DLP: el hombre, el sueño

¡Llegando a 6.000 millones de personas diariamente!

lunes, junio 20, 2005

¡Me vuelvo mono!

Les traigo lo último de los doblajes. Estamos trabajando en Creature Comforts, una serie de cortos realizados por Richard Goleszowski y Nick Park, los mismos de Wallace & Gromit y Pollitos en Fuga, y que la van a dar por Canal 13 a fin de mes.

Esta es una serie con capítulos de unos ocho minutos, originada desde un cortometraje del mismo nombre hecho por los susodichos en 1989, que trata de entrevistas a animales. El chiste es que las voces de los perros, gatos, monos y etcéteras no son de actores en un estudio, sino de entrevistas a gente común y corriente. Agarraron el audio de personas de verdad siendo entrevistadas y les pusieron animación stop motion para crear un muy celebrado efecto cómico. De hecho, en los créditos ninguna voz aparece individualizada, sino que sale todo como "el gran público británico", que no tenía idea de que estaba colaborando para una serie animada.

El cacho de esto es que ¿cómo hablas para el doblaje? ¿Como un dibujo animado o como un documental? Voy a chequear con el director de la grabación.

En Creature Comforts yo hago de Muzulu, un mono acróbata que siempre está con su partner Toto. Llevo recién grabado un capítulo, así que sólo sé que detesta las inyecciones en la boca y que fue la última persona en ser anestesiada con gas en Gran Bretaña en un sillón de dentista. En la foto, soy el de rosado que está meditando.



¡Véanlo! ¡Oíganme! Aviso cuando se estrene.
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lunes, junio 13, 2005

Silencio, basura

Y la basura sigue haciendo noticia en el mundo y en este blog. Ahora los protagonistas son unos basureros parlantes en Cambridge.

No puedo evitar acordarme de la novela The Hitchhiker’s Guide to the Galaxy (la película llega a fines de julio a su cartelera local), sátira de ciencia ficción escrita por Douglas Adams y de culto en el mundo angloparlante. En tal libro cuentan que en la nave que lleva a los protagonistas, las puertas fueron programadas con personalidad (espantosa movida de marketing de la empresa que las hacía) y por eso cada vez que se abren y se cierran dan las gracias. Las puertas estaban diseñadas para decir: "Espero que la apertura y el cierre hayan sido de su agrado", "Gracias por hacer muy feliz a una simple puerta", "Esta puerta se abrirá para darle un buen servicio", o en el mejor de los casos emitían un zumbido que demostraba la satisfacción de un trabajo bien hecho.

Por supuesto, todos en la nave detestan esas puertas y se dan diálogos como:

-Gracias por hacer muy feliz...
-Ah, cállate.

Diálogo que se repetirá en las pulcras calles de Cambridge:

-Thank you for making this city a clean...
-Oh, bloody hell, shut up, will ya?

Por desgracia, Adams era un visionario.
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jueves, junio 09, 2005

¡Sea monkeys, revelados!

Sí, cuando chico yo también caí con los sea monkeys. Pero al final eran de verdad, como lo demuestra el artículo de la revista Bioplanet, "Los sea monkeys, crustáceos extremófilos".

O sea que era yo el que seguía mal las instrucciones. Ahora que lo pienso, ni los sea monkeys pueden sobrevivir en agua destilada.
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miércoles, junio 08, 2005

El cassette y yo

Mi primera experiencia con un cassette fue en 1984, el año de Los Cazafantasmas, "We are the world", Los Pitufos y de Reagan vs. Andropov. En la radiograbadora de un tío que hacía compilados de Devo supe qué significaban "play", "rec", "ffwd", "rew" y "pause". Y todo un mundo se abrió para mí.

Ese mismo año compré mi primer cassette: Thriller de Michael Jackson, pirateado en una cuneta de Irarrázaval. La grabación era tan mala que a los dos meses la cinta se desgastó y empezó a sonar como transmisión AM. Luego me compré mi primer cassette original: la banda de sonido de la película Breakdance. Y más tarde, en diciembre, la iluminación fue completa: de regalo de Navidad recibí mi primer radiograbador, una Samsung portátil que tenía un solo parlante, pero que para mi entusiasta e inocente cerebro infantil era tan mágica y sofisticada como lo último de Bang & Olufsen.

Esa radio fue mi compinche en múltiples proyectos, tareas y juegos. Grabar temas de la radio, hacer radioteatros, escuchar Radio Moscú y otros sonidos extraterrenos vía onda corta en las gélidas noches del Cajón del Maipo... La Samsung tenía una gracia: si presionabas el botón de play hasta la mitad, la reproducción se aceleraba y podía escuchar a los hermanos Jackson cantando como Alvin y sus hermanos. Y como la maña también funcionaba al grabar, me escuchaba después a mí mismo hablando como Jabba el Hutt.

Como a mediados de los ochenta las radios con doble casetera no eran masivas, tenía que hacer unas verdaderas obras de ingeniería electrónica para copiar cassettes. Conectaba la salida de audífono de mi Samsung a la entrada auxiliar del muy setentero equipo Blaupunkt de mi papá y tenía que estar constantemente pendiente de nivelar los volúmenes y los niveles de grabación. Ahí supe lo que era "audio saturado". Usaba la misma técnica para grabar temas de programas de televisión (desde chico he sido fanático de la música de películas), pero cambiando la Samsung por la tele Antú blanco y negro de mi pieza y estando muy alerta a cuando los temas empezaban y terminaban. Al principio era entretenidísimo y hasta vanguardista, pero dejé de hacerlo porque terminó siendo demasiado engorroso y porque como la Samsung y la Antú eran mono, la grabación se hacía por una sola pista. O sea, todo se escuchaba por un solo parlante.

En la era del cassette aprendí muchas cosas, como que los más rascas eran los Sony, los Maxell eran promedio y los mejores eran los TDK; creé una técnica para dejar en blanco cintas usadas y así tenerlas listas para grabar más música; volteaba las cintas para buscar mensajes satánicos (sí, también lo hice con Xuxa); me diseñaba mis propias etiquetas y carátulas; me di cuenta de que para reemplazar una lengüeta que se había sacado para impedir la grabación era mucho mejor usar cinta adhesiva que un papel doblado; supe que la forma más rasca de escribir el nombre del artefacto era "caset", y pensé que un cassette gringo supuestamente era más top porque los nombres de las canciones venían impresos en la carcasa en vez de venir en una etiqueta pegada.

Y todo mejoró cuando la Samsung fue reemplazada en 1989 por una Moving Sound de Philips amarilla con doble casetera. De ahí no paré más. La magia de la doble casetera me permitía armar medleys con calidad (supuestamente) profesional, podía dejar grabando horas enteras de las radios Galaxia, Carolina, Concierto y Tiempo para después limpiar y ordenar a mi pinta las canciones que me gustaban. El mismo año llegó el primer walkman a la casa y se transformó en mi mejor amigo durante el viaje de estudios del colegio.

Y entonces apareció el compact disc.

Durante los dos primeros años de los 90 viví en la transición del análogo al digital, años en que alcancé a grabar los dos primeros Greatest Hits de Queen y el Past to Present de Toto en cassette de cromo. Y luego se acabaron las tardes de vigilia junto al parlante para esperar y grabar el tema de Cóctel, o el último de Debbie Gibson. Me volví repentinamente más refinado y encontré rasca e incómodo escuchar un cassette cuando podía tener la posibilidad (especialmente luego de que mi papá comprara el primer equipo con CD de la casa) de oír mi música favorita en el orden que quisiera y en la mejor calidad de audio. Recibía mejor mesada y ya podía comprar los discos en vez de pedirlos prestados y pasarlos a cassette. La tecnología de la cinta sirvió desde entonces sólo para grabar música para escuchar en el auto o para los trabajos de Periodismo en la universidad.

La Moving Sound ahora ameniza la cocina de la casa de una tía en San José de Maipo y está llena de choclo molido y reseco de cuando hacen humitas. La Samsung se la robaron. El walkman se cayó al suelo en la calle y murió. Y mis cassettes están juntando polvo en un par de cajas en la bodega de mi departamento. Todos, incluyendo algunas joyas y rarezas como el Victory de The Jacksons, el único álbum de QEP y un compilado casero donde Julián García Reyes menciona mi nombre al presentar "I’ve got my mind set on you".

Y ahora veo que el cassette es un símbolo generacional. Yo también usé un lápiz Bic para rebobinarlos, tal como en el comercial del pisco ése y en la presentación de Los Treinta (porque el Bic era el único que servía, tenía el tamaño exacto). Y de repente me siento tan viejo.

Pero no me voy a deshacer de mis cassettes. Soy nostálgico y además cachurero. Que sigan arrumbándose en la bodega, porque algún día mis hijos, nietos o sobrinos los van a descubrir y se van a maravillar de esas reliquias, tal como yo lo hice cuando encontré la colección de vinilos de mi papá, quien, por supuesto, nunca los quiso botar.
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martes, junio 07, 2005

Sr. Spock, saque la basura

Hoy salió esta noticia en La Tercera, sobre que los astronautas tienen que llevar a la Tierra una tonelada de basura de la Estación Espacial Internacional.

No sé, pienso yo, ¿no será mejor tirarla por ahí en el espacio o lanzarla hacia el sol onda Superman? O sea, hay un espacio infinito allá afuera para dejar mugres y no necesitamos que este planeta reciba más basura, menos aún si fue generada afuera. ¿O estoy siendo poco cósmicamente ecológico?
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sábado, junio 04, 2005

Testigo clave

Testigo recibido de: Ale Martenot.

Tamaño total de los archivos de música en mi PC: 1,62 Gb, equivalentes a 513 archivos, que a su vez dan 29 horas y 49 minutos de música contínua.

Último disco que me compré: La banda sonora de La Venganza de los Sith.

Canción que estoy escuchando ahora: Un remix onda disco de "Black eyed boy", de Texas.

Cinco canciones que escucho un montón o que tienen algún significado para mí:
1. Queen: "Somebody to love".
2. The Beatles: "Nowhere man".
3. Shadowy Men on a Shadowy Planet: "Who painted Whistler's Mother?".
4. Rush: "Time stand still".
5. Thompson Twins: "Sugar daddy".

Cinco personas a las que les paso el testigo:
1. Kike
2. JP
3. Brinck
4. JUgarte
5. Meyer

Otros blogs por donde ha pasado este meme: Stark, Distémper, Engelvonjuni, Acuarela y otros más que no conozco.
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