlo. Nosotros no hemos enterrado a papá. Yo le dije al Señor: "Señor, si Tú me permites terminar este servicio fúnebre, eso será lo que yo podré hacer. No puedo entregárselo a la tierra. Mamá será la que tomará esa decisión."

Fui donde mamá y ella me dijo: "No sé si quiero vivir en Tucson donde papá había construido una casa para nosotros." (Ellos pensaban mudarse después que regresáramos de Jeffersonville.) Ella me dijo: "No sé todavía donde deseo estar, pero donde yo esté, quiero que él esté también."

Le pregunté al coronel (quien es un buen amigo mío), si él permitiría guardarlo allí o si yo podría ponerlo en una bóveda o algo así sin entregarlo a la tierra hasta que mamá decidiera lo que quería hacer. El me dijo: "Yo quiero demasiado a ese hombre para hacer eso. Lo guardaré aquí en la casa funeral. Cuando Uds. lo decidan, entonces podrán tener el servicio."

Hasta ahora no sabemos, pero tendremos que tomar una decisión dentro de las próximas semanas. Sabemos que mamá tomará la decisión correcta. Así que deseamos que Uds. oren por nosotros.

Mamá está en casa en Jeffersonville. Mi hermana todavía está en el hospital. Ella puede andar pero no puede sentarse. Tan pronto se pueda sentar, entonces vamos a traerla de regreso a Tucson, a nuestra casa aquí, o donde el Señor mande.

No sé como decirles a Uds. de lo que voy a leerles ahora, pero yo le dije: "Señor, no he hablado mucho antes, quizás algunas cinco o seis palabras frente a una congregación." Cuando el Hno. Williams me pidió venir, yo dije: "Hno. Carl, no puedo salir para allá. Tantas veces que lo he traído a esa vieja plataforma, no puedo hacerlo ahora, hermano Carl." Entonces pensé: "Bueno, creo que a papá no le hubiese gustado esta actuación." Así que oré y vine.

El hermano Williams me dio su cuarto aquí y como Uds. saben, papá siempre decía: "No puedo sacar a Pablo de la cama." A mí me gusta dormir hasta tarde. Pero de alguna manera me desperté esta mañana a las seis, lo cual es poco corriente, y no pude volverme a dormir. Cuando me desperté pensé: "Estoy tan solo sin papá." Esto puede que no tenga mucho sentido para Uds., pero me gustaría leerles algo que se me ocurrió esta mañana. Perdonen la manera como leo las palabras, pero quiero leerles algo que fue un consuelo para mí, a mi corazón. Desearía titular esto, "Mi papá."

   

MI PAPA

"Estoy solo, tan solo por el hombre que llamé "mi papá."

Pareció como si todo el mundo terminara cuando yo perdí

el mejor amigo que siempre tuve.

Ud. ahora puede preguntarme: ¿Por qué estás tan triste? Pero por favor recuerde, él era mi papá.

Mi papá no está aquí conmigo en este gran día de recordación;

Yo sé que él pudo haber estado, pero él eligió

el camino recto y angosto.

El nunca quiso riqueza o fama,

Pero sólo nos señaló al nombre de Jesús.

Desearía saber por qué tenía que ser un accidente

de automóvil,

Pero ello hizo que la Novia se hiciera un examen

más íntimo.

El no era un hombre grande en estatura y voz,

Pero si Ud. alguna vez lo oyó predicar, Ud. supo

que él era elección de Dios.

Su naturaleza era gentil, él nunca trató de ofender.

Pero esto no era así cuando clamaba contra el pecado.

Él predicó un gran mensaje titulado: "Señores,

¿es este el tiempo?

Entonces nos trajo a Tucson a buscar respuesta de Dios.

Desearía saber por qué Dios le dijo que se fuera al oeste,

Pero nunca dije nada, porque él siempre me dijo:

"Pablo, Dios lo sabe mejor."

Él me dijo que no me preocupara, porque Dios revela

sus modos de obrar,

Entonces vino la contestación, el misterio de los Siete Sellos.

Para mí él fue el mensajero de Malaquías 4:5 y

Revelación 10: 7

Y Dios lo supo mejor cuando se llevó a mi papá.

El mensaje que él trajo vino directo con la Palabra.

Aunque rechazado, pero ningún hombre

le pudo hacer frente.

 Yo amo a este profeta de esta decadente generación

Yo creo este mensaje, y por Su gracia con él me reuniré."

 

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