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La Montaña que humea y La Mujer BlancaCuando los efectos de la contaminación no se dejan sentir en la ciudad de México y en días particularmente claros, es posible observar desde algunos puntos de la ciudad la silueta del Popocatépetl y de Iztaccíhuatl, los majestuosos volcanes que se erigen a unos kilómetros de la ciudad. "Ella subió a la azotea del hotel. Era una mañana brillante y por esta vez, bajo el cielo azul a la distancia, el Popocatépetl se mantuvo apartado, una presencia gigante y pesada bajo el cielo, con una capa de nieve. Y, envolviéndolo, una larga estela de humo oscuro como una serpiente. Iztaccíhuatl, la Mujer Blanca, resplandecía y parecía estar cerca, pero la otra montaña, el Popocatépetl, se encontraba más allá y en las sombras, un cono puro de sombra atmosférica con destellos brillantes de nieve. Ahí estaban ellos, los dos monstruos, observando gigantesca y terriblemente desde su altura, cuna sangrienta de hombres, al valle de México. Extrañas, pesadas, las montañas blancas suspendidas parecían emitir un ronrroneo profundo, demasiado profundo para el oído, pero audible en la sangre, un sonido de miedo. No hubo elevación, levantamiento o exaltación alguna, como la hay en las montañas nevadas de Europa. Sólo había un gran peso de hombros blancos presionando terriblemente la tierra y murmurando como dos leones al acecho"
D.H. Lawrence
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