INICIO


INTRODUCCIÓN

Atenco
Rematote
Mariachi
Estadio Azteca
La Doña
Cabaret
Tributo
Evangelistas
Banda
Lluvia
De la calle
Revolución
Tenayuca
Limpia
Independencia



Adiós María bonita



En la madrugada del lunes 8 de abril de 2002, el día de su 88 cumpleaños, falleció en su casa de la colonia Polanco de la ciudad de México, la famosa actriz mexicana María Félix.
El Palacio de Bellas Artes fue el escenario para el homenaje póstumo a la actriz, de donde fue llevada al teatro Jorge Negrete, para un último adiós por parte de la Asociación Nacional de Actores. Sus restos mortales fueron depositados en el Panteón Francés entre vivas, porras y lágrimas de familiares y amigos.
De lo que se vivió en la ciudad de México en esos días trata el siguiente relato.





María Félix     El martes 9 de abril, como cada mañana temprano, inicio mi paseo matinal por la ciudad de México.
    Hoy tengo programada en mi apretada agenda visita al Palacio de Bellas Artes para, una vez más, contemplar la exposición ABCDF palabras de ciudad, una muestra fotográfica padrísima acerca de la ciudad de México.
    Nada más llegar a la explanada del palacio me doy cuenta de que esta mañana hay algo diferente en el paisaje. No observo la presencia habitual de turistas despistad@s en las inmediaciones del mismo. Con gran asombro me apercibo de que la música del organillero no se escucha. ¿Se habrá cumplido mi siniestro deseo de que el pinche organillero se recicle y encuentre otra chamba menos molesta para sus sufrid@s conciudadan@s?
    El entorno me ofrece a cambio una larga fila de mexican@s formad@s y una multitud que se concentra frente a la puerta principal del histórico edificio. Le pregunto a uno de los unifirmados allá presentes cuál es el motivo de todo esto. Él me responde escuetamente: "Vienen a despedir a La Doña". Habituado a las concisas respuestas de est@s chilang@s, le digo al servidor público: "Ah, claro", como si yo conociera a La Doña de toda la vida.
    Para enmendar mi ignorancia me dirijo al kiosko de revistas de mi cuate Pío y directamente le pregunto: "Oiga don Pío, ¿qué madres ocurre hoy en esta ciudad?". "Se nos fue La Doña", me responde visiblemente afectado. Reparo en las portadas de los periódicos del día. Desde todas ellas, imágenes de otra época, de esas en blanco y negro que retratan a las estrellas de cine de los 50, asoman entremezcladas con el color que salpica las páginas de las revistas del corazón. El hecho de que hasta los periódicos deportivos dediquen su espacio estelar a La Doña, me advierte de que estoy ante un acontecimiento muy importante.
    La Doña tenía un nombre. Se llamaba María Félix y Pío me cuenta que fue una de las divas del cine mexicano de las décadas de los 40, 50, 60 y 70, años en los cuales la que fuera inspiración de poetas, compositores y pintores participó en 48 películas filmadas en México, Italia, Francia, Argentina y España.
    Ufano después de lograr averiguar quién era la leyenda del cine mexicano protagonista de una despedida no vista en esta ciudad desde la muerte de Mario Moreno (Cantinflas), me despido de Pío y regreso al palacio.
    Como es costumbre en estos casos, mucho policía y mucho ratero (a veces se hace francamente difícil distinguir entre unos y otros) disputan el espacio a la bola. Televisa, con pantalla gigante incluida, también está presente. Y ¿cómo podían faltar a la cita l@s ambulantes? Aquí están, al pie del cañón, para colocar su mercancía. La pareja de rosas a cinco varos, el disco compacto con las canciones del icono de la cultura mexicana, la foto de recuerdo de a diez.
    Cada día me sorprenden más l@s que hacen de la calle su mercado particular. Que yo sepa La Doña no estaba afectada por ninguna grave enfermedad que hiciera presagiar su próximo deceso. Sin embargo, la maquinaria que mueve este país, el comercio, se encuentra siempre perfectamente engrasada y se pone en marcha a una velocidad asombrosa cada vez que su participación es requerida.
    Yo formo con el resto de mis vecin@s y aguardo pacientemente a que nos corresponda nuestro pequeño minuto de gloria para poder acercarnos hasta el féretro de la protagonista de películas como Río escondido, Tizoc, La Bandida y tantas otras.
    El ataúd descansa en el vestíbulo del palacio y desfilamos delante de él a paso ligero. Una ingente cantidad de flores acompaña la soledad de la estrella que se nos fue el lunes 8 de abril, día de su 88 cumpleaños, mientras dormía.
    Algunas personas le cantan o recitan una poesía con la voz entrecortada, no sé yo si por la emoción que sienten o por el paso ligero al que a la voz de "Avancen, aváncenle, avancen" nos conminan l@s uniformad@s.
    Tras la visita relámpago, nuevamente en el exterior del palacio, me siento a observar el paso de las personas que organizadamente desfilan ante mí para dar su último adiós a La Doña. Mi mirada se centra en los rostros de las personas grandes, algunas de ellas de la generación de la Félix. No observo gestos expresivos de afectación pero sí de seriedad, de respeto y de admiración por la difunta.
    Me maldigo a mí mismo por no disponer de una pinche cámara para tomar algunas fotografías en el instante en que un jovenzuelo con aretes, el pelo pintado y aspecto posmoderno, pasa delante de mí con un ramillete de tres flores en su mano izquierda, cada una de un color diferente, que le proporcionan un aspecto de una candidez repleta de expresividad.
    Un rumor se extiende entre la bola. El cantante Luis Miguel, de quien era admiradora La Doña, está próximo a llegar para cantarle María bonita, la canción compuesta por el maestro Agustín Lara, quien por otro lado fuera uno de los esposos de la diva. Pero finalmente es Manuel Mijares quien se arranca y entona "Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches, María bonita, María del alma..."
    El mariachi Gama Mil, también presente en la despedida de la para algun@s representante de la mujer mexicana de su época, comienza la interpretación de una de las piezas preferidas por La Doña y también por un servidor. "Me cansé de rogarle, me cansé de decirle que yo sin ella de pena me muero. Ella no quiso escucharme, si sus labios se abrieron fue para decirme ya no te quiero. Quise hallar el olvido al estilo Jalisco, pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar"
    Un minuto ininterrumpido de aplausos tanto del público que se encuentra en el interior del teatro del Palacio de Bellas Artes como del que sigue el acto gracias a la pantalla gigante instalada en las afueras del palacio, pone fin al primero de los numerosos homenajes que a partir de hoy se le tributarán al último de los mitos del cine mexicano.
    El féretro es introducido en la carroza fúnebre aparcada frente a la puerta principal del palacio en medio de una lluvia de flores. La comitiva, precedida por policías y periodistas que marchan en motocicletas de gran cilindrada, parte a gran velocidad por el Eje Central doblando en Hidalgo. Camino al Panteón Francés, donde l@s más allegad@s darán tierra a los restos mortales de La Doña, una breve parada a las afueras del Teatro Jorge Negrete, donde los miembros de la Asociación Nacional de Actores le brindan el último adiós.
    Y así fue cómo una mañana de un martes cualquiera, gracias a ese extraño don de la ubicuidad que parece perseguirme en esta ciudad, pude asistir en vivo y en directo al homenaje póstumo a la gran diva del cine mexicano.



Hosted by www.Geocities.ws

1