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Sobre la astucia innata del habitante de la ciudad de México
El/la habitante de esta ciudad es uno de los seres más astuto/a que yo he conocido. Vivir en una urbe compuesta de millones de personas, luchando por hacerse un hueco cada día, imprime un carácter muy especial.
Ser colmillo es ser sagaz, perspicaz, ingenioso, rápido para los negocios. Todas ellas son cualidades que la mayoría de l@s chilang@s tienen.
Yo disfruté mucho intentando no caer en sus transas (engaños), contagiándome de su particular filosofía y entrándole al regateo. Aprendí a pensar rápido, a no dejarme sorprender, a saber esperar el momento adecuado para lograr la ventaja. En definitiva, yo también afilé un poco mi colmillo.
"Colmillo: talante agudo. Astucia, agilidad, relumbrante adelantarse a los hechos: presteza. Conocimiento activo, orgánico, como el basquetbol o el ciclismo. Se experimenta con el cuerpo antes que con la inteligencia: se siente, no se piensa.
Diferencia fundamental entre la ventaja o la desventaja en Metro Chapultepec o Cuatro Caminos -esos ajetreados puertos fluviales- y en el gélido chic de Santa Fe; en el regateo por lechugas y electrónicos taiwaneses y en las solemnidades mistéricas de la fusión, el capital de riesgo, el mercado de dinero; en las telarañas de los proxenetas de Circunvalación; en las infinitas argucias de los impresores; en el uso del suelo y sus meandros; en las tretas gatunas del ajustador de la compañía de seguros una tarde de Sol y vidrios rotos -o bien el duelo de ajustadores, o bien su secreta entente.
El DF -reza la sabiduría- son aproximadamente nueve millones de chilangos tratando sorprender a nueve millones de chilangos, y nueve millones de chilangos resueltos a no permitirlo. He ahí la ronda del colmillo.
Colmillo -carencia del provinciano, del turista, del principiante. Y, en la cárcel, o entre hampones, destello, click fugaz, decisivo, entre el pleito a fierrazos o el arreglo equitativo.
No basta con salir a la calle, tarde o temprano necesitarás un electricista o plomero. No basta con morirte, alguien tendrá que lidiar con Gayosso, con las autoridades del panteón, con el administrador del hospital, con el agente del Ministerio Público.
Afila con diligencia tu colmillo: hay nueve millones de chilangos tras tu cubículo, tu mujer, tu coche, tu tarjeta de débito, misteriosamente atascada en el cajero"