Prosa y poesía del Siglo XVI...
Ya se ha adelantado, al hablar de los cronistas de Indias, que es la crónica, más que la poesía del siglo XVI, la que contiene un verdadero valor épico. Sin embargo, el tema de las grandes conquistas americanas -Perú, México- es de tal modo grandioso que no pocos poetas se abenturaron a enaltecer y glorificar a los héroes que las llevaron al cabo. Poca fortuna tuvieron la mayor parte de estos cantos, que no pasan de ser crónicas rimadas cuya factura se apoya en cualquiera de las dos metas que tratan de alcanzar: la imitación de la epopeya italianizante, la famo en el siglo XVI, a la manera de Ariosto, Boyardo y Tasso, o el favor real por los servicios prestados en las conquistas.
La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga, considerado como el primer poema épico de América, ejerció decisiva influencia en el gusto de su tiempo por los relatos de historias relacionadas con el Nuevo Mundo. De esta familia son: El Cortés valeroso, de Gabriel Lasso de la Vega; el Arauco domado, de Pedro de Oña; el Nuevo Mundo y conquista, de Francisco de Terrazas; el Peregrino indiano, de Saavedra Guzmán; la Historia de Nuevo México, de Gaspar Pérez de Villagrá, etc.
Los tres útlimos pertenecen a México. Nuevo Mundo y conquista de Francisco Terrazas, es un poema en cuyos fragmentos "su lirismo brlando y dialéctico hace pensar que no era de seguro la epopeya el camino en que podía lucir mejor su talento". El Peregrino indiano, de Antonio de Saavedra Guzmán, fue compuesto a fines del siglo XVI, mientras hacía el viaje de México a España, aprovechando el material que había reunido años atrás. El poema fue editado en Madrid en 1599, y aunque parece que no es peor que otros de su clase, no ha racibido gran atención de parte de los críticos. La Historia de Nuevo México, de Gaspara Péres de Villagrá, impresa en Alcalá de Henares en 1610, está compuesta de treinta y cuatro cantos en verso suelto y tiene las características de crónica rimada, frecuentes en estas obras, en las que hay más interés histórico que literario. Villagrá fue uno de los ocho descubridores del Río Bravo en 1598.