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Historias acerca de la basura



El sistema de recogida de basura en la ciudad de México es francamente peculiar. Aquí no existen contenedores para que l@s ciudadan@s depositen su bolsa de desperdicios a cualquier hora del día. El sistema mexicano consiste en el paso, en algunos lugares a diario y en otros más escalonadamente, del camión recolector por las calles de las colonias. Un campanillero anuncia con antelación la llegada del vehículo para que l@s vecin@s se alisten a entregar sus desperdicios y su propina a las personas que se encargan de retirarlos.
En algunos lugares el camión es sustituido o complementado por individuos que, ayudados de un pequeño carrito donde van amontonando los residuos desafiando la ley de la gravedad, al potente grito de: ¡¡¡La basura!!! ejercen la misma función.
Pero el ciclo de la basura no termina aquí. Su destino final, el tiradero o basurero, es el escenario para que muchas personas, a las que se les da el nombre de pepenadores, se encarguen de rebuscar entre lo que otr@s desecharon para obtener algo de provecho. Esos escenarios, los tiraderos, y esos personajes, los pepenadores, han forjado algunas historias como las que nos narra Alma Guillermoprieto.





Basura     "La basura se ha vuelto una obsesión para los habitantes de la ciudad de México, dando lugar a toda suerte de relatos fantásticos y verdaderos. Está, por ejemplo, el cuento de los basureros que se incendiaron espontáneamente un día de julio, lanzando fuego y humo tóxico sobre hectáreas enteras de basura apiladas a casi 20 metros de altura. Está la historia del cacique que controlaba a más de la mitad de los 17 mil pepenadores, o recolectores de basura de la ciudad, le exigía favores sexuales a sus hijas y también se los llevaba a todos de vacaciones a Acapulco una vez al año. Está la historia de un tiradero de basura de 60 kilómetros cuadrados de extensión que el gobierno municipal decidió convertir en parque, completo con mesas para picnic -mesas que desde la inauguración se han ido hundiendo dulcemente junto con las capas movedizas de basura y arcilla.
    También están las ratas. Un cuento memorable se remonta al inicio del decenio pasado, cuando un periódico de la tarde anunció en primera página que había aparecido una "rata mutante gigante" flotando en un canal de aguas negras. Según el artículo, la rata tenía el tamaño de un Volkswagen, y en la foto adjunta se podía verificar la descripción al pie del grabado, según la cual la bestia tenía "cara de oso, manos de hombre y cola de rata" A los dos días un periódico matutino explicó que en realidad se trataba del cadáver de un león, propiedad de un circo ambulante de mala muerte. El anciano felino finalmente había muerto, pero antes de arrojar su cadáver al canal de desagüe, sus dueños decidieron desollarlo, por si la piel resultaba vendible. Los puristas que coleccionan cuentos sobre la basura mexicana desdeñan la historia de la rata mutante porque resultó ser falsa, pero el punto no es que la rata fuera una ficción sino que, en el estado general de desarticulación y descuido en que se encuentra una de las ciudades más congestionadas del mundo, muchos de los que leímos la historia en su momento la dimos por cierta"
Alma Guillermoprieto
Al pie de un volcán te escribo
Plaza & Janés
México 2000



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