Poesía religiosa ...
El sentimiento religioso del pueblo azteca intervenía en todos los actos del individuo "desde que nacía hasta que los sacerdotes quemaban su cadáver y enterraban sus cenizas", como lo demuestran a cada paso la historia, la arqueología y la poesía. A la celebración de los dioses como Hitzilopochtli, dios celestial, o la Coatlicue -cuya presentación está considerada como una de las mayores obras de arte de la escultura americana-, autora de la vida y de la muerte, están dedicados estos cantos. Otros, a hechos que tienen relación con la vida del hombre, como el que celebra el nacimiento del maíz, don divino, Dios Mazorca, fuente de vida. Este pequeño poema tiene analogía con el mito de Proserpina, El culto de Tláloc, dios de las lluvias, tiene interés porque a la solemnidad sangrienta de otros dioses opone su espíritu risueño y sencillo. El Xipe-tótec, relacionado con la lluvia y la agricultura, era celebrado con el rito de desollar víctimas.